El papa exalta a la iglesia cubana en Holguín, cuna de los hermanos Castro
El papa Francisco exaltó a la iglesia en una misa este lunes en Holguín, uno de los centros más antiguos del cristianismo en Cuba y provincia natal de los hermanos Castro, en una inmersión en la Cuba rural la víspera de su partida a Estados Unidos.
"Sé con qué esfuerzo y sacrificio la Iglesia en Cuba trabaja para llevar a todos, aun en los sitios más apartados, la presencia de Cristo", dijo el papa argentino ante la muchedumbre congregada en la Plaza de la Revolución Calixto García de Holguín -760 km al este de La Habana-, que desafió el sofocante calor del oriente cubano para escucharlo.
Francisco elogió especialmente, en presencia del presidente Raúl Castro, las "llamadas 'casas de misión', ante la escasez de templos y de sacerdotes, que permiten a tantas personas poder tener su espacio de oración, de escucha de la Palabra (de Dios), de catequesis y de vida en comunidad".
En esta isla de mestizaje y sincretismo religioso (cristianismo y cultos africanos), Fidel impuso el ateísmo en la constitución, pero en 1992 Cuba pasó a ser país laico y ya no hay discriminación contra los creyentes.
Tras estar enfrentada al gobierno comunista tras la revolución de 1959, en los últimos años la Iglesia ha recuperado espacio en la sociedad cubana y se convirtió en interlocutor privilegiado del gobierno de Raúl Castro, quien sucedió a su hermano enfermo Fidel en 2006.
Sin embargo, todavía la mitad de los curas católicos son extranjeros en Cuba, aunque ahora son fluidas las relaciones entre el Estado y la Iglesia.
"Las autoridades del país conocen bien que la Iglesia no pide para sí, sino que solicita aquello que necesita para cumplir con la misión que Jesús le encomendó", dijo en la misa papal el obispo de Holguín, Emilio Aranguren.
Francisco llegó a la plaza tras un recorrido de unos 14 kilómetros en 'papamóvil' desde el aeropuerto de Holguín, a donde llegó desde La Habana por la mañana.
"Vinimos a verlo porque lo queremos mucho por todo lo que ha hecho por la paz y por Cuba", dijo a la AFP Norales Mendoza, de 45 años, quien trabaja de "custodio" (vigilante) en Guantánamo, en el extremo oriental de la isla, desde donde viajaron cientos de fieles durante nueve horas en autobús hasta Holguín.
"Francisco es el misionero que ahora va para Estados Unidos y quiere unificar a los dos pueblos", declaró Carlos Berejano, de la provincia de Granma, vecina de Holguín.
Holguín es célebre en Cuba por su emblemática cruz de cinco metros construida en 1790 en lo alto de una colina.
En este sitio simbólico llamado "la Loma de la Cruz", el papa rezará al atardecer de este lunes, y desde ahí bendecirá la cuarta ciudad del país, que acoge por primera vez a un pontífice.
Holguín es también la región de la isla en donde desembarcó Cristóbal Colón en 1492, y fue en una bahía de esa provincia donde supuestamente apareció en 1612 la imagen de la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba, cuyo santuario se encuentra en la vecina ciudad de Santiago.
Visita a la "cuna de la Revolución"
Tras bendecir Holguín, el papa se dirigirá a Santiago de Cuba, el gran puerto del este, conocida en la épica revolucionaria cubana como la "ciudad heroica" y la "cuna de la Revolución", porque Fidel Castro anunció allí públicamente el 1 de enero de 1959 el triunfo de la revolución.
El pontífice llega a Santiago por la tarde para reunirse con los obispos en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, muy venerada incluso más allá de los católicos.
El Papa dejará el martes Santiago de Cuba después de una misa final en ese santuario, para dirigirse a Estados Unidos.
Visiblemente cansado, con el rostro enrojecido por efecto del calor húmedo, Francisco multiplicó el domingo en La Habana los encuentros con los fieles, los religiosos, los jóvenes, el presidente Raúl Castro y su hermano Fidel.
La reunión con el líder de la revolución, que condujo el país durante medio siglo (1959-2006), fue discreta, como la que sostuvo con él Benedicto XVI en 2012. Se trató de "un encuentro muy familiar, muy informal" sobre temas mundiales, en especial sobre medio ambiente.
Por la noche, con aspecto agotado, Francisco habló más brevemente que de costumbre con los jóvenes cubanos reunidos ante la catedral, animándolos a seguir "soñando" y a no perder "la cultura del encuentro", que une a las personas "a pesar de sus diferencias".
Previamente, ante los religiosos cubanos, con expresión seria e irritada, lanzó una acusación de una vehemencia particular contra una iglesia mundana y exaltó la pobreza y la misericordia.