Seguridad alimentaria panameña en riesgo por el cambio climático
Cambio climático
Para la ambientalista Reisa Banfield, Panamá está como la "procesión de Portobelo" en la lucha para mitigar los efectos del cambio climático debido a que dicen una cosa y hacen otra.
Primero fue Tierras Altas de Chiriquí y ahora la Península de Azuero, dos regiones de alta producción agrícola que han quedado bajo el agua después de fuertes lluvias provocadas por fenómenos atmosféricos que, al parecer seguirán ocurriendo.
Durante los últimos años hemos visto como el impacto de estos fenómenos que, son normales en el invierno, se ha intensificado, provocando pérdidas en el sector agropecuario, afectando la seguridad alimentaria de quienes subsisten de la agricultura y del resto del país que depende de estos alimentos.
En las recientes inundaciones, en Tonosí, más de 30 hectáreas arroz quedaron inundadas, mientras que en Macaracas se habla de 25 hectáreas, pero en Los Santos cabecera unos 1,800 cerdos murieron ahogados.
Mientras que en Quebro y Arenas de Mariato en Veraguas, 34 productores resultaron afectados, de ellos 7 son productores de leche grado C; mientras que 5 ganaderos perdieron 38 animales. También 22 productores fueron afectados por el sedimento en sus parcelas de arroz.
Alexander Pérez, uno de los productores damnificados, contó que tuvieron que recoger animales muertos, mientras trataban de salvar a los que quedaron heridos, además las cerdas preñadas se malparieron y golpearon, calificando la situación de “muy difícil”.
Pero, ¿Qué está pasando? ¿Tiene algo que ver con el cambio climático?
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los efectos del cambio climático reducen la capacidad de alcanzar la seguridad alimentaria a nivel mundial, erradicar la pobreza y lograr un desarrollo sostenible, siendo las actividades humanas como la agricultura y la ganadería factores causantes del cambio climático, por lo que es necesario cambiar la forma en que se realizan.
Para la ambientalista Raisa Banfield, estas situaciones forman parte de los fenómenos naturales que han ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad, pero que se han intensificado por la industrialización y las actividades humanas. Sin embargo, todo no es culpa del cambio climático, si no de la intervención de los ríos, el relleno de manglares, y los modelos de agricultura que afectan la rivera.
“Muchas de las consecuencias de los desastres que vemos, sobre todo en ciudades, son producto de la intervención humana pura y dura. Si a esto le sumamos que el cambio climático trae eventos más intensos, y lluvias más fuertes, entonces, simplemente se intensifican las consecuencias”, indicó.
Agregó que, Panamá debe acelerar los cambios y procesos de adaptación, ya que, no se puede continuar con la agricultura de monocultivo que ocupa toda la biodiversidad y los bosques porque genera consecuencias como plagas, y desgastes de suelo, pero también se necesitan cambios en los modelos de urbanización.
De acuerdo con Banfield, todo debe tener una visión a mitigar y reducir el impacto del cambio climático.
Para esto no es necesario hacer grandes acciones, pues cosas tan insignificantes, pero de gran beneficio para el medio ambiente como la reducción en el uso de plásticos, el uso de bicicletas, y volver a principios básicos de antes que se inventara el plástico, así como la aplicación de tecnologías más sofisticada como la digitalización para reducir el uso del papel, la movilización de las personas, y el uso de energías renovables, ayudarían a disminuir el impacto ambiental.
Banfield, destacó que los seres humanos no tenemos la opción de no hacer nada porque si no se hace nada “la humanidad sucumbe”, debido a que el cambio climático más allá de afectar a los animales, afecta al ser humano con inundaciones, incendios, desertificación, pérdidas de alimentos, y pérdidas de poblaciones.
“No se trata de si no hacemos, eso no es una opción, ni siquiera individual, es que a todos nos toca, aunque los responsables hayan sido los que inventaron la era industrial hace 200 años, ya no hay tiempo para echarle la culpa a nadie, toca hacer”,
En la visión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como COP27, se hace referencia a los impactos del cambio climático en varios sectores de las economías y actividades, en particular la agricultura y la producción de alimentos, enfatizando en la importancia de tener debates sobre las formas de abordar el aumento necesario de la productividad agrícola, el cambio a agricultura resiliente, reducir las pérdidas en la cadena de producción de alimentos, y asegurar que se implementen las medidas pertinentes para la seguridad alimentaria sostenida y para gestionar cualquier posible crisis alimentaria.
Banfield considera que esta reunión climática, en la que participa como representante de las comunidades Afrodescendientes, es muy importante, aunque parece ser una pérdida de tiempo a nivel de las políticas de los países que siguen en “el tira y jala”, sin llegar a consensos, mientras que el cambio climático sigue avanzando y generando las consecuencias como las ya mencionadas.
¿Cómo avanza Panamá en sus políticas para reducir riesgos por el cambio climático?
La ambientalista asegura que en términos técnicos Panamá avanza muy bien, e incluso en proyección internacional, pero la implementación en el país “es de pena”, aunque hizo la relevancia de que, en algunos sectores como la energía, y la movilidad con el metro, se ha progresado.
No obstante, en cuanto a adaptación climática, el país está falto de ejecutoria, sobre todo porque el tema parece que se deja exclusivamente al Ministerio de Ambiente, cuando el gobierno también debe establecer políticas transversales que involucren a todas las instituciones de gobierno, a las dependencias autónomas y semiautónomas, a la academia y al sector privado para tomar medidas de urgencias e inmediatas.
“Seguimos impulsando actividades nocivas, contaminantes, poco rentables para el país como la minería metálica a costa de destruir bosques, aguas, suelos y dejar poco redito a las comunidades y provincias”, dijo Banfield.
Expresó que la dicotomía de decir algo y hacer otra cosa, de proyectar hacia afuera sin preocuparse adentro por la sostenibilidad “nos tiene como la procesión de Portobello, dos pasos hacia delante y uno para atrás”.
Resaltó que es importante articular y acelerar las acciones a las que se compromete el país en las negociaciones y que se conviertan en políticas, leyes y hechos que se fiscalicen y ejecuten, preguntándose cómo es posible que en el país no exista un programa nacional de manejo de desechos sólidos y contaminantes con todos los estudios que ya existen.
Ante la urgente situación en la que se encuentra el planeta Tierra, y de la que Panamá no escapa, es necesario que el tema sea abordado en las escuelas, universidades, y todos los profesionales aprendan a tomar decisiones basados en el cambio climático, porque nadie es ajeno a la realidad que vive el planeta, porque todos dependemos de él.
De acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) estima que la productividad de la tierra agrícola ya disminuyó en un 21% frente a un escenario sin cambio climático, alimentado por altas temperaturas y extremas lluvias (dañinas para la salud del suelo), junto con mayores niveles de CO2 (reduciendo calidad de los cultivos2). Además, se espera una reducción adicional del 17% en los rendimientos de cereales secundarios, semillas oleaginosas, el trigo y el arroz para 2050.
Además, la producción ganadera también se ve gravemente afectada por los choques climáticos, que se están volviendo cada vez más frecuente: 20-60% de pérdidas en el conteo de animales se registraron durante graves eventos de sequía en las últimas décadas.
Agregan que, es imperativo que los sistemas alimentarios evolucionen para satisfacer de manera sostenible la creciente demanda a nivel mundial.