'Stan & Ollie', un retrato íntimo de los genios de la comedia

El actor estadounidense John C. Reilly (L) y el actor británico Steve Coogan (R) hablan durante la proyección de la película "Stan & Ollie". / AFP
Afp
26 2018 - 06:46

Colgaron sus bombines hace mucho tiempo, pero Stan Laurel y Oliver Hardy siguen siendo el dúo cómico más emblemático del cine, con una química única que ahora es explorada en una nueva película, centrada en el complicado final de sus carreras.

"Stan y Ollie", que se estrena en Estados Unidos este viernes, aborda por primera vez a los genios de las payasadas, conocidos por películas como "Hijos del desierto" (1933) y "Allá en el lejano oeste" (1937).

Junto con Buster Keaton y Charlie Chaplin, Laurel y Hardy encarnaron los años dorados del cine mudo de finales de la década de 1920.

La aparición de "talkies" -películas habladas- los impulsó al estrellato mundial a mediados de los años treinta.

Pero en lugar de documentar la envergadura de su éxito, en "Stan y Ollie" el director Jon S. Baird presenta a dos héroes desgastados en busca de sus últimos hurras.

Laurel y Hardy pasaron la página de Hollywood en 1944, pero se aferraron, incluso a partir de 1953, a los teatros ingleses, ambos con más de 60 años.

No obstante, los aforos semivacíos causaron desilusión y tensión entre "El Gordo" y "El Flaco", como se les conoce en el mundo de habla hispana.

La sociedad única que formaron Laurel y Hardy tuvo que ser en parte imaginada, porque si bien existen escritos y testimonios, ninguno de los dos habló públicamente de ella.

"No se trataba de rehacer sus películas, porque ya existen" ni de explicar "nada de sus vidas que se puede encontrar en Wikipedia ahora mismo en el teléfono en diez segundos. Se trataba de cosas que nadie sabía, excepto ellos" dijo John C. Reilly, quien interpreta a Hardy, a principios de diciembre en una mesa redonda en Nueva York.

Química

Con una actuación muy convincente, Reilly y Steve Coogan le dan nueva vida al dúo: el británico Stan Laurel, un adicto al trabajo, y el estadounidense Oliver Hardy, un hedonista frustrado por su fornido físico.

La pareja estaba unida por su gusto desenfrenado por la comedia y también por las mujeres, con siete matrimonios entre ambos.

"La química es algo de lo que la gente habla como una lluvia misteriosa que caerá sobre unos pocos elegidos", explicó Reilly. "Pero realmente lo es, y Steve y yo la logramos de la misma manera que Laurel y Hardy, confiando el uno en el otro, descubriendo quién es él, estando allí para él, ayudándolo a recuperarse cuando está en el suelo".

"No quería que (la película) fuera una mancha en el recuerdo de Laurel y Hardy", enfatizó el actor. "Estas personas son muy importantes para mí y han influido mucho en mi sensibilidad estética".

"Para mí, el objetivo no era solo aparecer de manera favorable o hacer un buen trabajo como actor", insistió. "Lo hice por este hombre (...) Hicimos esta película en gran parte para rendir homenaje a los tipos que no recibieron en vida el reconocimiento que merecían".

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