Los valores de la Navidad se pierden entre el consumismo y lo superficial
El modelo cultural económico ha trastocado el verdadero sentido de la Navidad, creando un comportamiento compulsivo, intolerante y de riesgo entre las personas que no son capaces de controlar sus impulsos ante las alteraciones sociales que se experimentan en el mes de diciembre.
Durante este último mes, pese a que en el país se habla de una crisis económica y ante la alerta sanitaria por la variante de la COVID-19 ómicron, los centros comerciales han estado abarrotados, cientos de personas llegan a estos sitios en busca de regalos, y ropa a toda cota, eso incluye enfrentarse por un estacionamiento.
Para el sociólogo José Lasso, el modelo social creado les indica a las personas que para esta época en particular deben tener algo, de que en las casas tiene que haber jamón, las personas tienen que tener ropa nueva promoviendo el consumismo y no una fiesta espiritual y religiosa principalmente.
“El verdadero significado de las fiestas que se han vinculado a la cultura religiosa particular, se aprovechan los espacios de este sistema para generar altos niveles de consumismo
Este modelo ha sido alimentado por el paternalismo de los gobiernos, que responden a las exigencias de las personas que manifiestan que necesitan tener algo en esta época. Lasso reconoce que la celebración hay que hacerla, pero el sistema promueve el consumismo exacerbado, dejando de lado las necesidades prioritarias.
La esencia de estas fiestas de fin de año se está perdiendo en medio del consumismo que invade a las personas, la época de paz y amor se convierte en una lucha de fuerza por obtener lo que se quiere, y cuando se quiere, perdiendo de vista lo que se busca que es realzar y recobrar los valores.
Sobre la manera en que las personas se han volcado a las calles a pesar de la alerta por la ómicron, el sociólogo dijo que esto se debe por estar tanto tiempo encerrados, con restricciones e incumpliendo con el modelo de consumismo al que estamos acostumbrados.
“Ahora la gente se vuelca de una manera más exacerbada que antes a consumir lo que no consumió antes, a querer tener lo que no tenía antes, porque el modelo de sociedad en estos casos está vinculado a que entre más tengo más soy, ese es precisamente el problema central”, manifestó.
Pero el problema no solo se resume a las compras compulsivas, pues el no poder acceder a estas, algunas personas incurren en delitos como robos, y en el peor de los casos terminan suicidándose por no poder obtener lo que quieren.
Para Lasso es importante que las familias puedan plasmar el marco de las necesidades prioritarias en estas fiestas, sin embargo, es difícil lograrlo cuando el sistema promueve estos comportamientos, porque se necesita que la gente compre para mover la economía.
Destacó que el sistema está tratando de aplastar los valores de paz, amor, compartir que son los que se deben resaltar en esta época pero quedan en segundo plano.