Cartier entrega los aretes a joven que los compró en 14 dólares y en realidad costaban 14 mil
Un mexicano le ganó un pulso al gigante del lujo Cartier, al lograr comprar por 28 dólares dos pares de aretes (14 dólares cada uno) que en realidad costaban casi 28,000 dólares por un error en el etiquetado en línea de la marca francesa. Tras cuatro meses de forcejeo, el médico Rogelio Villarreal recibió los pendientes que había comprado en diciembre y que la tienda se negaba a entregar alegando que se trataba de una equivocación.
"Érase una vez un diciembre", posteó Villarreal este viernes en la red social X junto con fotos de dos pequeñas cajas con el logo de Cartier. En otra imagen publicada en su perfil de Instagram se ve una de las joyas difuminadas. El hombre relató en X que se topó por casualidad con los aretes mientras navegaba en Instagram. "Vi lo que costaban los collares y así dije 'algún día' (podré tenerlos). Hasta que vi los aretes. Te juro que sudé frío", contó en X.
Cartier se negó a reconocer la compra y ofreció al cliente, además del reembolso, una botella de Champán y una funda para pasaporte como compensación, según un oficio de la empresa difundido por el médico. Pero Villarreal se negó a aceptar la oferta y decidió llevar el caso ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Según la prensa mexicana, la marca de lujo no se presentó a las audiencias de conciliación a las que fue convocada por el reclamo del cliente. La dependencia falló a favor de Villarreal y ordenó a Cartier entregar los aretes por el precio pagado. El hombre informó posteriormente que Cartier aceptó la decisión.
"War is over (la guerra terminó). Cartier está cumpliendo", escribió entonces.
El caso desató intensas polémicas en redes sociales, en las que terció la senadora de derecha Lily Téllez para acusar al comprador de "abusivo y deshonesto". Otro usuario lo llamó "jodido" y dijo: "A ver si cuando le entreguen los aretes no le cae la maña (el crimen organizado). Final feliz sería".
Sin embargo, hubo quienes celebraron que se obligara a la marca a entregar el producto y pidieron que el cliente se grabara en video abriendo su ganga.