Molnupiravir, el medicamento contra el COVID-19 que podría utilizarse en Panamá
El laboratorio Merck ha contactado a expertos panameños y a las autoridades para presentar el fármaco e iniciar discusiones sobre su posible autorización en Panamá.
Mientras el virus que provoca la COVID-19 no se detiene y le sigue plantando la guerra al mundo, de forma paralela los científicos siguen investigando y probando medicamentos que pudieran ayudar a tratar la enfermedad que ha cobrado la vida de más de 3.7 millones de personas en el planeta.
En los últimos meses, de forma discreta pero esperanzadora, se ha empezado a hablar de un medicamento que según la primera y segunda fase de investigación, ha arrojado resultados prometedores en la terapia temprana de personas infectadas con el virus SARS-CoV-2, se trata del Molnupiravir, un medicamento antiviral experimental desarrollado para tratar la gripe.
TVN-2.com consultó al doctor Eduardo Ortega, asesor del Consorcio de Investigación de Vacunas COVID-19 Panamá, sobre esta terapia y explicó que este antiviral es una molécula pequeña conocida como análogo de ribonucleótido, esta molécula es necesaria en la replicación del virus, pero por ser un análogo no es la molécula que usualmente usan los virus y al introducirse en el mecanismo de replicación viral induce mutaciones que se acumulan en el virus, hasta llegar a un número importante en el que el virus no puede replicarse más y muere.
Este proceso se conoce como un 'error catastrófico viral'. En este caso estamos hablando de un virus de Ácido Ribonucleico (ARN) que tiene que incluir nucleósidos en su maquinaria sintética, este ribonucleótido que es un análogo equivocado, o sea, no es el nucleósido correcto y al introducirse en su maquinaria sintética esos errores hacen que el virus acumule mutaciones y se destruya”, detalló.
Dicho en otras palabras, el molnupiravir cambia el genoma viral y la maquinaria sintética o de replicación confunde las moléculas del fármaco con los componentes básicos reales del virus, necesarios para su multiplicación y los mezcla creando copias erradas e inservibles.
El Molnupiravir es una prodroga que se absorbe vía oral y una vez en el cuerpo humano es metabolizado y se convierte en una droga activa, concentrándose en niveles altos a nivel pulmonar que es un sitio importante de infección en el caso de la COVID-19.
Según Ortega, el fármaco requiere dos dosis al día, en la fase 1 de investigación en seres humanos, que lleva adelante farmacéutica Merck y la biotecnológica Ridgeback Biotherapeutics de Florida, demuestra que las personas infectadas con COVID-19 al ser tratadas rápidamente se negativizan y desaparece la carga viral.
“Es un tratamiento corto de 5 días. En los animales también hay indicios de que este virus podría disminuir la transmisión de animales infectados a animales no infectados, y esto no es sorpresa. Este es un tratamiento que tiene esa posible ventaja de disminuir la transmisión”, manifestó.
Según el comunicado de prensa emitido por la farmacéutica Merck para este estudio multicéntrico de Fase 2a en Estados Unidos, se Reclutó a 202 adultos no hospitalizados que presentaban signos o síntomas de COVID-19 en 7 días y confirmaban una infección activa por SARS-CoV-2.
El principal objetivo de eficacia fue la reducción del tiempo hasta la negatividad viral medida mediante análisis de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR) de hisopos nasofaríngeos.
Los estudios de fármacos al igual que la vacuna también deben pasar el mismo proceso (la fase uno, fase dos y fase tres).
En la fase 1 se estudia la seguridad del medicamento e incluye un pequeño grupo de personas, que normalmente están sanas para estudiar la farmacocinética, en la fase 2 que también es de seguridad se incrementa la cantidad de personas y se analiza mejor la farmacocinética, mientras que en la fase 3 se mide la eficacia y se conoce si el fármaco altera o no la multiplicación del virus y si tiene un efecto clínico que es lo importante, porque puede haber una alteración de la carga viral pero no hay mejoría clínica en la persona, aclaró Ortega.
A diferencia de las vacunas, el Molnupiravir sería administrado a personas que ya están enfermas con COVID-19 en etapa temprana, mientras que las vacunas es una intervención preventiva que en primera instancia intenta evitar que las personas se infecten.
“Con los antivirales lo que uno busca es tratar lo más temprano posible, en los primeros días después que la persona se ha infectado. En este caso hay que evaluar los resultados de la fase 1 y la fase 2, pero normalmente lo que se hace es tratar a las personas en las primeras 24 o 48 horas después de ser infectado
Mencionó que se espera que este medicamento esté licenciado en los próximos meses.
Pero, ¿Qué posibilidades tiene Panamá de adquirir el medicamento?
Ortega confirmó que “el laboratorio Merck ha contactado a expertos panameños y a las autoridades para presentar el fármaco e iniciar discusiones sobre la posible autorización del fármaco en Panamá”.
Ortega destacó la importancia de este medicamento, ya que además de las vacunas que se utilizan como profilaxis y prevención se necesita un tratamiento efectivo y actualmente los tratamientos que se tienen para el COVID-19 se utilizan en pacientes en terapia intensiva como el remdisivir, que es de vía intravenosa y tiene un efecto limitado sobre el virus con una mejoría clínica que no va más allá del 30 %.
Sin embargo, este medicamento de vía oral de uso temprano, con efectos observados en los estudios de fase uno y en los estudios preclínico con animales de laboratorio es muy promisorio y complementa el arsenal que ya existe con las vacunas y el uso de asteroide recomendados en pacientes hospitalizados por covid que tienen alteración de la saturación de oxígeno.
“Este es un fármaco que, con su uso temprano, dependiendo de la eficacia que tenga en los estudios de fase tres sería un complemento excelente y es una herramienta que no tenemos el día de hoy para tratar el COVID-19”, afirmó.
El molnupiravir se encuentra en ensayos clínicos de fase 3 en humanos, y se espera que presenten datos preliminares a finales de junio y según el doctor Ortega, su posible regularización podría darse a finales de este año.
Pero el medicamento no escaparía de la realidad que se ha vivido con las vacunas, ya que el suministro y producción podría verse limitado a la capacidad de la farmacéutica Merck y la posibilidad que tengan los países de comprarlo.
Esta terapia es usada para el tratamiento de virus de ARN como la influenza estacional, la influenza aviar, la hepatitis C, y también se estudió para el tratamiento del SARS-CoV-1 y el Mers.
Sin duda, de obtener buenos resultados en la fase 3 de investigación, sería una gran noticia para la humanidad que tendría otra arma contra la COVID-19, sobre todo cuando se habla de variantes que podrían presentar algún tipo de resistencia a las vacunas.