¿Qué colores usan las personas falsas? La psicología revela secretos incómodos

Psicología

Los colores no mienten: lo que revelan sobre las personas hipócritas, según los expertos.

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El vínculo entre los colores y las emociones humanas no es solo cultural, sino también biológico y simbólico. / IA - META

La psicología del color ha despertado un interés creciente no solo por su uso en el arte, el diseño y la publicidad, sino también por su capacidad para reflejar rasgos profundos de la personalidad. Entre las conductas humanas más controvertidas está la hipocresía: actuar en discordancia con lo que se piensa, generalmente para obtener aprobación o encubrir la propia verdad. Y aunque pueda parecer sorprendente, ciertas tonalidades pueden revelar más de lo que muchos quisieran admitir.

“El hipócrita quiere parecer lo que no es”, escribió Francisco de Quevedo. Esa frase, que resume siglos de observación humana, sigue vigente. Hoy, la psicología no considera la hipocresía una patología, sino una estrategia social aceptada y hasta reforzada en muchos entornos. Como explica la psicóloga Martha Guerri, de la Clínica Fertty, este comportamiento surge a veces por deseo de evitar el conflicto, pero se convierte en un problema cuando responde a intereses personales o a la comodidad. Ahí es donde, según expertos, los colores elegidos, consciente o inconscientemente, pueden servir de espejo emocional.

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A continuación, exploramos los colores más comúnmente asociados con actitudes hipócritas y lo que revela cada uno sobre quienes los prefieren.

Amarillo

Aunque muchos lo relacionan con la felicidad, el amarillo es uno de los colores más ambiguos en su simbolismo. Representa, por un lado, la creatividad, la calidez y el optimismo; pero al mismo tiempo ha sido históricamente vinculado con la falsedad, la arrogancia y la superficialidad.

Así lo sostiene el académico José Ángel Saavedra, de la Escuela Británica de Artes Creativas y Tecnología, quien advierte que el amarillo puede transmitir una alegría fingida o una imagen artificial. Además, desde una perspectiva cultural, este color ha estado relacionado con la mentira, los celos y la traición, todos ellos conceptos que orbitan alrededor de la hipocresía.

Desde España, un análisis de L’Escola d’Art i Superior de Disseny refuerza esta idea al señalar que, aunque el amarillo está asociado con el poder adquisitivo y la energía solar, una exposición excesiva a este color puede generar irritabilidad e incomodidad, como si su brillo exagerado terminara siendo una alarma emocional.

Verde

El verde suele proyectar serenidad, frescura, salud y esperanza. Pero, como señala el psicólogo Óscar Castillero Mimenza, también carga con significados oscuros: envidia, manipulación y desconfianza. Es un color que, en sus versiones más oscuras, puede transmitir incluso sensaciones de horror o muerte, sobre todo cuando se combina con el negro.

Esta dualidad lo vuelve una elección llamativa para personas que quieren proyectar una imagen de equilibrio emocional, pero que esconden tensiones internas. En el contexto de la hipocresía, puede interpretarse como un intento de transmitir calma o bondad mientras se mantienen intenciones ocultas.

El investigador Fernando Restrepo Betancur, en su estudio sobre preferencias cromáticas en universitarios de Medellín, observó que el verde es más común entre los hombres, lo que podría apuntar a construcciones culturales sobre masculinidad asociadas con la contención emocional y la racionalidad, pero que a veces ocultan conductas más manipuladoras o reactivas.

El vínculo entre los colores y las emociones humanas no es solo cultural, sino también biológico y simbólico. El psicólogo Julio Santiago, de la Universidad de Granada, ha descrito cómo los colores evocan respuestas automáticas en el cerebro. Por ejemplo, el rojo suele asociarse con la sangre y la alerta; el rosa, con la feminidad; el amarillo, con la prensa sensacionalista; y el verde oscuro, con el peligro o la toxicidad emocional.

En palabras del psiquiatra Carl Jung, los colores son “la lengua madre del subconsciente”. En su obra Simbología del Espíritu, Jung argumentó que todos los seres humanos responden de manera similar a los estímulos cromáticos, y que estos influyen en cómo sentimos, reaccionamos e interpretamos nuestro entorno.

La socióloga y psicóloga alemana Eva Heller también exploró esta conexión en su obra La psicología del color, donde afirmó: “Quien no sabe nada sobre los efectos universales y el simbolismo de los colores, jamás podrá emplearlos adecuadamente”. Según Heller, cada color posee significados profundos que no solo enriquecen nuestro entorno estético, sino que también permiten comprender mejor los comportamientos sociales y las máscaras que usamos.

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