Merkel le gana el pulso a Schäuble en las negociaciones sobre Grecia
Con el visto bueno del Eurogrupo al tercer plan de rescate de Grecia, la canciller alemana, Angela Merkel, se impuso a su inflexible ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, que pese a su popularidad tuvo que inclinarse.
Schäuble, que llegó a sugerir que Grecia saliera del euro, estimó sin entusiasmo que la adopción el viernes del tercer rescate por los ministros de Finanzas de la Eurozona era una buena noticia.
El tercer rescate prevé un plan de ayuda internacional por un monto de 86.000 millones de euros (95.000 millones de dólares), a cambio de nuevas y dolorosas medidas de austeridad.
En este pulso de conservadores en el poder, Schäuble, el malo de la película en Europa pero muy popular en Alemania (un 70% de aprobado), se doblegó ante Merkel, que deseaba a cualquier precio descartar un eventual "grexit".
En el bando de los "duros" en Europa, la canciller aparece como más moderada que su ministro de 72 años.
Y, a pesar de trabajar codo con codo desde hace diez años, los dos responsables políticos tuvieron "importantes diferencias" estos últimos días, según una fuente europea.
El ministro de Finanzas prefería otorgar a Atenas un préstamo puente para que hiciera frente a los vencimientos a corto plazo, antes que cerrar un acuerdo precipitado.
En un documento enviado a Bruselas y que circula en la prensa alemana, Schäuble emitió sus reservas sobre las modalidades del acuerdo técnico cerrado el 11 de agosto entre el gobierno griego y sus acreedores, y aprobado el viernes tanto por el Parlamento griego como por el Eurogrupo.
En concreto, el ministro insistió en la necesidad de aportar precisiones sobre las privatizaciones, que deben aportar 6.400 millones de euros (7.100 millones de dólares) a las arcas griegas en tres años.
Para Schäuble, otra cuestión importante era conseguir la participación, a su juicio, "decisiva", del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el plan de ayuda.
Por el momento, no logró el compromiso del FMI. "Un fracaso para el ministro de Finanzas Schäuble", comentaba el semanario Der Spiegel.
Ante los rumores de división entre los conservadores, la cancillería repitió estos últimos días que el gobierno tenía un sola posición sobre Grecia.
Amenaza de sanciones
Angela Merkel debe, no obstante, enfrentar el descontento de algunos políticos conservadores, que no quieren sacar la billetera para ayudar a Grecia.
Por segunda vez en un mes, los diputados alemanes deberán interrumpir el miércoles las vacaciones para pronunciarse sobre este tercer plan de ayuda desde 2010.
La cantidad de diputados de la mayoría conservadora que ignoran las consignas de voto ha crecido sin cese, hasta tal punto que el jefe del grupo parlamentario, Volker Kauder, tuvo que amenazar con sanciones.
El 17 de julio pasado, 60 diputados conservadores sobre 311, votaron contra el principio de un tercer plan de ayuda y 5 se abstuvieron.
En febrero pasado, en la anterior votación sobre el tema, sólo 29 diputdos se manifestaron contra la prolongación de los programas de asistencia financiera a Grecia. Y 13 en 2012, para el plan anterior.
De aquí al miércoles, Merkel, refugiada por el momento en un prudente silencio, acelerará el ritmo para transmitir su mensaje al grupo parlamentario.
El visto bueno del Parlamento alemán está casi asegurado, ya que la "gran coalición" entre conservadores y socialdemócratas dispone de 504 de los 631 escaños.
Además, aunque expresen su disgusto, los diputados conservadores tienen la costumbre, a la hora de votar, de seguir las consignas de Merkel, quien podría revalidar un cuarto mandato en 2017.
Los diputados socialdemócratas (SPD) deberían hacer también frente común con sus aliados en el gobierno.
Como señala el diario Süddeutsche Zeitung, "si el destino de Angela Merkel dependiera de una votación, la mayoría necesaria estaría asegurada de inmediato".