Noticiero M.D.
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Su figura, entre el culto y la criminalidad, resurge con fuerza gracias al nuevo documental de Netflix, Caos: Los crímenes de Manson, que profundiza en las múltiples teorías conspirativas que rodean a este asesino y líder sectario, quien convirtió su obsesión por el poder y la manipulación en un fenómeno aún vigente.
Manson, que murió en prisión en 2017, fue condenado por instigar el asesinato de siete personas, entre ellas la actriz Sharon Tate, embarazada de ocho meses y esposa del director Roman Polanski. Los homicidios, cometidos por sus seguidores, la autodenominada “Familia Manson”, marcaron el final de la era hippie y dejaron una cicatriz imborrable en la cultura estadounidense.
Una de las explicaciones más populares es la llamada teoría Helter Skelter, formulada por el fiscal Vincent Bugliosi, quien llevó a Manson a juicio. Según Bugliosi, Manson creía que los asesinatos desatarían una guerra racial apocalíptica. Inspirado en la canción de los Beatles, Manson aseguraba que los afroamericanos se alzarían contra los blancos, y que él y su secta sobrevivirían al caos para tomar el control. “A mis seguidores les decía que había que matar para encender la chispa del conflicto”, habría afirmado en su momento, según relatos del juicio.
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No todos coinciden con esta visión. Bobby Beausoleil, exmiembro de la secta, sostiene que Manson no buscaba iniciar una guerra racial, sino que actuó por resentimiento personal. Su verdadero objetivo habría sido el productor musical Terry Melcher, quien lo rechazó artísticamente. Melcher había vivido en la casa que luego ocuparon Sharon Tate y Roman Polanski. Para Beausoleil, los crímenes fueron “un acto de venganza, no de ideología”. Manson, según sus antiguos seguidores, era un hombre paranoico, obsesionado con el control y la sumisión de los demás.
La hipótesis más polémica es la que vincula a Manson con MKUltra, un programa secreto de la CIA destinado a experimentar con técnicas de control mental mediante el uso de LSD y otros métodos. Según esta versión, Manson habría sido expuesto a estos experimentos durante su tiempo en prisión y habría usado esas técnicas para manipular a sus seguidores. Aunque no hay pruebas concluyentes, esta teoría apunta a que el gobierno estadounidense pudo haber tenido algún grado de responsabilidad indirecta en la radicalización de Manson.
Otros enfoques sugieren que los crímenes estuvieron relacionados con conflictos en el mundo de las drogas y que la investigación policial fue deficiente, incluso deliberadamente manipulada. La falta de claridad en algunos procedimientos ha alimentado la idea de encubrimientos y negligencias que aún hoy no han sido explicadas del todo.
Caos: Los crímenes de Manson pone en evidencia cómo la figura del líder sectario ha trascendido los hechos para convertirse en un símbolo de la manipulación, la obsesión colectiva y el poder de las conspiraciones. Aunque ninguna teoría logra explicarlo todo, la ausencia de respuestas definitivas mantiene vivo el misterio en torno a Manson y su legado oscuro.
El documental no solo revive los hechos, sino que desafía al espectador a cuestionar las versiones oficiales, evidenciando cómo la fascinación por el crimen y la conspiración puede persistir por décadas, dejando la verdad atrapada entre la historia y el mito.