Portugal, un refugio para los que creen en las criptomonedas
Portugal se ha convertido en un refugio para los adeptos a las criptomonedas a causa de su escasa reglamentación y bajos impuestos, algo que despierta recelos en el resto de Europa.
"No necesitas hacer nada más porque ya tienes un sistema pefecto, con cero impuestos sobre bitcóin", explica Didi Taihuttu, un inversor que se mudó a Portugal con su familia desde Holanda.
"Para los que creen en el bitcóin, es el paraíso", añade.
Las autoridades fiscales en todo el mundo escrutan el fenómeno cripto e intentan definir qué tipo de activo representan.
El Salvador considera directamente que el bitcóin, la criptodivisa que domina el mercado, es una moneda de curso legal, a pesar de que es inmaterial.
Desde un punto de vista fiscal, Portugal la considera también una moneda, así que es uno de los últimos países en los que la compraventa de esa criptodivisa no está sujeta a impuestos.
Expertos y políticos, como la diputada de extrema izquierda Mariana Mortagua, advierten sobre la volatilidad de la situación, y el ministerio de Hacienda portugués aseguró a la AFP que está estudiando posibles cambios.
"Portugal se ha convertido en un paraíso fiscal", declaró recientemente Mariana Mortagua.
"Es difícil de justificar que otros activos financieros sean imponibles al 28% pero no las criptomonedas", reconoce Pedro Borges, de Criptoloja, el primer mercado de criptodivisas en Portugal.
'Vacío legal'
Portugal tiene una política flexible para los inversionistas extranjeros en el sector inmobiliario, y además propone visados especiales para los denominados nómadas digitales, los que trabajan en línea, sin necesidad de una residencia fija.
"Portugal tiene sol, comida fantástica y gente fantástica" declara Taihuttu, que se ha instalado en el Algarve, una región muy turistica en el sur.
"Portugal puede convertirse en uno de los mejores países europeos para vivir e invertir", añade.
Pero otras fuentes conocedoras del sistema legal portugués son más cautas.
Un abogado fiscal en Londres, que pidió anonimato, explicó que no aconsejaría a sus clientes invertir en este país.
"No es una estrategia de largo plazo del gobierno para atraer empresas en el sector, más bien hay un vacío legal", explicó a la AFP.
"Apuesto a que en diez años, la City (corazón financiero de Londres) será más permisiva que Portugal."
Gran Bretaña está intentando convertirse en una nueva plataforma de inversión para los adeptos al mundo digital, sobre todo tras el Brexit.
El efecto burbuja
En el caso de Portugal, la presión para poner orden podría provenir de las instituciones europeas.
Fabio Panetta, miembro del consejo ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), advirtió el mes pasado que lo que está sucediendo "guarda similitudes alarmantes" con la burbuja inmobiliaria que provocó una crisis mundial en 2007.
Las inversiones en el mundo cripto superan actualmente los 1,3 billones de dólares de préstamos tóxicos que desencadenaron ese desastre financiero.
"No podemos repetir los mismos errores, esperando a que la burbuja estalle", explicó Panetta.
Los "cripto evangelistas", acusó, prometen "el cielo en la Tierra" con todo un entramado piramidal de inversiones, en el que se proponen jugosos beneficios a corto plazo sobre activos que no tienen un respaldo monetario claro.
Si los inversores deciden retirar su dinero de golpe, la pirámide se desmorona.
El mercado necesita atraer dinero fresco de forma constante, lo que explica la publicidad en grandes acontecimientos deportivos, la participación de grandes estrellas provenientes de cualquier sector (música, deportes, cine...), y lo más inquietante, las redes sociales, con mensajes dirigidos a los jóvenes.
La cuenta Instagram de Taihuttu parece un anuncio publicitario, con playas soleadas, vacaciones en la nieve, viajes... todo aparentemente financiado con criptomonedas.
Su última propuesta es invertir en terrenos con el título de propiedad registrado en la cadena de bloques (blockchain), el sistema que utilizan también los denominados NFT o tókens digitales, muy utilizado en el mundo del arte.
"Portugal necesita más puestos de trabajo y crecimiento económico", explica. "¿Por qué frenar la evolución de la tecnología y el dinero?" se pregunta.