Nepal sigue en crisis económica tras un año del terremoto
Un año después del devastador terremoto que costó la vida a más de 8.000 personas el diagnóstico de la economía de Nepal arroja un cuadro crítico, con la inflación disparada, la reconstrucción paralizada y un panorama de inestabilidad política en uno de los países más pobres del mundo.
La aún hoy semiderruída Plaza Durbar de Katmandú es un hervidero de gente a un día para que, según el calendario nepalí, se cumpla un año del terremoto, un aniversario que de acuerdo con el calendario occidental se conmemora el lunes.
Jóvenes y mayores, hombres y mujeres se apresuran a hacer sus compras antes de que en los próximos días se acabe la "temporada de bodas" en el país del Himalaya. La inmensa mayoría son nepalíes, los turistas se pueden contar con los dedos.
Los vendedores de recuerdos, de artículos para la escalada y el senderismo, de artesanía y paños finos están desesperados por la falta de turistas y la caída de las ventas durante un año que, tras el terremoto, fue a mucho peor por los condicionantes políticos internos del país.
Deepak Bista tiene 48 años, 35 de ellos vendiendo recuerdos a los turistas en la calle. Dice que nunca había visto una temporada mala y que el turismo, uno de los principales renglones de ingreso del país está completamente deprimido.
"Mucho menos negocio, muchos menos turistas, y después del terremoto el problema estuvo en la frontera de India y Nepal, y eso fue un problema mayor para el negocio y todo lo demás", explicó.
Economistas consultados por Efe dicen que Deepak está en lo cierto.
En septiembre tras la traumática aprobación de la Constitución, un texto que fue rechazado por parte de la minoría Madeshi, de la sureña región Terai, cinturón industrial del país y región con aspiraciones a tener más provincias en la división administrativa, desembocó en un bloqueo fronterizo que dejó sitiado al país.
Durante meses Nepal se quedó sin suministros básicos, sin combustible, alimentos ni medicinas llegando a una situación límite en la que el Gobierno nepalí acusó directamente a India de estar detrás de las protestas y de un "bloqueo inhumano".
Fue la puntilla que llevó la situación económica del país a caer en picado. Las autoridades nepalíes calcularon las pérdidas por el terremoto en torno a 7.000 millones de dólares y dijeron que la crisis en la región Terai fue aún mayor, eso suponen pérdidas por al menos un 75% del valor del Producto Interior Bruto del país, que ronda los 20.000 millones de dólares.
Nepal pasó de crecer a un ritmo del 5% en 2014 a un 1,6%, según la proyección del Banco de Desarrollo Asiático para este año. La inflación pasó de ser el 6,9% en abril del año pasado a 12,1 en enero de este, aunque algunos creen que es aún mayor.
"El Banco Central de Nepal dice que el promedio de inflación es del 10,2 % (en marzo), pero la inflación en el Valle de Katmandú es de casi el 13%", indicó a Efe Bishwombhar Pyakurel, uno de los economistas más renombrados del país.
Pyakurel recordó que, ya antes del terremoto, Nepal presentaba un cuadro de estanflación (inflación más estancamiento de la economía) y que en este momento los precios se han disparado en gran parte por la falta de credibilidad política del Gobierno del primer ministro, Sharma Oli.
La situación es muy complicada porque se requiere un importante gasto público para reanimar la economía en un contexto de inflación desbordada y la capacidad de ejecución presupuestaria es "patética", dijo.
"En los últimos ocho meses del presente año fiscal (julio a marzo) el Gobierno ha gastado solo un 11 %, por tanto ha habido una contracción en la economía. No hemos hecho nada más que ser más dependientes incluso en agricultura, comprando miles de millones de rupias en arroz, fruta y alimentos", dijo, al recordar que además otras 2.200 industrias cerraron por la crisis fronteriza.
El exjefe de Autoridad Nacional para la Reconstrucción (NRA), Govind Raj Pokharel, lamentó en declaraciones a Efe que un año después del terremoto "no ha habido ningún progreso destacable en la reconstrucción".
Raj Pokharel recordó que tras el seísmo hubo un "momento propicio" para atacar los problemas con la promesa por parte de la comunidad internacional de 4.400 millones de dólares para afrontar la reconstrucción.
Sin embargo, se tardaron casi nueve meses en formalizar la puesta en marcha de la NRA -exigida por la comunidad internacional- y que aún hoy no es capaz de determinar el papel de Gobierno y ONGs.
"Se politizó la reconstrucción y las consecuencias están a la vista", dijo.