La casa de verano de Joan Miró abre sus puertas como 'la catedral de la obra mironiana'
El Mas Miró en Mont-roig del Camp (noreste de España), la casa de verano del pintor Joan Miró que el artista inmortalizó en el cuadro "La masía", abre mañana sus puertas al público convertido en museo, "la catedral de la obra mironiana", dijo hoy su nieto, Joan Punyet Miró.
La inauguración de mañana, coincidiendo con el 125 aniversario del nacimiento de Miró, pone fin a la primera fase de las obras de rehabilitación de la masía y completa el triángulo mironiano, Barcelona-Palma-Mont-roig, dijo la directora de la Fundación Mas Miró, Elena Juncosa.
El artista ya explicaba que toda su obra era "concebida" en Mont-roig y la masía, por la que Miró pasó cada verano desde 1911 hasta 1976, con la excepción de los años de la Guerra Civil española, y que se convirtió en su estudio y fuente de inspiración.
La directora plantea esta inauguración como "el punto de partida de un proyecto a largo plazo, distribuido en fases, que pone en valor el paisaje que da sentido a su obra en el mismo espacio donde Miró decidió que quería dedicarse a la pintura".
Además de poder visitar una parte de la casa, se podrá contemplar el estudio que Miró se hizo construir en 1949, donde trabajó hasta 1976, especialmente la escultura. "El estudio es como un viaje en el tiempo, pues se muestra tal como lo dejó mi abuelo en septiembre de 1976", explicó Punyet.
Una gran mesa con los colores habituales de los cuadros mironianos acoge tubos de pintura, pinceles, la esponja, y múltiples objetos, como trozos de tronco, ánforas, muñecas, que Miró recuperaba para sus obras volumétricas. Está presidido por dos retratos de Picasso, "su amigo durante cincuenta años, que cuando llegó a París le dio un consejo que siempre siguió: no has de ser impaciente, has de esperar", recordó.
Punyet subrayó el acontecimiento que supone la apertura del Mas Miró por que "no sólo inspiró el famoso cuadro 'La masía', hoy en la National Gallery of Art de Washington, que fue comprado en París por Ernest Hemingway, sino porque de artistas de vanguardia apenas se conservan sus estudios: ninguno en el caso de Picasso y sólo uno de Dalí, en Portlligat".
"Para Miró estar en Mont-roig era -según su nieto- un ejercicio de introspección tras el contacto directo con la tierra y, de hecho, cuando marchaba a París siempre llevaba consigo una algarroba para recordar la tierra de sus orígenes".
Frente a la masía se encuentra el jardín, que todavía conserva parte de la vegetación, entre la que destacan los majestuosos eucaliptos, así como la glorieta, donde Miró, aprovechando la sombra, pintaba sobre su caballete.
En la finca se ha restituido el cultivo original con una huerta ecológica en la que se han plantado almendros, además de hortalizas de temporada.