De Palmira a Mosul, un paseo digital sin las huellas de la guerra
Visitar la antigua Palmira antes de ser invadida por el Estado Islámico (EI) o recorrer las calles de Alepo y Mosul sin las huellas de la guerra son algunas de las experiencias que propone el Instituto del Mundo Árabe de París, gracias a reconstrucciones digitales de esas ciudades.
La exposición "Cités Millenaires", que mañana abre al público, hace renacer las ciudades sirias de Palmira y Alepo, la iraquí Mosul y la libia Leptis Magna, que comparten una historia de esplendor durante la Antigüedad que contrasta dolorosamente con su contexto geopolítico contemporáneo.
"El objetivo es sensibilizar al gran público acerca del patrimonio árabe que se encuentra en peligro", asegura a Efe Nala Aloudat, una de las comisarias de la exposición.
Alepo y Mosul, así como sus poblaciones, han sido de las que más han sufrido los conflictos de la región, iniciados hace más de ocho años, mientras que la herida de la antigua Palmira, destruida parcialmente por el EI, todavía duele en el imaginario colectivo.
Leptis Magna es la única que ha quedado a salvo de la destrucción, aunque se encuentra permanentemente amenazada por la guerra civil de Libia.
A través de una decena de vídeos realizados con técnicas punteras de digitalización, la muestra ofrece un viaje al corazón de las joyas arquitectónicas más representativas de estas ciudades, testimonios de la riqueza y la multiculturalidad de Oriente Próximo.
Uno de los retos de la exposición es señalar la importancia del patrimonio árabe, conectando la nostalgia por su solemne pasado con la necesidad actual de preservación.
Pero el visitante no solo es observador, sino que también se convierte en actor. Con un casco de realidad virtual tiene la posibilidad de trasladarse a sitios que ahora son poco o nada accesibles, e incluso escuchar sus sonidos.
En un perímetro de 9 metros cuadrados, puede viajar virtualmente a Mosul para explorar las galerías subterráneas de Nabi Yunes, visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Hora o rememorar la mezquita de Al Nouri, demolida por el EI en 2017.
"La idea era mostrar la destrucción, pero también evocar la grandeza de antaño de estos lugares", explica Aloudat. "No queríamos deslumbrar al espectador solo por la tecnología, sino que la tecnología llevara un mensaje", precisa.
La muestra también cuenta con documentos e imágenes de archivo, además de testimonios recogidos en el terreno de ciudadanos para subrayar cómo se vive en primera persona la destrucción de bienes culturales nacionales.
Se trata de la primera vez que el Instituto del Mundo Árabe de París se atreve con una exposición sin obras de arte, y no descarta volver a hacerlo para "mostrar lugares muy vastos o evocar otros que no existen", según la comisaria.
Por medio de la reconstrucción en 3D, en colaboración con el gigante francés de los videojuegos Ubisoft y la startup Iconem, la entidad pretende atraer a un público más amplio, no necesariamente familiarizado con el arte, para sensibilizarlo acerca de la importancia de preservar el patrimonio.
Las nuevas tecnologías, además de actuar como polo de atracción, también se han convertido en los últimos años en una herramienta de trabajo para la reconstrucción arquitectónica.
"Permiten no solo corregir los daños sufridos, sino también analizar cómo se puede restaurar un patrimonio gracias a imágenes del pasado", asegura Aloudat.
Cuando la reconstrucción es imposible por el grado de devastación la tecnología puede incluso sustituirla.
"Cuando hablamos de lugares como Palmira, en que la destrucción ha pasado a formar parte de su historia, quizás es conveniente que permanezcan como están y crear al lado un museo para mostrar digitalmente cómo eran antes", expone la comisaria.
La muestra, concebida también como un reconocimiento a la resiliencia de estos lugares y como una respuesta estética a su fragilidad y destrucción, podrá visitarse hasta el 10 de febrero.