Fitch degrada la nota de Brasil pero los mercados no se inmutan
La agencia de calificación financiera Fitch degradó el viernes la nota de riesgo soberano de Brasil, de BB a BB- con perspectiva estable, tras el abandono de la reforma de las jubilaciones considerada esencial para sanear los déficits públicos.
Este es el segundo golpe que recibe este año la mayor economía latinoamericana, después que en enero S&P Global Ratings rebajara también su nota de la deuda brasileña al rango de bono basura (BB-), invocando razones similares.
La noticia no consiguió sin embargo alterar a la Bolsa de Sao Paulo, que cerró con un alza de 0,76%, a 87.341,96 puntos, marcando de paso un récord histórico. El real se cotizaba por su lado a 3,2402 unidades por dólar, frente a 3,2470 al cierre de los mercados de la víspera.
"La degradación [de la nota] de Brasil se debe a sus persistentes y amplios déficits, al elevado y creciente peso de la deuda del gobierno y al fracaso para legislar con reformas que mejoren los resultados de las finanzas públicas", explicó Fitch en un comunicado.
La agencia se interroga sobre la viabilidad de esa reforma a pocos meses de las elecciones presidenciales y legislativas de octubre, en la cual ningún candidato promercado despunta con fuerza hasta el momento.
Ese calendario "significa que la reforma del régimen de jubilaciones será abandonada hasta después de las elecciones y que hay incertidumbre sobre la capacidad del próximo gobierno de garantizar su aprobación de manera oportuna", añade.
El ministerio de Hacienda emitió por la tarde un comunicado en el cual alega que la deuda pública federal de Brasil "tiene actualmente una composición sana, con reducida exposición cambiaria y baja concentración de vencimientos a corto plazo".
Destaca asimismo que "sigue comprometido con la agenda de reformas macro y microeconómicas destinadas a garantizar el equilibrio de las cuentas públicas, el crecimiento económico sostenido y la mejora constante del ambiente de negocios".
El presidente Michel Temer, que sustituyó en 2016 a la mandataria de izquierda Dilma Rousseff, destituida por el Congreso, logró imponer duras medidas de ajuste, como la congelación de los gastos públicos durante 20 años y la flexibilización de la legislación laboral.
Junto a su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, atribuye a esas medidas la salida de dos años de recesión y el control de la inflación.
Pero no consiguieron asegurarse una mayoría suficiente para la reforma de las jubilaciones, debido a reticencias de muchos diputados de su base, temerosos de no ser reelectos en octubre.
Bolsa a prueba de balas
La Bolsa de Sao Paulo llegó a caer 0,5% tras el anuncio, pero por la tarde se recuperó y cerró con un alza de 0,76%, en su octava sesión consecutiva de alzas. En lo que va del año, el índice Ibovespa se apreció un 14,26%.
Fitch colocó a Brasil "en el selecto grupo de países como Bolivia, Seichelles, Georgia, República Dominicana, Bangladés o Vietnam", otorgándole una nota BB-, igual que "la de Argentina antes de su colapso en 2001", pero los mercados no parecen alterarse, ironizó en una nota de análisis el economista André Perfeito, de Gradual Investimentos.
Muchos analistas atribuyen esa inmunidad al hecho de que los inversores ya habían incorporado la posibilidad de una nueva degradación, después de la de S&P.
Perfeito cree que eso se debe en parte a que "los activos financieros brasileños oscilan más por motivos externos que internos", como si Brasil fuese "una 'gran hacienda' íntimamente vinculada a la exportación de commodities [agrícolas] y con la moneda atada a los precios de los bienes primarios".
Además, "el mercado cree que algún candidato electoralmente viable dará continuidad a las reformas, una hipótesis ingenua dadas las encuestas recientes de intención de voto (...), sin contar el probable riesgo de colapso de la máquina pública el año que viene", alertó, en referencia a la dificultad del gobierno para respetar sus metas presupuestarias.
Fitch destaca que el gobierno cumplió sus metas de déficit fiscal primario (antes del pago de intereses de la deuda) en 2017 y que el déficit general del gobierno representó el 8% del PIB de Brasil, pero que en 2018 y 2019 sus previsiones son de un déficit de poco más de 7%, en tanto que en el promedio de otros países con nota BB es de 3%.
La deuda pública bruta de Brasil llegó por su lado a 74% del PIB en 2017 y debe llegar a 80% en 2019, mientras que en los países con calificación BB la deuda promedio es de 45% del PIB, señala.