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Israel promueve el cannabis con fines terapéuticos

Israel se toma muy en serio el cannabis con fines medicinales. / AFP
Afp
27 2016 - 15:10

Desde fuera, la instalación, protegida por un foso, una muralla, alambradas, cámaras de vigilancia y hombres armados, tiene todos los elementos de una base militar israelí, si no fuera por el ligero tufo acre y dulzón que flota alrededor... olor a marihuana.

Aquí, en las afueras de un tranquilo pueblo en el norte de Israel, crecen al resguardo de miradas indiscretas 50.000 plantas de 230 variedades diferentes de cannabis con fines médicos, la segunda plantación más grande del país.

"También para el cannabis estamos en tierra prometida: buen clima, 300 días de sol al año y una humedad perfectamente adaptada", resume Tamir Gedo, presidente de B.O.L Pharma, empresa farmacéutica autorizada por el ministerio israelí de Sanidad a cultivar y distribuir cannabis terapéutico.

En Israel, el consumo recreativo de cannabis es ilegal; en cambio, el Estado autoriza e incluso alienta su consumo desde hace una década con fines terapéuticos.

En 2015, los médicos lo prescribieron a unos 25.000 pacientes con cáncer, epilepsia, estrés postraumático o enfermedades degenerativas, no para curar su mal sino para atenuar los síntomas.

El empleo del cannabis médico divide a los médicos por la cuestión de la dependencia y los trastornos de comportamiento como la agresividad.

Esta sustancia presenta virtudes reconocidas desde hace mucho, como reavivar el apetito, reducir los problemas de sueño, y posee propiedades ansiolíticas e incluso antiinflamatorias, aducen sus defensores.

Su investigación avanza más rápido en Israel que en otros lugares: las autoridades son más liberales y los ensayos clínicos en humanos escapan a la reglamentación, contrariamente a otros países.

'Canna-Hub' o centro mundial del Cannabis

Cada vez más empresarios, investigadores e inversores se lanzan a este negocio, en busca de la hierba perfecta: un medicamento purificado, dosificable y con menores efectos secundarios.

En el recinto de B.O.L (Breath of Life, Aliento de vida) Pharma, un complejo de dos hectáreas de invernaderos y laboratorios, cada planta está monitorizada por un programa que controla sus parámetros bioquímicos 24h/24.

El cultivo del cannabis terapéutico necesita una vigilancia especial de ciertos componentes activos, como el THC, molécula psicotrópica que produce la impresión de flotar a quien consume y que no está recomendada para todos los pacientes, especialmente los niños.

"Con la protección del ministerio, que siempre ha mantenido una actitud pionera al respecto, hemos forjado nuestra experiencia en materia de ensayos clínicos y ahora podemos compartirla con numerosas compañías de Estados Unidos o Europa", afirma el presidente de B.O.L Pharma.

Aunque Israel no tiene derecho a exportar sus flores de cannabis, ha apostado por exportar su experiencia agrónoma, médica y tecnológica para convertirse en un centro mundial dedicado a esta sustancia.

Una veintena de equipos universitarios locales se han especializado en este campo y la prestigiosa universidad hebraica de Jerusalén acaba de inaugurar su centro de Investigación sobre del Cannabis.

Inhaladores, cigarrillos electrónicos y aceites esenciales

Cerca de 200 actores del sector se reunieron a principios de marzo en Tel Aviv para el CannaTech, salón anual de innovación en la materia.

Con los ojos enrojecidos en algunos casos pese a la estricta prohibición de consumir, los empresarios exhiben sus productos: cigarrillos electrónicos de marihuana terapéutica, productos contra la boca pastosa o cremas y ungüentos a base de cannabis.

Varias start-up se quedan en los productos derivados mientras que otras piensan más a lo grande.

"Mire lo que ha ocurrido en dos años, la velocidad a la que se legaliza el cannabis. Esta oportunidad no vamos a perderla (...) y creemos que va a ser muy grande", aseguraba Saul Kaye, al frente de la primera incubadora de start-ups israelíes dedicadas a este sector.

En enero, el gigante estadounidense del tabaco Philip Morris invirtió 20 millones de dólares en la firma israelí Syke, especializada en inhaladores de cannabis médico.

Al mismo tiempo, otra empresa israelí, Eybna, anunciaba la puesta a punto de esencias de cannabis sin ninguna sustancia ilegal.

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