Tras la condena de Cosby, el movimiento #MeToo espera más
¿La condena de Bill Cosby por agresión sexual preanuncia las de otros hombres poderosos acusados de delitos similares? Esta es la esperanza de los defensores de las víctimas tras el veredicto de culpabilidad del legendario actor, aunque nada permite afirmarlo.
"Hay una increíble toma de conciencia sobre la manera en que estos delitos han sido ocultados desde hace años", estimó el fiscal Kevin Steele, que logró la condena de este ícono de la televisión estadounidense seis meses después del inicio del movimiento #MeToo.
"A todas las mujeres que se levantan y cuentan su verdad, yo, nosotros, las apoyamos y las alentamos a continuar", dijo el fiscal.
La condena de Cosby es "una advertencia para los depredadores sexuales en todas partes", estimó la organización feminista estadounidense NOW.
Es "un recordatorio poderoso de que la influencia y el poder deben estar acompañados de importantes responsabilidades", declaró por su lado el actor y creador de 'sitcoms' Seth MacFarlane.
"Las víctimas de Bill Cosby pueden ahora respirar aliviadas. Gracias al juez y al jurado. Gracias a la sociedad por despertarse", tuiteó Rose McGowan, una de las primeras actrices que reveló en octubre los presuntos abusos sexuales del poderoso productor de cine Harvey Weinstein.
Pocas acusaciones
Aunque muchos hombres poderosos han sido señalados de acoso, agresión sexual o violación, pocos han sido formalmente inculpados ante la justicia penal. Sin embargo, la explosión de denuncias generadas por el movimiento #MeToo multiplicó las investigaciones.
Harvey Weinstein es el caso más flagrante: acusado de agresiones sexuales por más de un centenar de mujeres desde octubre, es investigado por las policías de Los Ángeles, Nueva York y Londres, pero hasta el día de hoy no es blanco de ninguna acusación.
Su abogado, Ben Brafman, asegura que todas sus relaciones sexuales fueron consentidas. Pero la presión sobre el fiscal de Manhattan no deja de subir. Acaba de designar al frente del dossier a una veterana investigadora, Joan Illuzzi, conocida por su determinación.
Muchas celebridades de distintos sectores fueron denunciadas por acoso sexual en estos últimos meses: del actor Kevin Spacey, objeto de varias investigaciones, al director de orquesta de la Metropolitan Opera James Levine, pasando por el fotógrafo estrella Terry Richardson, el periodista Charlie Rose o el chef Mario Batali.
Casi todas estas personalidades se han visto obligadas a renunciar a sus empleos o a alejarse de la esfera pública. Pero ninguno ha sido acusado por ahora.
Y cuando hay una demanda, la falta de pruebas físicas, como en el caso de Cosby, y un procedimiento judicial aún centrado en los testimonios contradictorios del acusado y de su acusadora frenan un proceso.
Varios analistas subrayan que en el caso Cosby, la decisión del juez de autorizar el testimonio de otras cinco mujeres, además de la acusadora, pesó inevitablemente sobre el fallo.
Con certeza, el #MeToo reveló que "abusos de poder como estos están omnipresentes", pero "el proceso Cosby subraya una triste verdad: la voz de una sola mujer es muchas veces insuficiente", comentó el diario Philadelphia Inquirer.
"Siempre dudas"
Si bien el veredicto de culpable para Cosby y el clima generado por el #MeToo pueden alentar a algunas víctimas, "siempre habrá dudas sobre salir del silencio y tal vez un sentimiento de vergüenza", explica Julie Rendelman, abogada neoyorquina que trabajó en varios casos de agresiones sexuales.
Estos dossiers "nunca son fáciles para la acusación", dijo. "Cuando hay una denuncia, los fiscales tienen la obligación de investigar para verificar que se ha cometido un delito".
Entre las demandas más famosas abandonadas en el pasado figura la del exdirector general del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, acusado de la violación de la mucama de un hotel de Nueva York en 2011, pero finalmente exonerado luego de que la presunta víctima se contradijera en sus declaraciones a los investigadores.
Dylan Farrow, hija adoptiva de Mia Farrow, excompañera de Woody Allen, volvió a lanzar recientemente la acusación de que el famoso cineasta habría abusado sexualmente de ella cuando era niña. Pero su dossier fue cerrado hace años por los investigadores que no consiguieron probar las denuncias.
En este contexto, las penas de prisión firmes tienen el efecto de un terremoto. Por ejemplo, la del médico deportivo estadounidense Larry Nassar, condenado en febrero a una pena de 40 a 125 años de cárcel por haber abusado al menos de 265 gimnastas.
Cosby, de 80 años, puede ser condenado a un máximo de 30 años de prisión. Su abogado ha prometido apelar, y el juez puede permitirle la libertad bajo fianza hasta que culmine ese proceso.