¡Lamentable! Fallece la influencer panameña Anita Correa

Se conoció que la creadora de contenido se habría caído de su silla de ruedas y el golpe le habría ocasionado graves daños.

Anita Correa / Instagram @anitacorreaj

Tras varios días luchando por su vida, los peores presagios sobre la salud de la querida influencer panameña Anita Correa lamentablemente se hicieron realidad luego que se confirmara su fallecimiento la noche de este 30 de octubre después de pasar varios días hospitalizada en el complejo de la Caja de Seguro Social en estado delicado. Correa, quien nació con osteogénesis imperfecta, una condición genética, se convirtió en un símbolo de superación e inspiró a miles de personas con su alegría y ganas de vivir, demostrando que su discapacidad jamás fue un impedimento para lograr todo lo que se propuso.

La primera que dio la voz de alerta sobre lo que estaba ocurriendo con la influencer fue la presentadora Bettina García, quien informaba el lunes a través de su cuenta de Instagram que Anita estaba atravesando un momento “muy delicado de salud”, tras haber tenido un accidente. Al parecer, se habría caído de su silla de ruedas, y el golpe le habría ocasionado mucho daño, y aunque en un primer momento fue llevada a un hospital privado, la familia no contaba con los recursos económicos para costear todos los tratamientos, por lo que fue trasladada al complejo.

Y es que, pese a su carisma, esta condición genética que hace que sus huesos sean extremadamente débiles y se fracturen con mucha facilidad no le permitía a Anita poder optar por un seguro privado, pues en Panamá las aseguradoras no cubren personas con discapacidad ni tampoco con enfermedades congénitas. "Anita no tiene un seguro privado, no porque no quisiera, porque lo intentó, sino porque nadie la aseguraba”, contó Bettina en sus redes sociales, ante las críticas que surgieron de parte de algunos seguidores que cuestionaron que se estuviera pidiendo dinero para apoyar a la creadora de contenido.

Anita ya venía atravesando problemas de salud desde el pasado mes de abril cuando sufrió una grave caída que le provocó una fractura de cadera, fisura de coxis y costilla. Desde entonces, la influencer había pasado por un largo proceso de rehabilitación para recuperar parte de su movilidad. A pesar de sus limitaciones, las cuales afrontó con gallardía y entereza durante toda su vida, Correa se destacó en redes sociales como defensora de la inclusión y fue reconocida por varias figuras públicas, incluida la cantante Karol G, quien la invitó a participar en el video de su canción "Bichota".

Además de su presencia en redes, Anita Correa también logró realizarse como profesional al graduarse de la facultad de Comunicación Social, carrera que escogió motivada por su lucha contra la discriminación, un flagelo que le tocó enfrentar muchas veces debido a su condición. En los últimos años, Anita también estaba cursando estudiando Derecho en la USMA porque soñaba con convertirse en toda una abogada. Su historia inspiró a muchos a superar barreras y perseguir sus sueños, independientemente de los obstáculos físicos. Su partida deja un gran vació entre quienes compartieron parte de su vida.

¿Qué es la Osteogénesis Imperfecta?

La osteogénesis imperfecta (OI), también conocida como "enfermedad de los huesos de cristal", es una condición genética que afecta la producción de colágeno, una proteína esencial para la resistencia y flexibilidad de los huesos. Las personas con esta condición tienen huesos extremadamente frágiles, lo que los hace propensos a fracturas incluso con actividades leves o sin un golpe significativo. Dependiendo de la gravedad, la OI puede provocar fracturas frecuentes, deformidades óseas, baja estatura, problemas de audición y dientes frágiles.

Existen varios tipos de OI, clasificados del I al VIII según su gravedad. El tipo I es el más leve y el tipo II el más grave, a menudo resultando en fracturas intrauterinas o mortinatos. Los tratamientos incluyen terapias para fortalecer los huesos, fisioterapia, dispositivos de apoyo y, en algunos casos, cirugía. Aunque no existe una cura, estos tratamientos pueden mejorar la calidad de vida de las personas con OI.

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