Colón, la zona franca más grande de América que se recupera a dos velocidades
Colón/La principal zona franca de América, ubicada en el Caribe panameño, se recupera a dos velocidades de la grave crisis que sufrió hace un lustro: mientras las industrias farmacéuticas y tecnológicas se encuentran en pleno apogeo, los textiles y las perfumerías apenas levantan el vuelo.
Apoyado en un poste eléctrico, Edgar Acevedo espera a ver si alguno de los escasos clientes que deambulan por la llamada "Calle de los textiles", hace años un hervidero de gente y en la que hoy se suceden los carteles de "Se alquila local", necesita un transporte de mercancía.
"Antes llenaba siete contenedores al mes. Ahora demoro hasta dos meses en completar uno", reconoció a Efe el transportista panameño, que lleva más de dos décadas enviando carga, especialmente a Venezuela.
La Zona Libre de Colón (ZLC), que es la segunda zona exenta de impuestos más grande del mundo después de Hong Kong (China) y que representa el 8,5 % del producto interno bruto (PIB) panameño, atravesó una severa crisis entre 2013 y 2016, cuando sus ingresos cayeron más de un 12 %.
Entre las principales causas del declive, se encuentran la revalorización del dólar, la situación económica de Venezuela -uno de sus principales clientes- y los aranceles que Colombia aplica desde 2012 a las reexportaciones de algunos textiles y calzados.
Venezuela sigue sumida en un descalabro económico sin precedentes y el conflicto arancelario con Colombia no tiene visos de solucionarse a corto plazo, pero las cifras del emporio comercial han remontado.
La zona franca, donde operan más de 3.000 empresas dedicadas a la reexportación y trabajan cerca de 18.000 personas, registró un movimiento comercial el año pasado de 20.931 millones de dólares, lo que representa un incremento del 6,5 % con respecto a 2017.
Para Nessim Hafeitz, dueño de un almacén de telas, los números "suenan bonito", pero no representan a todos los comerciantes. "Acabo de liquidar dos millones de dólares en mercancía obsoleta", se lamentó en declaraciones a Efe.
Las cuentas tampoco le cuadran a Francis Sánchez, quien ha empezado a vender al por menor los bolsos procedentes de China que antes ofrecía al por mayor y que ahora apenas coloca.
El gigante asiático, con quien Panamá estableció relaciones diplomáticas en 2017, es el principal proveedor del enclave comercial.
"Últimamente solos nos salvan los turistas que vienen los viernes en los cruceros", apuntó por su parte Eliana Gómez, gerente de una tienda de zapatos, muy castigada por las restricciones que impone Colombia a estos productos con la excusa de combatir el comercio ilícito.
Detrás del repunte de la zona franca, que se encuentra a pocos metros de la entrada Atlántica del Canal de Panamá, están grandes farmacéuticas como la alemana Bayer o gigantes tecnológicos como el chino Huawei, que tiene en Panamá uno de sus seis centros de distribución mundial.
La multinacional china Hikvision, considerado el mayor fabricante del mundo de equipos de videovigilancia, también anunció este mes que próximamente trasladará su centro de distribución para América Latina de Miami (EE.UU.) a Colón.
"Es una zona franca con dos realidades", admitió el presidente de los empresarios de la Zona Libre de Colón (ZLC), Daniel Rojas, quien ve difícil llegar al volumen de negocio de antes de la crisis.
Para el ejecutivo, más allá de las vicisitudes con Colombia y Venezuela, hay otra causa más profunda tras el declive de los comercios que tradicionalmente han operado en la zona franca (textiles, calzados, perfumes): la falta de modernización.
"Necesitamos automatizar los procesos de compra e implementar procesos de trazabilidad para que cualquier cliente pueda ver en su ordenador en tiempo real donde está su mercancía. Nos hemos quedado rezagados, hacemos negocios como en el siglo pasado y vamos a perder nuestra posición", alertó.