El dilema post-Dylan del Premio Nobel de Literatura
¿A quién le darán el Nobel de Literatura, después de a Bob Dylan? Aunque a la Academia Sueca le gusta sorprender al mundo con su elección para este galardón, este año, preocupada por su reputación, parece dispuesta a optar por un fallo más tradicional.
Tanto en los cenáculos críticos como en los cafés no se oye otra cosa, para suceder al trovador de Minnesota, cuyo premio en 2016 le costó duras críticas a los guardianes del templo Nobel, se optará por una elección de consenso, que se hará pública el jueves.
"La Academia es en realidad una sociedad muy discreta y no debemos esperar nada sensacional" este año, considera Clemens Poellinger, crítico literario del diario Svenska Dagbladet.
Tras Gao Xingjian en 2000 y Mo Yan en 2012, un escritor en lengua china, Yan Lianke -laureado con el premio Franz Kafka en 2014, como otros Nobel (Elfriede Jelinek) o nobeles en potencia (Philip Roth, Amos Oz, Haruki Murakami, Claudio Magris)- se perfila como favorito.
En una lista tan larga como incierta, figuran nombres recurrentes, como los del keniano Ngugi wa Thiong'o, la canadiense Margaret Atwood, el francolibanés de origen sirio Adonis o el mencionado Magris, italiano.
El lauro de Dylan, que tardó varias semanas en reaccionar y que no acudió a la ceremonia de entrega de premios, hizo correr ríos de tinta, por lo que los 18 académicos este año probablemente se decanten por un literato más ortodoxo.
"Lo que pasó el año pasado fue verdaderamente particular. Creo que este año tendremos un novelista o un ensayista hombre, oriundo de Europa. Exactamente lo contrario de Bob Dylan", vaticina Björn Wiman, director de las páginas de cultura del diario Dagens Nyheter.
El portugués Antonio Lobo Antunes y el albanés Ismail Kadaré tendrían muchas posibilidades, según él: "podríamos decir que 'por supuesto, merecían el premio, no hay nada que objetar'".
Aún así, el premio también podría acabar en manos de Atwood, cuya novela "El cuento de la criada" fue adaptada con éxito para la televisión; o de Ngugi wa Thiong'o, favorito en las páginas de apuestas por internet.
Eso, claro está, si no acaban premiando a un perfecto desconocido.
Bola de cristal
Cada año, en febrero, la Academia establece una lista de todas las candidaturas presentadas por las personalidades habilitadas para ello (antiguos premiados, profesores, etc.) y en mayo la reduce a cinco nombres, que estudian durante el verano antes de decidirse.
Los círculos literarios suecos tratan, mal que bien, de estudiar minuciosamente las últimas tendencias, con el fin de esbozar el perfil del potencial ganador.
Conforme al espíritu del testamento que dejó Alfred Nobel, "tiene que ser alguien que trate sobre cuestiones universales, alguien que nos haga reflexionar sobre nosotros", indica la editora Elisabeth Grate.
Dicho de otro modo: el sexo del laureado. De los 113 premiados hasta ahora, solo 14 fueron mujeres. Pero para Björn Wiman, eso no significa necesariamente que este año el premio lleve nombre de mujer. La Academia Sueca no se cansa de repetir que no tiene en cuenta ni los orígenes ni el sexo a la hora de atribuir el galardón.
"Apuesto por un hombre de entre 70 y 80 años, escritor de numerosas novelas", profetiza Clemens Poellinger.
En la gran librería Hedengrens de Estocolmo, el propietario, Nicklas Björkholm, destaca las obras de potenciales premiados, como el español Javier Marías, los estadounidenses Joan Didion o Don DeLillo, la polaca Olga Tokarczuk o el israelí David Grossmann.
Su favorito es el poeta coreano Ko Un pues, asegura, "ha llegado el momento [de premiar] a alguien no anglófono y asiático".
Cada crítico tiene su favorito y cada Nobel su mordaz detractor. Llegados a este punto, ¿por qué no fiarse de los astros? ¿de las cartas? ¿de las bolas de cristal?
El tarot de Zanna, una echadora de cartas consultada por la AFP, saca a relucir el nombre de Yan Lianke. "¡Está claro, todo encaja!", exclama.