La idealización de las narcoseries y su peligrosa influencia en la generación Z

Griselda Blanco

Retrato de Pablo Escobar
Retrato de Pablo Escobar / AFP

Las narcoseries, narconovelas o producciones audiovisuales sobre narcotráfico, que ha estado expuestas en la televisión y ahora, con el bum de la tecnología, al alcance de la mano a través de las plataformas digitales que se pueden descargar en un dispositivo móvil, han generado alarma entre los sociólogos, psicólogos e inclusive en los gobiernos, que han notado la necesidad imperativa de prestarle atención a los efectos negativos que estas tienen en la sociedad. 

Cabe resaltar que, aunque la época de auge del narcotráfico en Latinoamérica y de mafia en Europa, estuvo en furor hasta los años 90’s, aun no desaparece del todo. Sin embargo, las producciones audiovisuales que tienen como finalidad narrar los acontecimientos históricos en torno al narcotráfico a veces tienen un tinte de ficción, aunque en la mayoría de los casos no es así.

El simple hecho de que una generación juvenil Latinoamericana, por solo poner un ejemplo, tenga la percepción de que el narcotráfico es la vía más fácil y rápida, aunque no segura, de obtener dinero, placer, lujos y propiedades finas, ha llevado a que se considere algo viable para abandonar las necesidades básicas y obtener poder.

El problema radica en que las nuevas juventudes tampoco son las culpables de considerar admirable la narcocultura, ya que ni siquiera han tenido la oportunidad de analizar el sistema desde la perspectiva de lo negativo, es decir, las muertes, las víctimas, la tortura, el dinero ilícito, las adicciones, las condenas y todo lo que se esconde detrás de los placeres.

Con la llegada de una de las series más esperadas en la plataforma de Neflix, sobre la exnarcotraficante Griselda Blanco, una mujer que dejó huella en el narcotráfico por el simple hecho de llegar a donde llegó, a pesar de su género, la lluvia de críticas no se dio a esperar en redes sociales.

Algunos usuarios reclamaron la necesidad de eliminar las historias, novelas y producciones que promuevan la narcocultura. A lo que los productores de series sobre capos de la mafia han llegado a responder que contar la historia de algo que fue real no tiene nada de malo.

Bajo este argumento, persiste entonces el interrogante de qué se debe hacer si las sociedades vuelven a adoptar la postura del narcotráfico como una vía de escape para salir de necesidades.

¿Prohibirán las narcoseries?

Las narcoseries desensibilizan a la audiencia con el uso de la violencia como herramienta viable para alcanzar objetivos, violaciones de derechos humanos, explotación infantil, trata de personas, asesinato, entre otros, cubiertos con una cortina de glamour han hecho que se cuestione seriamente sobre la responsabilidad de promover una cultura inapropiada que al final lleve al subdesarrollo de la sociedad.

En una entrevista, Juan Pablo Escobar, hijo del exnarcotraficante colombiano Pablo Emilio Escobar Gaviria, admitió: “recibo mensajes a diario de jóvenes que quieren ser como mi papá”.

Por todo lo anterior, crece la necesidad imperativa de que los creadores y productores de este tipo de contenidos sean responsables con hallar un equilibrio narrativo en la información histórica con la finalidad de evitar el embellecimiento, normalización, anhelo y posteriormente acercamiento de las nuevas juventudes a la narcocultura. 

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