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Este es el único lugar en el mundo donde sus habitantes tienen 'prohibido' morirse ¿Cuál es la razón?

En Longyearbyen, una ciudad situada entre el Polo Norte y Noruega , hace tanto frío que los cuerpos no se descomponen.

Imagen con fines ilustrativos
Imagen con fines ilustrativos / Pexels Orlovamaria

Existe un lugar en el mundo que, aunque es hermoso como una postal y habitado por más de 2 mil personas, tiene una estricta medida que no se puede romper: nadie puede morir allí.

Se trata de Longyearbyen, una ciudad que es la capital del archipiélago de Svalbard y situada entre el Polo Norte y Noruega en la que habita una población aproximada de 2.300 personas. Allí el sol no aparece durante varios meses y reina un frío de película. Las características de esta ciudad hicieron que se emitiera una ley desde 1950 indicando que en la zona no puedan enterrarse los fallecidos, debido al descubrimiento de que los cuerpos enterrados en el cementerio local no se descomponen por el permafrost, que es una capa de suelo congelada.

La proliferación de un virus en un caso como estos pondría en riesgo al resto de ciudadanos dado que hay infecciones que sobreviven, aunque el clima esté congelado.

Por esta razón, si un habitante está en riesgo de muerte debe ser trasladado de manera inmediata para su correspondiente atención afuera del archipiélago, en donde si muere se procede a un entierro o a una cremación.

Cabe añadir que, durante el año 1998, expertos exhumaron cuerpos de marineros enterrados en el pueblo y encontraron cepas de la gripe española, una pandemia que asoló el mundo a principios del siglo XX.

La conservación de cuerpos en el hielo, como en el permafrost, se debe a las bajas temperaturas que ralentizan los procesos de descomposición.

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Las temperaturas extremadamente bajas del permafrost (suelo permanentemente congelado) frenan la actividad microbiana y enzimática, evitando la descomposición de los cuerpos.

El permafrost suele ser pobre en oxígeno, lo que también reduce la actividad de los microorganismos que descomponen el tejido orgánico. Algunos virus pueden sobrevivir en un estado latente durante largos períodos en el hielo. Las bajas temperaturas los mantienen inactivos, pero potencialmente viables.

Si el permafrost se descongela debido al cambio climático, estos virus pueden "revivir" y convertirse en una amenaza para la salud pública. Ejemplos de virus antiguos que se han encontrado en el permafrost incluyen el virus de la viruela y otros patógenos desconocidos.

Enterrar cuerpos en zonas con permafrost puede llevar a la preservación de patógenos peligrosos. Si estos cuerpos se descongelan en el futuro, los virus y bacterias pueden liberarse y causar brotes de enfermedades.

Las autoridades sanitarias recomiendan no enterrar cuerpos en permafrost para prevenir posibles riesgos biológicos y proteger la salud pública.

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