La oscura verdad detrás de Kitty, la madre de los hermanos Menéndez

Lyle y Erik Menéndez

Detrás de la vida glamorosa y llena de lujos de los Menéndez se escondían oscuros secretos que terminarían con su fatal destino.

Lyle y Erik Menéndez
Lyle y Erik Menéndez / AFP

El reciente estreno de la serie Monsters en Netflix ha reavivado el interés en el caso que conmocionó al mundo, arrojando nueva luz sobre los detalles de la vida de esta madre cuya historia, hasta ahora, permanecía en la sombra de los crímenes cometidos por sus hijos, Lyle y Erik Menéndez. Mary Louise "Kitty" Menéndez, asesinada a manos de sus propios hijos junto a su esposo José Menéndez el 20 de agosto de 1989, fue una figura atrapada en una vida de riqueza y opulencia, pero también de angustia y desesperación.

Nacida en 1941 en Chicago como Mary Louise Andersen, Kitty era la menor de cuatro hermanos. Su infancia estuvo marcada por la belleza y el carisma que la llevaron a participar en concursos de belleza, una faceta que destacó en su juventud: “Era increíblemente guapa, tanto por fuera como por dentro”, recordó su hermano Brian Andersen en una entrevista para el programa 20/20 de ABC, añadiendo una perspectiva cálida sobre la figura de su hermana antes de los trágicos sucesos que cambiarían su vida.

Kitty conoció a José Menéndez, un joven estudiante de origen cubano, en una clase de debate en la Southern Illinois University. El flechazo fue instantáneo y pronto se casaron, pese a la oposición inicial del padre de José, quien consideraba que su hijo era demasiado joven para el compromiso. Sin embargo, José, decidido a forjar su futuro al lado de Kitty, replicó: "Si tenía edad para valerme por mí mismo a los 16, tengo edad para casarme a los 19".

La pareja se trasladó a Nueva York, donde José trabajaba mientras continuaba con sus estudios, y Kitty, ya como esposa, se dedicaba a la enseñanza. Pero con el nacimiento de Lyle y Erik, la vida de Kitty se transformó completamente.

Aunque la familia Menéndez vivía rodeada de lujos, con José ascendiendo como un destacado ejecutivo en la industria del entretenimiento, el matrimonio estaba lejos de ser idílico. Según reportes de Vanity Fair y Los Angeles Times, José mantenía varias aventuras durante su matrimonio, lo que sumió a Kitty en una profunda tristeza.

“Kitty llamaba a José a su oficina cada 30 minutos, a veces solo para decirle qué tipo de pizza debía llevar a casa para cenar”, compartió un colega del empresario, reflejando la dependencia emocional de Kitty hacia su esposo.

El desarraigo también contribuyó a su inestabilidad emocional. En 1986, la familia se mudó de Nueva Jersey a California después de que José fuera rechazado para un alto puesto en General Electric, lo que afectó profundamente a Kitty, quien adoraba su hogar en Princeton. Para suavizar la transición, José compró una mansión en Calabasas por casi un millón de dólares, con la esperanza de aliviar el malestar de su esposa, aunque esto no fue suficiente para contrarrestar su creciente infelicidad.

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Con el tiempo, los problemas de Kitty se hicieron más evidentes. Según declaraciones de amigos cercanos, Kitty había intentado quitarse la vida en tres ocasiones distintas. Estos testimonios, que fueron confirmados por su terapeuta durante el juicio de sus hijos, revelaron una faceta dolorosa y oculta de una mujer que luchaba contra sus propios demonios. Además de su dependencia emocional, Kitty batallaba contra el alcoholismo y el abuso de medicamentos, un patrón que intensificaba su fragilidad emocional.

Los problemas dentro de la familia Menéndez no se limitaban al matrimonio. En el juicio de Lyle y Erik, los hermanos detallaron los abusos que, según ellos, sufrieron tanto de su padre como de su madre. Lyle testificó que Kitty lo "acosó" durante su adolescencia, relatando episodios en los que su madre lo obligaba a lavarse el cuerpo, incluso cuando ya había alcanzado la pubertad, y lo invitaba a dormir en su cama.

Los juicios de los hermanos Menéndez no solo destaparon el matrimonio disfuncional de José y Kitty, sino también las dinámicas tóxicas entre los padres y sus hijos.

También la acusó de abuso físico y emocional, afirmando que lo golpeaba y arrastraba por el cabello. Aunque estos testimonios impactaron al público, en el segundo juicio, el juez dictaminó que estas acusaciones no serían consideradas admisibles, dejando muchas preguntas sin respuesta.

El primo de los hermanos Menéndez, Brian Alan Anderson, también compartió en el programa 48 Horas otro sombrío detalle de la vida familiar, revelando que José se duchaba con sus hijos, mientras Kitty mantenía a todos alejados de la habitación cuando esto ocurría. Estos testimonios pintan una imagen perturbadora de la dinámica familiar que se ocultaba tras la fachada de éxito y opulencia.

Lyle y Erik Menéndez fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en marzo de 1996, tras ser declarados culpables de asesinato en primer grado y conspiración.

La historia de Kitty es la de una mujer que, a pesar de su belleza y aparente éxito, vivió en el tormento emocional hasta sus últimos días. Sus intentos fallidos de suicidio, su dependencia y los oscuros secretos que rodearon su familia solo emergieron completamente tras su muerte, convirtiéndola en una figura trágica dentro de uno de los casos más impactantes de la historia reciente de Estados Unidos.

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