Radar
En vivo
Hijo de Dorothy Pennebaker, una actriz local, y Marlon Brando Sr., productor, su infancia estuvo marcada por dificultades familiares. Su madre padecía trastorno bipolar, y su padre era conocido por su carácter severo, lo que contribuyó a una juventud problemática para Brando.
A pesar de estos desafíos, Brando encontró en la actuación una vía de escape y expresión. Se trasladó a Nueva York para estudiar en el Actor’s Studio bajo la tutela de Stella Adler, donde adoptó el método Stanislavski, que enfatiza la autenticidad emocional en la actuación. Su debut en Broadway en “Un tranvía llamado deseo” de Tennessee Williams lo catapultó a la fama, y la posterior adaptación cinematográfica en 1951 consolidó su estatus como un talento formidable.
La década de 1950 fue testigo de sus actuaciones icónicas en películas como “Nido de ratas” (1954), por la cual ganó su primer Premio Óscar, y “Salvaje” (1953), que lo estableció como símbolo de rebeldía juvenil. Sin embargo, su relación con Hollywood fue tumultuosa; conocido por su temperamento impredecible y su rechazo a las convenciones de la industria, Brando a menudo chocaba con directores y productores.
Te puede interesar: Elton John dejó de firmar autógrafos debido a su padecimiento visual
Te puede interesar: Don Omar interrumpe su concierto para expulsar a fanática por mal comportamiento
Su vida personal reflejaba el caos de su carrera. Brando se casó tres veces y tuvo once hijos reconocidos. Su relación con sus hijos fue compleja y, en ocasiones, distante. La tragedia golpeó en 1990 cuando su hijo Christian disparó y mató al novio de su hermana Cheyenne en la residencia de Brando en Mulholland Drive. Christian fue condenado a prisión, y Cheyenne, sumida en una profunda depresión, se suicidó en 1995. Estos eventos devastaron a Brando, afectando profundamente su salud y estado emocional.
En sus últimos años, Brando se aisló del mundo. Su salud se deterioró debido a problemas como obesidad, diabetes tipo 2 y fibrosis pulmonar. Falleció el 1 de julio de 2004 en el UCLA Medical Center de Los Ángeles a los 80 años.
A pesar de su final solitario, el legado de Brando perdura. Su enfoque innovador de la actuación inspiró a generaciones de actores, y películas como “El Padrino” (1972), donde interpretó al icónico Vito Corleone, siguen siendo referentes en la cinematografía mundial. Su vida, marcada por el talento y la tragedia, refleja la complejidad de una estrella que redefinió el arte de actuar.
Recientemente, el legado de Brando ha sido objeto de homenajes y análisis. El actor Johnny Depp lo ha reconocido como el mejor actor de la historia, destacando su mente extraordinaria y su influencia perdurable en el cine. Además, se han producido biopics que exploran aspectos menos conocidos de su vida, como su colaboración con el arquitecto Bernard Judge para construir un refugio ecológico en una isla de Tahití, reflejando su faceta como visionario ambientalista.
La vida de Marlon Brando es un testimonio de la dualidad entre el genio artístico y las luchas personales. Su influencia en la actuación y la cultura popular es innegable, y su historia continúa fascinando a nuevas generaciones que descubren en él a una figura compleja y revolucionaria en la historia del cine.