La mentira de la reactivación laboral, derechos irrenunciables y resiliencia
Más de medio millón de panameños han perdido sus trabajos desde el inicio de la pandemia. El desempleo en el país es de 18.5% y hay 52.8% de empleo informal, según las últimas cifras oficiales.
Las autoridades del Gobierno Nacional presumen de los contratos reactivados, unos 146 mil según las últimas cifras del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel).
Esto representa casi la mitad de los contratos suspendidos en el país. Pero es una cifra engañosa. Reactivar el contrato es un requisito que cumplen muchas empresas justo antes de terminar la relación laboral con sus trabajadores.
Hay empresas que presionan a sus trabajadores a firmar mutuo acuerdos, para luego ofrecerles continuar sus servicios bajo la modalidad de servicios profesionales, con menor paga y sin seguridad laboral. El Mitradel ha revelado que unas 13 mil de las personas con contratos reactivados ya se quedó sin trabajo.
También hay trabajadores, como los almacenistas, quiénes solo tenían contratos por 6 meses o 1 año y quedaron completamente vulnerables tras la pandemia. Ellos ni siquiera tienen un contrato para reactivar.
Derechos Laborales
Toda persona que se encuentre en esta situación, debe conocer sus derechos.
“El trabajador tiene derecho íntegro a sus vacaciones, décimo tercer mes, prima de antigüedad e incluso puede negociar una indemnización”, señaló Juan Gabriel González, abogado laboralista y expresidente de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede).
La ley 201 del 25 de febrero de 2021 (vigente hasta diciembre de 2021) añade varios puntos clave, como un mínimo de dos días antes que un trabajador firme un mutuo acuerdo, el cual es voluntario. Ninguna empresa puede obligar a un trabajador a firmar.
También habla sobre el pago que les corresponde a los trabajadores terminados.
“Pese a que hayas estado suspendido todos estos meses, o hayas tenido jornada reducida y por ende salario reducido, la empresa tiene que efectuar un cálculo tomando en cuenta los mejores seis meses de marzo de 2020 hacia atrás”, explicó el abogado.
Uno de los puntos controvertidos de la legislación, es que se establece un período para que las empresas paguen las prestaciones laborales. Las empresas pueden llegar a arreglos de pago de hasta 8 meses, más en el caso de pequeñas y medianas empresas, así como empresas dedicadas al turismo y hotelería. El monto a pagar debe ser equivalente al salario mensual que devengaba el trabajador.
“Hay una realidad, hay muchas empresas que ni siquiera van a poder hacer eso. Hay muchas empresas que han quebrado, hay empresas que no han subido ni van a poder subir la loma y eso las coloca junto a sus trabajadores en una situación bastante comprometedora”, reconoció Juan Gabriel González.
Candelario Santana, abogado especialista en Derecho Laboral, considera que el objetivo principal debe ser proteger los empleos.
“La idea es aliviar a la empresa con el financiamiento que da el estado, pero también que la empresa garantice la mano de obra para evitar el desempleo y la caída de la economía nacional”, recalcó.
Santana fue crítico del uso de servicios profesionales. “Servicios profesionales no se puede. Después de una relación laboral, después de que haya una subordinación y la persona reciba órdenes, y que depende del trabajo como forma de subsistencia económica, eso no se puede. Se pudiese pactar temporalmente una nueva jornada de trabajo porque la empresa paulatinamente se va reactivando. Una vez se reactive debe mantener la jornada original”.
Pero, ¿qué hacer si no se llega a un acuerdo?
“Cualquier trabajador se puede acercar al Mitradel y sacar una boleta para conciliar con la empresa. Es un espacio para llegar a un acuerdo”, explicó Carlos González, de Convergencia Sindical. “Los trabajadores, cuando los despiden, solo tienen tres meses para poder reclamar sus prestaciones. Este mecanismo lo que hace es suspender la prescripción y es un acto de buena fe del trabajador que está utilizando el mecanismo para llegar a un acuerdo”.
González añadió que otro recurso sería acercarse al departamento de Asesoría Legal del Mitradel, dónde puede obtener información sobre cómo presentar una demanda ante la Junta de Conciliación. Recomienda acercarse a organizaciones sindicales de ser miembros, acudir a la Defensoría del Pueblo o buscar asesoría legal para evaluar las opciones y tomar la mejor decisión.
