Urge que Panamá tome una decisión y produzca su propio antídoto para picadura de escorpión
Después de México, Panamá es el segundo país de América Latina y el Caribe con mayor incidencia de casos por picaduras de escorpiones, situación que ha causado la muerte de adultos y menores de edad en diversas partes del territorio nacional.
Es conocido que el antídoto que se usa en Panamá proviene de Venezuela y que la crisis actual del país suramericano pondría en riesgo la producción del suero, generando un problema de salud pública en el istmo, que no contaría con el medicamento para el suministro oportuno.
De allí que urge la necesidad de que Panamá avance en sus investigaciones y capacidades para elaborar su propio antídoto, que asegure la vida humana ante la exposición al veneno que puede ser mortal.
Disney Fajardo, jefe del Departamento de Biodiversidad de la Dirección de Áreas Protegidas del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente), dijo a TVN-2.com, que “Panamá debe avanzar en un plan para desarrollar su propio antídoto, sin tomar en cuenta el escenario de que Venezuela no pudiera seguir proveyendo, porque ya se sabe que el antídoto que viene de allá no es 100 por ciento efectivo contra el veneno de todas las especies de escorpiones panameñas de importancia médica”.
Especies y aumento de casos
En Panamá se registran 16 especies de escorpiones, cuatro de mayor importancia médica: Tityus pachyurus, Tityus asthenes, Tityus festae y Tityus cerroazul. Recientemente se ha vinculado otro escorpión que ha causado accidentes, el Tityus championi, por lo cual son cinco especies de importancia en salud pública.
Los escorpiones son arácnidos cuyo hábitat natural son zonas boscosas, pero al irrumpir su espacio y construir viviendas empiezan a cohabitar dentro de las casas, lo que hace a las personas propensas a las picaduras.
Cifras oficiales del Ministerio de Salud revelan que desde 2007 se han incrementado los casos anuales. En los años 2015 al 2017 el número de envenenamientos anuales superó la cifra de 4,000 casos.
La mayoría de los casos involucran a menores de 15 años, pero también se han reportado adultos, principalmente trabajadores de la agricultura o construcción.
Las áreas de mayor incidencia son las provincias de Panamá, Panamá Oeste, Coclé, Chiriquí, Los Santos, Colón y Veraguas.
Avances en investigaciones científicas
Le corresponde al Departamento de Biodiversidad tramitar los permisos de investigaciones científicas sobre la vida silvestre, acceso a los recursos genéticos y biológicos, biodiversidad, tanto con fines comerciales como sin fines comerciales.
“La investigación sobre veneno de escorpiones ha sido una sola, pero lleva más de 10 años de estudios, por etapas o fases, con lo cual, a través del tiempo ha renovado los permisos, o ha tramitado permisos nuevos a medida que se le termina la duración de validez”, reiteró Fajardo.
Recientemente, MiAmbiente entregó el libro “Lecciones aprendidas: Investigaciones sobre el veneno de escorpiones” a la profesora Hildaura Acosta de Patiño, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá (UP), que junto a otros biólogos y químicos del Programa de Ofidismo/Escorpionismo de la UP e investigadores internacionales, han realizado a lo largo de los años importantes aportes sobre el veneno de cada tipo de escorpión para producir el antídoto en el país.
Patiño dijo a TVN-2.com que el documento es un compendio y secuencia de la historia que se comenzó a estudiar en 2007 hasta 2019 cuando se logró el apoyo del Proyecto Global ABS MiAmbiente-PNUD-GEF para su recopilación y publicación.
Evidencia nacional para desarrollar el antídoto
Según la profesora Patiño, con los datos obtenidos por todo el proyecto, incluyendo las “expectativas y retos indican que ya el Estado panameño tiene la evidencia nacional de que es importante elaborar un antídoto específico para Panamá”.
Agrega la experta que el veneno de la especie Tityus cerroazul “es poco reconocido por el antídoto que se usa para atender los casos en Panamá”.
“Ese escorpión ha causado varias muertes en Panamá. Necesitamos que con la ayuda del Estado el paso pueda darse mediante un proyecto, ya sea en asocio con un laboratorio extranjero o trabajarlo, generando en Panamá ese laboratorio”, sostuvo Patiño.
Por su parte, Fajardo indicó que “la idea es preparar un antídoto compuesto con base en el veneno de las especies de importancia médica, lo que se llama antídoto polivalente”.
“Hay suficiente capacidad en el país para tener el veneno que se necesita. Tenemos gente estudiando. A lo largo de los años se ha obtenido la cantidad de evidencia de dónde está distribuido el escorpión en Panamá. Hay mucha posibilidad de que si el Estado panameño responde en ese sentido podamos nosotros tener el antídoto que cubra nuestras necesidades al 100 por ciento”, reiteró la profesora Patiño.
Explicó que se ha entregado en diversas facetas a más de un gobierno la información y evidencia, se empieza a hacer reuniones, actividades, pero algo pasa y no se concreta.
“Necesitamos que se tomen decisiones porque tenemos el alto riesgo de que en un momento dado no tengamos antídoto”, indicó Patiño.
MiAmbiente ha brindado el acompañamiento para hacer uso del recurso de la biodiversidad panameña, sin embargo, hace falta que el Estado, con sus entes principales conozcan el tema, asigne recursos y que en conjunto con los investigadores y la administración de la UP logren una alianza estratégica para obtener la sostenibilidad que se requiere y conseguir el antídoto para ponerlo a disposición de la salud pública.