El presidente de Sri Lanka quiere un gobierno de unidad para salvar la economía
El nuevo presidente de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, instó a los legisladores de todos los partidos a unirse a un gobierno de unidad para impulsar la economía, en bancarrota en la actualidad, mediante importantes reformas, aseguró este domingo la presidencia.
Wickremesinghe asumió el cargo a principios de este mes después de que el malestar de la sociedad por la peor crisis económica de la isla obligara a su predecesor, Gotabaya Rajapaksa, a renunciar y huir del país.
Ante monjes influyentes en el Templo del Diente en Kandy, uno de los santuarios más sagrados del budismo, el presidente declaró el sábado que "desea comenzar un nuevo viaje", indicó su oficina este domingo en un comunicado.
"Me gustaría emprender este camino y formar un gobierno que reúna a todos los partidos" del Parlamento, una necesidad para aprobar "reformas dolorosas", según Wickremesinghe.
El presidente escribió el sábado a todos los diputados del parlamento para pedirles que se unieran a un gobierno de unidad.
El jefe del Estado reveló que la economía seguirá cayendo este año con una contracción del 7,0%, pero que esperaba una recuperación en 2023.
Wickremesinghe aseguró que trabaja para "restablecer la economía". “Es una tarea difícil. Pero si no lo hacemos ahora, lo será más. Tenemos que preguntarnos si debemos tratar de curar al paciente dándole medicamentos o si debemos dejarlo morir sin darle fármacos", prosiguió.
La inflación, que está en la actualidad en el 60,8%, podría aumentar todavía más, advirtió.
El país se enfrenta a una crisis histórica, tras sufrir desde hace meses una escasez de alimentos, combustible, materias primas y medicamentos, debido a la falta de divisas extranjeras necesarias para financiar las importaciones.
Sri Lanka entabló conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un posible rescate, pero los responsables creen que podría llevar meses para que se materialice el acuerdo.
La nación insular dejó de pagar en abril su deuda externa de 51.000 millones de dólares, unos 49.878 millones de euros. Y a principios de julio, las enormes protestas de la población provocaron la salida del presidente Rajapaksa, quien se refugió en Singapur antes de dimitir.
Según el Programa Mundial de Alimentos, casi una cuarta parte de los 22 millones de habitantes de la isla necesitan ayuda alimentaria, y más de cinco de cada seis familias no tienen comida suficiente o compran alimentos deficientes.