Coppola lamenta que el cine no pueda aún influir en los horrores del mundo
"Seguimos siendo unos pioneros del cine", afirmó hoy Francis Ford Coppola antes de lamentar que el cine no sea capaz aún de "milagros" como el de influir sobre los horrores del mundo. "Puede que un día el cine pueda conseguirlo, pero por ahora no".
En el discurso que pronunció en el Teatro Campoamor de Oviedo (norte de España) en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, en la que recibió de manos del rey Felipe VI el galardón de las Artes, Coppola señaló el de hoy como uno de los hitos de su carrera, junto a la Concha de Oro del Festival de San Sebastián en 1967, "y siempre en España".
Casi cincuenta años después aseguró sentirse "lleno de muchas de las mismas emociones y ambiciones que tenía entonces, con 28 años".
Ya entonces quería explorar los posibilidades del cine, "esa forma absolutamente mágica de literatura", a partir de las influencias del cine de Hollywood, "la forma de entretenimiento más influyente del mundo", a cargo de directores como William Wyler, Alfred Hitchcock, Billy Wilder o King Vidor.
Pero también inspirado, subrayó, por el "apasionante" cine de autor, más tendente a la literatura, que hacían autores europeos y japoneses como Ingmar Bergman, Akira Kurosawa, Federico Fellini, Roberto Rossellini o Luis Buñuel, "iluminando la vida contemporánea con autoría y arte y ampliando fronteras".
"Esta mezcla de los dos extremos de la propuesta de cine inspiró a toda mi generación e intentamos hacer las dos cosas. ¿Puede el arte también servir como entretenimiento, según la definición de estas dos corrientes? Nosotros sentíamos que sí, sin duda. Esto siempre ha sido el objetivo", señaló.
Para el autor de "El Padrino", toda arte interpretativa es una creación y un subproducto de la tecnología que ofrece ahora nuevas posibilidades que es necesario explorar y experimentar en las nuevas fronteras de la era de la información y cuyos resultados serán diferentes en el futuro a los de esta época sin dejar de ser una extensión de la literatura cinematográfica.
"Esta es la emoción verdadera de la especie humana", el que cada generación pueda llegar a cotas impensables y plantear "expresiones cinematográficas nuevas que ni siquiera podemos sospechar", apuntó el director de "Apocalypse now".
Pese al entusiasmo que ha experimentado en Asturias al acudir a recoger el galardón sobre la posibilidad de que un director pueda usar el cine para resolver los problemas del mundo, algo que también ocurre en la Italia de la que procede su familia, Coppola lamentó no ostentar ese poder.
Así, prefirió presentarse no tanto como Don Quijote sino como Sancho Panza al desear solo "no estar continuamente manteado y azotado" sino simplemente cuidar de su jumento "y quizá tener una buena comida".