¿Realmente nació Jesús el 25 de diciembre y por qué celebramos la Navidad en esa fecha?

El 25 de diciembre es una de las fechas más importantes en el mundo cristiano ya que es el día en que se celebra el nacimiento de Jesús.

Pero ¿realmente nació en esa fecha?

Lo primero que hay que destacar es que la poca información que tenemos procede únicamente de dos textos: los evangelios de Mateo y Lucas que se cree fueron escritos entre los años 80s y 90s del siglo I de nuestra era, es decir más o menos, cincuenta años después de la muerte de Jesús y ochenta de las narraciones sobre su nacimiento.

En relación con la fecha exacta, algunos cálculos basados en los evangelios sitúan el nacimiento en el mes de septiembre antes de la llegada del crudo invierno que es cuando “los pastores cuidaban los rebaños al aire libre” y el clima permitía la movilidad de las familias durante el censo, esto habría sido muy difícil de realizar si hubiera ocurrido en diciembre, señalan algunos textos.

Por otra parte, diversos estudiosos han apuntado a que ciertos hechos del relato no coinciden con el tiempo histórico, como que Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande y del censo realizado por Quirino.

Fiestas paganas: las saturnales

Dado que los evangelios no fijan una fecha exacta, el establecimiento del 25 de diciembre ha despertado innumerables discusiones entre los expertos. Algunos defienden la tesis de que la Navidad se deriva de las fiestas romanas paganas anteriores al surgimiento del cristianismo y por el otro lado, otros opinan que fue la Navidad cristiana la que hizo surgir esas festividades.

Lo que sí parece cierto es que la fecha exacta del nacimiento de Jesús no preocupaba a los primeros cristianos de los siglos I y II de nuestra era y su establecimiento se debió más a razones políticas que religiosas.

En la Roma antigua existían dos importantes celebraciones en las últimas semanas del año. Las Saturnales (Saturnalia) se realizaban en honor al dios Saturno, protector de la siembra y coincidía con el solsticio de invierno.

Durante varios días había banquetes públicos, fiestas, se adornaban las casas, se intercambiaban regalos y “se daba cierta permisividad moral, hasta el punto de que amos y esclavos llegaban a intercambiar sus papeles y obligaciones durante estas fechas”.

La fiesta culminaba el 25 de diciembre con la celebración del nacimiento del sol invicto (Natalis Solis Invictus), la adoración al dios Mitra, que indicaba que nacía un nuevo sol que vencía a la oscuridad y que a partir de ese momento los días iban a hacerse más largos.

Estas fiestas tenían un fuerte arraigo popular por lo que no sería conveniente suprimirlas una vez convertido del imperio al cristianismo.

Fue así como el papaJulio I solicita en el año 350 que el nacimiento de Jesús se celebrara el 25 de diciembre para ayudar en el proceso de cristianización de los romanos y finalmente el papa Liberio lo oficializa en el 354.

Poco a poco va siendo aceptado en varios lugares con festividades solares ya que ¿qué mejor fecha para conmemorar el nacimiento del “verdadero sol”, que según los cristianos era Jesús, que la ya existente del sol invicto?

Es así como la imposición de las nuevas festividades cristinas sobre las tradicionales fiestas paganas ayudó a aceptar de mejor grado la nueva religión sin la sensación de pérdida de costumbres muy arraigadas.

Navidad ortodoxa

Las iglesias orientales por no aceptar el calendario propuesto por el papa Gregorio XIII en 1582 aún usan el calendario juliano y por lo tanto la Navidad la celebran el 7 de enero.

Mientras que la iglesia apostólica armenia y la ortodoxa de Jerusalén, en cambio, la celebra el 6 de enero, junto con la Epifanía, y el día de Reyes en la mayoría de las iglesias.

Es por esto que en Belén, ciudad de nacimiento de Jesucristo según los evangelios canónicos, la Navidad se celebra dos veces, pues la Basílica de la Natividad es administrada conjuntamente por la iglesia Católica que celebra la Navidad el 25 de diciembre y y por la iglesia Ortodoxa de Jerusalén que la celebra el 6 de enero.

En esa iglesia hay una caverna subterránea con un altar sobre el lugar en el que según la tradición nació Jesús. El punto exacto está marcado por un agujero en medio de una estrella de plata de 14 puntas rodeada por lámparas de plata.