Los artistas de Haití abrazan el prestigio de la moda ética
Diámetro, espesor, ancho... Cada detalle se cuida con precisión en las fichas técnicas proporcionadas a los artesanos: la fabricación de pulseras no dan lugar a la improvisación. Venida de Rio de Janeiro, Ana Suassuna enseña a los haitianos a transformar cuernos de vaca en joyería.
Armada con sus aparatos de medición, la creadora vigila. "Ellos saben trabajar los cuernos mucho mejor que yo", reconoce la joven en el pequeño taller en el corazón de Puerto Príncipe.
"Pero intento enseñarles los procedimientos para que sean más precisos en las dimensiones y en el acabado. Y eso comienza por saber leer una ficha técnica que envía un cliente extranjero".
En medio del ruido de las pequeñas lijadoras, cualquier recurso sirve para hacer entender a los artesanos el valor de un trabajo minucioso. "Es como para (Lionel) Messi: a él le tomó tiempo dominar la pelota para saber cómo impedir que los demás anoten", les explica Ana Suassuna.
El retrato de la estrella argentina del fútbol está en un afiche de los muros del taller. El argumento hace clic.
Osklen, la marca brasileña que emplea Ana, es una casa en pleno auge en el mundo del lujo. Tiene boutiques en Estados Unidos, Italia y Japón. Su credo: promover una moda ética y responsable.