Catrinas vs Halloween, al rescate de las tradiciones mexicanas en el Día de Muertos
Se acerca el 2 de noviembre, cuando los mexicanos recuerdan a sus muertos, y las calles de la capital se inundan los fines de semana de Catrinas, elegantes personajes con rostro de calavera inspirados en un grabado de principios del siglo XX que era utilizado como denuncia.
La AFP captó imágenes de algunos de los miles que se vistieron para un desfile con prendas estrafalarias para que luego sus rostros se transformaran en esqueletos de sofisticados diseños en manos de expertos del body paint.
Jessica Esquivias, promotora de este desfile, posó vestida de negro, con un recargado adorno de flores sobre un elaborado peinado y el cuello con un grueso collar de perlas. Su rostro destaca por una gran dentadura y enormes ojos.
El pasado fin de semana se realizó el primero de distintos desfiles por el Día de Muertos programados en la capital y otros puntos del país.
Fue el quinto año en que se realiza este recorrido, que busca recuperar las tradiciones mexicanas, que se han visto invadidas por las fiestas de Halloween estadounidenses.
El desfile fue lanzado cuando sus promotores se dieron cuenta de que en el mercado dominaban los disfraces de brujas, monstruos y vampiros. Convocaron a expertos en body paint para que adornaran los rostros de los entusiastas participantes a un precio económico.
Jossy Javier acudió con su cabello suelto, un vestido negro pegado al cuerpo, cruzado con una banda como de reina de belleza, su rostro en tonos blanco y su cabeza coronado por un arreglo floral de gran altura.
También destacaba Donovan Sánchez, un hombre muy alto, musculoso y con tatuajes. Adornó su cabeza con un tocado de plumas en distintos azules, haciendo juego con el tono de su rostro pintado.
La alemana Anna Miller, quien emigró para vivir con su novio mexicano, optó por un estilo más sobrio, peinando su cabello al estilo de la famosa pintora mexicana Frida Kahlo.
La Catrina es un grabado del artista mexicano José Guadalupe Posada, quien solía dibujarla en diarios mexicanos como forma de denuncia política y social en el México de principios del siglo XX gobernado por Porfirio Díaz, amante de los lujos y que fue derrocado por la Revolución de 1910.
La Catrina en realidad fue bautizada por Posada como "La Calavera garbanzera", en alusión a vendedores de garbanzo que aparentaban ser ricos y de origen europeos para ocultar, avergonzados, su origen indígenas y su pobreza.
La imagen se ha convertido en parte de distintas expresiones mexicanas, desde artesanías hasta murales de Diego Rivera, uno de los artistas más reconocidos de México.