“Hay muchos trabajadores que desconocen cómo reclamar sus derechos. Vemos que a veces los trabajadores cogen lo que la empresa les da porque no tienen otra alternativa o ven que el sistema de reclamos es muy lento, pero se trata de que el trabajador conozca sus derechos y pueda reclamar cualquier tipo de prestación”, concluyó.
El catedrático en Derecho Constitucional, Manuel Antonio Bernal, fue crítico de la gestión gubernamental durante la pandemia y denunció falta de apoyo a las pequeñas y medianas empresas. “A las pymes se les debió de dotar de financiamiento para que no despidiesen personas”, manifestó. A su juicio, la ayuda social se utilizó con fines electoreros, ignorando muchas veces las necesidades reales de la población.
El futuro del trabajo
Los gremios empresariales panameños empujan cambios a la legislación laboral. Buscan flexibilizar algunos puntos, entre ellos permitir la entrada de mano de obra extranjera calificada al país.
Hay quienes se oponen férreamente a cualquier cambio que represente una vulneración a los derechos de los trabajadores.
“Es una mentalidad troglodita. No saben ni siquiera ser capitalistas, se guían con criterios superados desde el siglo XVIII, de manera irresponsable y guiados por el afán de lucro”, criticó Bernal. "Las medidas laborales están atrasadas 50 años. El criterio empresarial no es cónsono con el mundo".
¿Qué modelo laboral debe adoptar Panamá?
En Estados Unidos, la economía más grande del mundo, no se paga décimo tercer mes, tampoco hay fuero de maternidad remunerado. Dependiendo del estado y la empresa, las vacaciones pueden ser solo de 7 días al año, algunas veces incluyendo los días de incapacidad médica.
Estas condiciones serían inaceptables para panameños que gozamos de 30 días de vacaciones, seguridad social médica, fuero de maternidad y paternidad.
El tema de la mano de obra extranjera es una discusión incómoda para muchos. A pesar de ser un país forjado por migraciones constantes, la legislación es proteccionista. No puede haber más de 10% de mano de obra extranjera en una empresa.
Muchos extranjeros, al igual que el 52% de los trabajadores en Panamá, pertenecen al sector informal, no tienen contratos, ni seguro social. Durante la pandemia, la mano de obra extranjera fue clave, brindando servicios como entrega de comida y mensajería.
Contamos con el apoyo de médicos cubanos también para enfrentar la COVID-19. Sin embargo, los médicos extranjeros que llevan años, incluso décadas, viviendo en Panamá no pueden ejercer la profesión.
Empresas de diversos sectores como logística, tecnología, industria, turismo y otros afirman que mano de obra extranjera calificada es clave para mantener la competitividad. Pero la resistencia de gremios trabajadores y sindicatos ha sido férrea. Los trabajadores panameños temen perder plazas de trabajos a extranjeros, las empresas lamentan las trabas en un mundo cada vez más competitivo.
La discusión continúa, mientras el futuro post pandemia permanece incierto. Gobierno, empresarios y sindicatos discuten decisiones a gran escala. Mientras tanto, el panameño de a pie trata de sobrevivir.
Resiliencia
“La resiliencia es la capacidad de recuperarse de una situación difícil, de un cambio en tu vida, que tan rápido te recuperas de esa situación”, explica Juan Manuel Benavent, consultor y facilitador especialista en cultura empresarial que recientemente publicó un artículo sobre resiliencia en la revista Conexus Global.
No existe una solución rápida, ni fácil a la crisis que afecta a empresarios, trabajadores, clientes, al mundo entero. Por ello, la responsabilidad de los líderes es aún mayor que de costumbre.
“El jefe tiene que mostrar empatía con sus trabajadores y entender las situaciones por las que se está pasando. La empresa debe también entender las necesidades del cliente, para que sientan que los están cuidando, cumplir las medidas de bioseguridad no porque el gobierno los obliga, sino porque el cliente lo espera para sentirse seguro”, añadió Benavent.
Preservar la salud mental y emocional es fundamental, pero es una tarea difícil ante la pérdida de trabajos, familia y el aislamiento social.
El experto recomienda interactuar con personas positivas, buscar apoyo de profesionales y, en el caso de personas devotas, líderes religiosos.
“Lo importante es que no sufras en silencio, si tienes dificultades pide ayuda. No te vayas a dormir pensando en los errores y todo lo malo, piensa en las cosas buenas por las que estás agradecido”, concluyó.