Drones al servicio de la ciencia amplían la mirada curiosa de los investigadores
Ciencia en Panamá
Gracias al empleo de drones, los trabajadores de la ciencia de múltiples campos, pueden cubrir más terreno y observar desde ópticas que antes resultaban imposibles.
Ciudad de Panamá/Investigaciones científicas sobre la longevidad de los espigados árboles de la selva panameña, de los inhóspitos ecosistemas de la Antártida o de la mismísima geografía de Marte, obtienen hoy resultados antes impensados gracias al empleo de drones.
El desarrollo y apertura de esta tecnología ha permitido a los ojos de la ciencia mirar desde donde antes era muy difícil o directamente imposible. Ahora un biólogo puede observar con detalle lo que ocurre en lo alto de un nido de águilas, un experto en clima puede seguir el devenir de glaciares recónditos o monitorear la erosión o la salud del manglar en la costa.
Y aparte de los estudios de la biodiversidad o ecosistemas terrestres, los drones hoy tienen aplicación en campos tan diversos como la investigación arqueológica, estudios en áreas marinas, en estudios meteorológicos, seguimiento de icebergs, medición de la radiación o contaminación nuclear y hasta en medio de una erupción volcánica.
En Panamá, los drones son empleados por instituciones como el Instituto Smithsonian (STRI) y el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) para la investigación y monitoreo de ecosistemas y reservas naturales.
El STRI ha usado drones en Panamá para medir la deforestación de manglares en la costa del Pacífico, para mapear una nueva estación de investigación en el Parque Nacional Coiba o para ubicar árboles en flor en Barro Colorado.
Estos aparatos también ayudaron en una investigación para determinar las posibles causas de la mortalidad de los grandes árboles de la selva tropical.
Gracias a las imágenes de alta resolución captadas por los drones en unas 1,500 hectáreas de bosque en un periodo de 5 años, los científicos pueden ubicar con exactitud los puntos donde cayó un gran árbol para analizar los casos y establecer los motivos.
En total, los investigadores identificaron 11,153 perturbaciones o "área donde la altura del dosel disminuyó en más de 5 metros", según un reporte del STRI.
Más adelante, en el seguimiento de este estudio, se deben abordar las causas de la caída o muerte de los árboles detectados tras el análisis de las imágenes de los drones, apunta KC Cushman, becaria postdoctoral de STRI e integrante del equipo de científicos en este estudio.
En el caso de MiAmbiente, los drones se han convertido en una herramienta de apoyo en funciones como monitoreo de bosques en reservas naturales en diferentes puntos del país. Su uso se ha intensificado desde 2014, cuando fueron empleados para los trabajos del mapa de coberturas boscosas del país, según información de MiAmbiente.
En el ámbito internacional (y hasta espacial) los drones están proporcionando al Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, España, y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la posibilidad de elaborar mapas de ecosistemas poco estudiados en la Antártida. Mientras que en el planeta Marte, el helicóptero robótico Ingenuity lleva más de un año haciendo historia, al ser la primera nave en sobrevolar los cielos marcianos tras ser operada desde la Tierra.
Por supuesto, fuera del campo científico, la apertura de los drones ha permitido que sean útiles en años recientes para trabajos de reforestación, para brindar soporte médico y hasta para detectar casos de COVID-19 durante esta pandemia.