Semillas de tambucho, una amenaza para la producción de arroz en Panamá

Ciudad de Panamá/La falta de abastecimiento de semillas certificadas para la producción de arroz alienta a los productores a seguir utilizando las llamadas “semillas de tambucho”, que de tanto usarse año tras año se van desgastando genéticamente afectando el rendimiento de las plantas y convirtiéndose en caldo de cultivo para albergar y diseminar hongos o bacterias que atentan contra la producción nacional del grano.

Arroceros consultados aseguran que el uso de semillas certificadas en el país no llega ni al 40%, por lo que hoy día en los campos se están utilizando las semillas “Senumisa-20” y “Sibu”, que supuestamente entran al país vía contrabando desde la vecina Costa Rica, y que van a parar a la categoría de “tambucho” al no estar certificadas oficialmente para su uso.

“Estamos ante una invasión de semillas extranjeras que no están registradas”, reconoce Edwin Araúz, presidente de la Asociación de Productores de Semillas de Panamá, quien explicó que esto pone en peligro la estabilidad de la producción arrocera, sobre todo ahora que se viene encima la desgravación arancelaria, que impactará directamente en los productores.

A partir del 2022 el arancel del grano bajará del 90% al 79% hasta quedar en cero en el 2030, desgravación arancelaria que responde a lo establecido en el Tratado de Promoción Comercial (TPC) ratificado por Panamá en diciembre de 2007, promulgado por Estados Unidos en octubre de 2011, y que actualmente cumple sus 10 años de periodo de gracia.

Araúz recordó que a inicios de la década del 2000 cerca del 90% de las semillas que se utilizaban en el país era de “tambucho”, lo que propició la aparición en el 2003 del ácaro-hongo Steneotarsonemus spinki Smiley, que provocó una baja en los rendimientos del 40 al 60%.

-Ese año las plantas presentaron un desarrollo adecuado durante el periodo vegetativo, pero al llegar a la etapa de floración aparecieron los síntomas visuales, los cuales consistieron en la presencia de espiguillas vanas y negras, granos estériles y aborto de los granos, entre otros males, según el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa).

“Utilizamos las semillas de tambucho porque no hay ninguna ley que lo prohíba”, aseguró un productor del área arrocera de David, provincia de Chiriquí, quien dijo que buscan tener un mayor rentabilidad, obviando el daño que le pueden causar a la producción nacional.

Debido a la demanda y a la poca oferta existente de semillas de arroz certificadas, las de “tambucho” se consiguen desde 70 hasta 90 dólares el quintal, mientras que las validadas tienen un precio de 70 dólares.

Pese a la falta de disponibilidad de semillas certificadas, el presidente de la Asociación de Productores de Semillas de Panamá aseguró que actualmente el 75% de las semillas sembradas en el país son certificadas

De acuerdo con el Comité Nacional de Semillas del Ministerio de Desarrollo Agropecuario, los productores de semilla de arroz solo están autorizados para multiplicar las semillas en las categorías básicas, registradas y certificadas.

Un reciente estudio gubernamental reveló que el 66% de las siembras de arroz en la provincia de Chiriquí están contaminadas con el llamado “arroz rojo”, una maleza que causa un bajo rendimiento y que es causada la mayoría de las veces por la utilización de semillas no certificadas.

Miguel Tuñón, arrocero de la provincia de Coclé, manifestó que en esa provincia también se está dando el problema del arroz rojo en los sembradíos del grano ubicados en Las Guabas de Penonomé, en Bocatoma, distrito de Natá, y en las áreas de los sistemas de riego.

Preguntado sobre el uso de semillas en esta productiva zona del país, puntualizó que se utilizan las certificadas, ya que de lo contrario no pueden acceder a los créditos bancarios.

Además del arroz rojo, el productor afirmó que se ha desatado la plaga de la Sogata, que según la literatura consultada es un transmisor del virus de hoja blanca, enfermedad que reduce la producción del grano entre 25 a 50%, perforando la flor para alimentarse y poner sus huevos.

Igualmente, los arroceros coclesanos están actualmente a merced de la Hydrellia, una mosca denominada minador del follaje y cuya aparición según las investigaciones agrícolas se debe al incremento en el uso de plaguicidas.

Tuñón señaló que para enfrentar ambas plagas están recibiendo asistencia técnica de parte de las autoridades del Ministerio de Desarrollo Agropecuario, pero que estas son demasiado resistentes a los fertilizantes “y nos tienen contra la pared”, más ahora cuando hay un exceso de humedad debido a las constantes lluvias.

Dijo tener reportes de sus colegas arroceros de que en la provincia de Darién también se han dado brotes de estas plagas.

En tiempos de pandemia, un agro cada vez más empantanado no presagia un futuro promisorio, y menos mejores vientos.