La cultura, una de las principales víctimas del reconfinamiento en Francia
El importante sector francés de la cultura afronta el nuevo confinamiento nacional con la moral por los suelos, con salas de cine y espectáculos que no ven la luz al final del túnel mientras el sector editorial lucha para que las librerías sean consideradas comercios esenciales y puedan reabrir.
Este viernes, uno de los rostros más conocidos del mundo de las letras en Francia, el crítico literario y periodista François Busnel, pareja de la escritora Delphine de Vigan, ha iniciado una campaña en redes para pedir al presidente, Emmanuel Macron, que mantenga las librerías abiertas.
"Abrir las librerías no es hacer una excepción, es una norma: el combate contra el oscurantismo que nos amenaza pasa por la lectura", escribió el autor en su cuenta de Instagram.
En internet, el Sindicato Nacional de Edición, el Sindicato de Libreros Franceses y el Consejo Permanente de Escritores reclaman al Gobierno en redes su apertura para "que el confinamiento social no sea también un aislamiento cultural" y han lanzado ya recogida de firmas de apoyo.
Las reivindicaciones llegan después de que la ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, confirmara el jueves que las librerías no entrarían entre los comercios esenciales, aunque se les permitirá organizar servicios de entrega a domicilio o puntos de recogida en tiendas, medidas que ya están poniendo en marcha numerosos comerciantes.
Premios aplazados hasta que reabran las librerías
En solidaridad con el gremio, el jurado del premio más importante de las letras francesas, el Goncourt, indicó que pospondrá su entrega hasta que reabran las librerías.
El reconocimiento concede a su ganador un premio simbólico de un euro pero le asegura unas ventas de cientos de miles de ejemplares y un foco mediático que asegura su traducción a numerosas lenguas.
También se han pospuesto otros premios literarios relevantes como el Interallié y el de la Academia Francesa.
"El Goncourt se anunciará cuando reabran las librerías, de otra manera no tendría sentido", dijo a EFE la escritora Camille Laurens, miembro de la Academia del Goncourt, que aboga también porque estos comercios sean considerados esenciales.
"Creo que son un comercio esencial y más aún cuando todo el sector cultural está devastado en este momento y no podrá haber ni cine, ni teatro, ni música, ni galerías. ¿Qué queda? La lectura. Poder ir a comprar un libro, volver a casa para leer es alimentar el espíritu. Significa evadirse y seguir reflexionando", añadió.
A esta petición se han sumado, entre otros, el expresidente François Hollande, quien ha defendido en la emisora Europe 1 la reapertura de librerías y bibliotecas.
El Gobierno ha indicado que en quince días hará un nuevo balance de la situación epidémica y, si la cosa mejora, ampliará el número de comercios abiertos durante el confinamiento, fijado hasta el 1 de diciembre.
La rápida y violenta expansión del virus en Francia en esta segunda ola está dejando decenas de miles de nuevos contagios confirmados diarios, algún día incluso más de 50.000, y más de 200 fallecimientos al día desde hace casi una semana, con lo que el número de fallecidos sube ya a más de 36.000.
Cines y espectáculos desesperados
Al lamento del sector editorial se une la desesperación de los cines y espectáculos en directo, uno de los que más tardó en reabrir tras el primer confinamiento pues estuvieron cerrados desde mediados de marzo y hasta principios de verano. Ahora vuelven a verse en un callejón sin salida.
Si el toque de queda que empezó a imponerse por ciudades a finales de septiembre les afectó, este nuevo confinamiento les impide tener una idea de cuándo podrán volver a abrir.
"Estamos al fondo del pozo. Sobre todo para las películas que salieron este miércoles y que debían salir el que viene y cuyos gastos de marketing ya se han pagado. Meses de trabajo para nosotros, distribuidores, arruinados tras este anuncio", lamentó en el diario Libération Éric Lagesse, copresidente del sindicato de distribuidores independientes europeos.
La delegada de la Unión de Productores del Cine, Valérie Lépine-Karnik, lamentaba en estas mismas páginas que Macron ni siquiera mencionara al sector durante sus anuncios el pasado miércoles y que el dispositivo se impuso cuando acaban de arrancar su plan de adaptación para frenar el impacto del toque de queda.
La ministra de Cultura, que hace poco más de una semana anunciaba un plan de ayuda a los espectáculos de 115 millones de euros, reconoció este jueves el golpe que supone para la cultura este nuevo cierre "después de los esfuerzos realizados".
A la espera de nuevos anuncios concretos, el sector cuenta, como el resto de empresas de Francia, con una parte del plan de ayudas del Gobierno, valorado en 15.000 millones de euros, con cobertura para el paro parcial, exoneración de cotizaciones o ayudas al alquiler, entre otras medidas.