Miles de quintales de arroz se pierden en Chiriquí

Los pequeños productores de arroz de la provincia de Chiriquí están desesperados porque están perdiendo las cosechas en los campos y los molinos no están comprando los miles de quintales que ya han cultivado.

Los productores dijeron que han tenido que almacenar arroz en sus casas, improvisando graneros, para evitar que se les dañe. Aseguran que una vez cosechado deben proceder a tramitar su secado, porque los molinos no se los quieren comprar y recibir ya que están en máxima capacidad.

“Para no perder toda la cosecha hemos tenido que volver a tirarlo a camiones para llevarlos a las secadoras, porque de lo contrario se nos pudre”, señaló Julián Rojas, uno de los productores afectados.

Hay decenas de hectáreas maduras -que desde hace 10, 15 y hasta 20 días se han debido cosechar- pero por la falta de compradores siguen en el campo, dañándose y madurándose.

“El presidente Varela nos dijo ‘vuelvan al campo y siembren que nosotros vamos a comprarles sus cosechas’, pero vemos que era sólo un eslogan, porque han importado en plena época de cosecha, saturando los molinos y causando que las nuestras se pierdan”, expresó Abdiel Rojas, otro de los arroceros afectados.

Casi a punto del llanto, Genaro Sánchez, otro pequeño productor de Alanje, mostró a TVN Noticias las más de diez hectáreas maduras de arroz, que debía haber cosechado hace 12 días, y que por falta de compradores se les está perdiendo en el campo.

“Son más de veinte mil balboas ($20,000) en pérdidas que debo enfrentar, porque debo pagar a las casas comerciales, los bancos, el equipo utilizado en el proceso y a los trabajadores”, dijo.

Para los pequeños arroceros el presidente de la República, Juan Carlos Varela, y el ministro de Desarrollo Agropecuario, Enrique Carles, deben dar la cara y ofrecerles una solución rápida y efectiva a la crisis que están enfrentando.

Los arroceros manifestaron que les pidieron sembrar y ahora los ahogan con importaciones, situación que no van a permitir.

Con información de Demetrio Ábrego.