La recuperación pospandemia debe ser justa y sostenible para evitar conflicto

El presidente del Foro, Borge Brende, coincidió en que apostar por esa resiliencia "tiene un coste, pero es peor el coste de no hacer nada" / EFE
Efe
19 2021 - 11:32

Los Gobiernos deben fomentar una recuperación justa y sostenible, invirtiendo en "el capital humano", para reducir los riesgos derivados de la desigualdad y fragmentación social exacerbados por la pandemia, según el Informe Global de Riesgos 2021, presentado este martes por el Foro Económico Mundial (FEM).

En una rueda de prensa virtual, la directora general del FEM, Saadia Zahidi, dijo que, si bien la epidemia ha evidenciado puntos flacos en las sociedades, como la precariedad del acceso a internet o los sistemas sanitarios, también ofrece "la oportunidad de cambiar hacia un nuevo modelo de crecimiento", más allá de "las medidas de emergencia" aplicadas a corto plazo.

Zahidi instó a los Estados a invertir "en el capital humano", en las redes de seguridad social, en la educación, en tecnología verde y sostenible para construir un sistema que, según dijo, sería menos costoso y más estable a largo plazo.

Brecha digital y cambio climático

El presidente del Foro, Borge Brende, coincidió en que apostar por esa resiliencia "tiene un coste, pero es peor el coste de no hacer nada" y señaló que, si una lección puede aprenderse de la pandemia, es "el peligro de ignorar los riesgos" aparentemente lejanos.

Elaborado según una encuesta entre un millar de empresarios y expertos en riesgo, el informe advierte de que, además de socavar la cohesión social, la pandemia amenazará la economía en los próximos tres a cinco años y debilitará la estabilidad geopolítica en la próxima década.

Con todo, los efectos del cambio climático se mantienen como el "mayor y más probable" riesgo para el planeta este decenio, puesto que "no hay vacuna" para hacerle frente, subrayan los autores.

En el acto de hoy, los expertos presentes alertaron de que las minorías ya en desventaja y los jóvenes "pandemials", que sufrieron también la crisis financiera de 2008, serán los más perjudicados por la situación actual, que amplía la brecha "entre ricos y pobres" y la "digital", con más de la mitad del mundo aún sin acceso o aptitudes para internet.

Alerta financiera

Sobre el impacto de la pandemia en la economía global, Guillaume Barthe-Dejean, director de la Oficina del presidente de la compañía surcoreana SK Holdings, alertó de dos riesgos inminentes: una nueva crisis de deuda soberana, por los altos niveles de deuda acumulados tras los paquetes de estímulo, y un agudo declive de la inversión directa extranjera.

El analista opinó que será clave la intervención del sector privado para afrontar ese déficit de financiación de cara a invertir en tecnología, 5G o colegios, y consideró improbable un regreso a la "hiperglobalización" que había antes de la pandemia, en pro de un "regionalismo económico".

La líder de gestión de riesgos de Marsh, Carolina Klint, recomendó a las empresas hacerse más resistentes a través de "una mejor colaboración y coordinación" y reconociendo "que sus empleados son seres humanos", por lo que deben "ofrecer herramientas" a fin de ayudarles cuando sea necesario, sea para una mejor salud mental o en el teletrabajo.

Posibles riesgos que acechan

Por primera vez, el informe del FEM, que se analizará la semana próxima en el llamado Programa de Davos (Suiza), evalúa además los riesgos globales en función del momento en que los encuestados perciben que supondrán una amenaza crucial para el mundo.

Así, se consideran peligros claros y presentes (en un periodo de 0 a 2 años) la preocupación por la vida y la subsistencia, entre ellos las enfermedades infecciosas, las crisis laborales, la desigualdad digital y el desencanto de los jóvenes.

A medio plazo (3 a 5 años), los encuestados opinan que el mundo se verá amenazado por los riesgos económicos y tecnológicos, como el estallido de burbujas de activos, el colapso de las infraestructuras informáticas, la inestabilidad de los precios y crisis de deuda.

Las amenazas existenciales (5 a 10 años) como las armas de destrucción masiva, el colapso del Estado, la pérdida de biodiversidad o los avances tecnológicos adversos, dominan las preocupaciones a largo plazo.

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