Una sonda espacial japonesa se dispone a aterrizar en un asteroide
Tokio/La sonda espacial japonesa Hayabusa2 está a punto de vivir este jueves el punto culminante de su misión iniciada en 2014: aterrizar en el cráter creado artificialmente en el asteroide Ryugu para extraer muestras de su subsuelo.
Hayabusa2 recibió este miércoles el visto bueno de la Agencia de Exploración Espacial japonesa (Jaxa) para iniciar su descenso.
La sonda, que orbita generalmente a unos 20 kilómetros del asteroide, se posará por segunda vez en el cuerpo celeste, en torno al cual se halla desde hace meses, para recolectar muestras de polvo de su subsuelo.
Hayabusa2 había lanzado en abril un "impactador" que al provocar una explosión cerca del asteroide generó un gran cráter.
Las fotos tomadas de este cráter dejan ver una materia polvorienta "claramente diferente". "Estoy impaciente por analizarla" confió Makoto Yoshikawa, un responsable de la misión de la Jaxa.
Se cree que Ryugu cuenta con grandes cantidades de materia orgánica y agua de hace unos 4.600 millones de años, cuando se formó el sistema solar.
"Será el segundo aterrizaje, pero eso no cambia nada; que sea el primero o el segundo, siempre es un reto" advirtió Yuichi Tsuda, otro responsable del proyecto.
En febrero, Hayabusa2 logró posarse brevemente sobre el asteroide Ryugu para recolectar polvo de su superficie.
El segundo intento previsto el jueves presenta un riego mayor, el de un accidente y de la pérdida de las pruebas de superficie ya recogidas en el anterior aterrizaje.
Se trata del último reto de esta ambiciosa misión antes del retorno a Tierra de la sonda, el año próximo.
La aventura de Hayabusa2, de un costo de alrededor de 30.000 millones de yenes (270 millones de dólares), comenzó el 3 de diciembre de 2014, cuando la sonda inició un periplo de 3.200 millones de kilómetros para llegar hasta Ryugu, a una distancia promedio de 340 millones de kilómetros de la Tierra, ya que es imposible ir en línea recta.
Necesitó tres años y diez meses para llegar a su destino. En junio de 2018 se estabilizó cerca de Ryugu, un asteroide de 900 metros de diámetro, muy antiguo y que data de la formación del sistema solar.
La sonda largó en octubre sobre su superficie un pequeño robot franco-alemán, Mascot, que trabajó durante más de 17 horas para analizar la composición de este cuerpo rocoso y primitivo.
El objetivo era comprender mejor la formación del sistema solar sí como "la aparición de la vida en la tierra", según la Jaxa.
La agencia japonesa ya envió antes una misión similar (Hayabusa) hacia el asteroide Itokawa, lo que permitió recolectar polvo de este pequeño cuerpo celeste.
Por otra parte, la sonda estadounidense Osiris-Rex de la Nasa se halla actualmente en el entorno del asteroide Bennu, de solamente 490 metros de diámetro.
Un contacto físico está previsto entre ambos, pero la operación está considerada compleja debido a la superficie abrupta del cuerpo celeste. En 2023, Osiris-Rex debe volver a la Tierra con muestras espaciales de Bennu