Científicos descubren que las células siguen vivas tras la muerte de una persona

Las implicaciones de este descubrimiento son enormes, pues abre una nueva puerta hacia la medicina regenerativa.

Imagen ilustrativa / Pixabay

Un estudio reciente ha revelado un asombroso descubrimiento: las células de un organismo fallecido pueden seguir vivas y activas, desafiando las fronteras entre la vida y la muerte. Este fenómeno, que los expertos han denominado el ‘tercer estado’, ha generado un nuevo debate sobre lo que realmente significa estar muerto y ha despertado esperanzas en campos como la medicina regenerativa.

Peter Noble, profesor de la Universidad de Washington, Seattle, y Alex Pozhitkov, del Centro Médico Nacional City of Hope en California, encabezaron esta investigación pionera. En sus experimentos, observaron que después de la muerte, las células no solo sobreviven, sino que adquieren nuevas habilidades que no poseían en vida.

Según los investigadores, “la vida y la muerte se consideran tradicionalmente como opuestas”, sin embargo, este descubrimiento sugiere una tercera dimensión: una en la que las células de un organismo fallecido pueden generar nuevas formas de vida.

Uno de los aspectos más sorprendentes de esta investigación es que ciertas células, cuando reciben estímulos como nutrientes y oxígeno, pueden reorganizarse en organismos multicelulares completamente nuevos: “La aparición de nuevas formas de vida multicelulares a partir de las células de un organismo muerto introduce un ‘tercer estado’ que se encuentra más allá de los límites tradicionales de la vida y la muerte”, afirman Noble y Pozhitkov en diálogo con The Conversation.

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Este fenómeno fue inicialmente detectado en células de animales muertos y en algunos casos humanos, lo que sugiere que las implicaciones son vastas y podrían, incluso, “redefinir la muerte legal”, según los expertos. Un informe publicado en MailOnline en 2021 mencionaba un hallazgo similar, donde células de la piel de ranas fallecidas fueron capaces de formar estructuras multicelulares llamadas ‘xenobots’ en un laboratorio.

Estas entidades no solo existían, sino que también mostraron comportamientos más avanzados que los observados en vida, como la capacidad de moverse utilizando proyecciones similares a pequeños pelos.

Aunque todavía queda mucho por entender sobre este tercer estado, los investigadores especulan que los canales y bombas en las membranas celulares podrían actuar como complejos circuitos eléctricos que permiten a las células comunicarse y reorganizarse en estructuras más complejas.

“Una hipótesis es que los canales y bombas especializadas incrustados en las membranas externas de las células sirven como circuitos eléctricos complejos, permitiendo la ejecución de funciones específicas como el crecimiento y el movimiento”, explican los científicos.

Las implicaciones de este descubrimiento son enormes. No solo podría transformar la medicina regenerativa, permitiendo quizás la reactivación de órganos o tejidos después de la muerte, sino que también ofrece una nueva visión sobre los límites de la vida y la muerte. Los investigadores señalan que estas células, al encontrar nuevas funciones después de la muerte, nos brindan una oportunidad única para comprender mejor los procesos fisiológicos en ambos extremos de la existencia.

A medida que se profundiza en la investigación, Noble y Pozhitkov sugieren que este nuevo conocimiento podría abrir las puertas a terapias que no solo desafían las barreras de la muerte, sino que también proporcionan nuevos caminos en la búsqueda de la inmortalidad celular.

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