Testimonios y realidades: la tortura en las urgencias nocturnas dentro de las instalaciones de salud pública
Salud
En este contenido exclusivo de TVN Noticias, muestra la difícil situación que pasan los ciudadanos en las instalaciones de salud pública, específicamente en horas de la noche, donde las urgencias no avisan y en ocasiones les toca sortear una atención.
Ciudad de Panamá, Panamá/Son las ocho de la noche y el cuarto de urgencias del hospital Irma de Lourdes Tzanetatos está a tope. Los niños lloran, los adultos mayores están en camillas de ambulancia esperando atención y no parece quedar espacio libre para un enfermo más.
La saturación del servicio de urgencias de este hospital es el reflejo de un problema creciente en la ciudad capital: enfermarse cuando cae el sol es una auténtica tragedia, porque el número de hospitales públicos abiertos cae dramáticamente.
Por el día hay 41 instalaciones operativas, pero después de las 6:00 p.m., no hay ni la mitad. En algunos lugares no hay ni siquiera a dónde acudir.
La impotencia
A varios kilómetros de allí, los centros médicos públicos ubicados en las zonas más pobladas llevan horas cerrados. En Felipillo o Pacora, por ejemplo, la escena es la misma. En Las Garzas, el Minsa-Capsi deja de dar atención antes de que anochezca. De noche, en el centro de salud Julio “Chacho” Rodríguez de 24 de Diciembre, solo nos reciben un celador y el ladrido de los perros guardianes. La única opción es ir al Irma De Lourdes Tzanetatos o al hospital de Chepo, si se tiene seguro, porque si no, la historia es otra.
Al respecto, Idia de Harris, jefa del servicio de Urgencias de la Caja del Seguro Social (CSS), asegura que en promedio el 60% de los usuarios que van a urgencias no tiene realmente una urgencia. Aunque hay casos más dramáticos, que aumentan ese promedio en el Complejo de la vía Transístmica a un 85%. “Muchas veces la gente acude porque se le acabó el medicamento”, dijo.
Neila Jaramillo vive en Vista Hermosa, 24 de Diciembre. Es una fiel usuaria del sistema público de salud, pero reconoce que es una especie de relación complicada: asegura que, si se le enferma un nieto de noche, lo más cercano es el hospital Irma de Lourdes Tzanetatos, donde asegura debe esperar el Triage y que hagan cambio de turno, y en eso, dice, se le puede ir toda la madrugada.
A kilómetros de Tocumen, en el complejo de la Caja de Seguro Social, no es que las cosas vayan mejor. El cuarto de urgencias parece el epicentro de una feria. Rozando la medianoche, hay gente por todos lados.
El señor Saba De la Rosa viajó más de 45 kilómetros desde Buena Vista de Colón hasta el complejo de la vía Transístmica, buscando ayuda para su suegro. “El sistema de salud aquí en Panamá es mediocre (…)”, dijo en tono molesto. Llevaba casi 24 horas esperando que lo atendieran: los especialistas debían llegar hacia horas de la Ciudad de la Salud, y nada. Catalogó como pésima la atención médica del país.
A su lado, Rosa de Fernández lleva dos horas esperando, pero sospecha que tardará una eternidad: su esposo es paciente de diálisis y tiene la presión alta, pero –insiste– nadie lo ha visto aún.
Las autoridades del Complejo reconocen que el cuarto de urgencias se llena, pero que gran parte de estos casos bien pudieron ser atendidos en otras instalaciones médicas menores.
El problema se agrava por la explosión de casos de dengue y virus estacionales, que congestionan los cuartos de urgencia, incluso de hospitales de —en teoría— alto nivel como el Complejo. La jefa de Urgencias de la CSS asegura que incluso el aumento de ola criminal satura el sistema, por ejemplo, con gente baleada.
La urgencia del Complejo de la CSS tiene ocho médicos generales, cuatro urgenciólogos y 20 enfermeros, pero no se dan abasto: aunque el rango regular de atención en urgencias ronda entre 60 y 90 pacientes por turno, solo en el de las 6:00 pm a 6:00 am del domingo 25 de agosto llegaron 150.
TVN-2.com constató que en los pasillos los pacientes esperan a su médico en sillas o acostados en las camillas de las ambulancias, porque camas de hospital no hay. Afuera, los conductores de las ambulancias deben esperar a que les desocupen los equipos para volver a buscar enfermos.
El problema en el centro de la ciudad es que después de las 11:00 p.m. no hay otra opción que ir a los hospitales grandes. En el Santo Tomás, la realidad es igual de dura.
¿Una integración a medias?
En varias regiones del país, el Minsa y la CSS llegan a acuerdos de compensación para que los pacientes se atiendan en cualquier hospital sin importar si están o no asegurados, pero esos convenios no aplican para los centros médicos de Panamá centro, este, norte o San Miguelito. Aquí cada quien debe atender a su población. El problema es que en el Este, mientras la CSS tiene dos centros médicos 24 horas, el Minsa no tiene ninguno.
En San Miguelito y Panamá Norte, la situación es inversa. La CSS tiene solo dos policlínicas por las noches, por lo que los asegurados que viven en lugares distantes como Caimitillo o Chilibre deben viajar cerca de 20 kilómetros por atención médica, mientras el Minsa tiene cuatro centros médicos abiertos en esas zonas y planea abrir uno más en San Isidro pronto.
La CSS reconoce su déficit en el norte de la ciudad, pero dice que se pone manos a la obra: pronto abrirá la policlínica de Villa Zaíta, bajo la estación del metro. “Podría operar 24 horas”, pronostica la jefa de Urgencias de la Caja. Por lo pronto, abrirá hasta las 11:00 pm.
Pero mientras eso se define y la policlínica abre sus puertas, el lugar más cercano para los asegurados del norte es Santa Librada, que en teoría cierra a las 11:00 pm, aunque algunos días, ya desde las 10:20 p.m., deja de recibir pacientes. Al menos así lo confirmó un recorrido de TVN.
Esta es apenas una de las caras de la crisis de nuestro sistema de salud, que a veces también es indolente, inmovilizado por la corrupción, que no siempre previene ni piensa en los más vulnerables.