Recomiendan utilizar animales que viven en las cárceles para programas de resocialización
Cárceles de Europa y Estados Unidos están implementando un novedoso programa utilizando perros callejeros que forman parte de las terapias para la resocialización de detenidos.
Empanadas, yucas fritas y hasta galletas de avena preñadas con drogas han intentado introducir de forma infructuosa visitantes de los detenidos en las cárceles de Panamá, pero en los últimos meses una inusual pero vieja modalidad parece empezar a tomar fuerza, el uso de inocentes animales para trasladar las sustancias ilícitas desde afuera hacia adentro de los penales.
Esta modalidad de trasiego ha sido detectada en países como Costa Rica y Colombia, donde los delincuentes han usado palomas y cachorros, para trasladar la droga hasta de una frontera a otra como lo fue el caso de Colombia, esto denota los crueles e inescrupulosos mecanismos que están dispuestos a emplear los criminales con tal de continuar con el negocio.
Para la abogada defensora de los derechos de los animales y miembro de la Junta Directiva de Spay Panamá, Zoraida Rodríguez, se trata de otro caso más de maltrato animal que podría rayar en el delito si el animal fue expuesto a las sustancias, resulta lesionado o muere en el proceso.
Resaltó que hay que tomar en cuenta que los animales son seres irracionales e inocentes, por lo tanto, son las personas que utilizan a los animales para delinquir los responsables del delito.
Por su parte el fiscal de Drogas de Colón y Guna Yala, Eduardo Rodríguez, aseguró que en los primeros meses del año se han detectado varios casos en diferentes penales donde utilizan a animales, sobre todo perros, palomas y gatos para introducir la droga y esto surge debido a que se han detenido a varias personas, incluso custodios intentando hacerlo, confirmando que algunos ya fueron condenados.
“Estos animales son manipulados con alimentación para hacerlos que quieren regresar a los pabellones y celdas, una vez logrado esto, entonces vemos que son utilizados como en este caso el gato, al que se le amarró una maya que contenía cocaína, posible crack y presunta marihuana”, manifestó Rodríguez.
El fiscal aclaró que no se trata de animales que son entrenados para estos fines, sino que estos animales, en el caso del gato y las palomas en el penal de Nueva Esperanza en Colón, viven de forma salvaje con los detenidos, entran y salen del penal y ellos se aprovechan de esta situación para hacerlos formar parte de la actividad delictiva.
Como ya lo hemos mencionado, los animales son criaturas inocentes víctimas de la astucia o maldad de los malhechores, por lo que, al ser detectados por las autoridades, como en todo caso se inicia una investigación, aunque sea difícil dar con los responsables, luego de esto son enviados a un veterinario para que los revise y posteriormente a organizaciones cuidadoras de animales.
Rodríguez, defensora de los derechos de los animales, afirmó que Spay Panamá ha asistido en diversas ocasiones a esterilizar los animales que están en esos recintos en la ciudad capital, resaltando que con el apoyo de las autoridades penitencias se podrían apoyar a más animales y reducir esa población.
Pero la abogada también resaltó que en países desarrollados hay programas en las cárceles que utilizan animales para ayudar a resocializar a las personas al ponerlas al cuidado de otros seres vivos.
“Si las autoridades penitenciarias quisieran podrían tener un programa estratégico que ayudaría a reducir la cantidad de animales y podría apoyarse la resocialización de las personas que están cumpliendo su condena, ya que muchos privados de libertad aman a los animales, no hay que juzgar a todos por un caso”, indicó.
Según el sitio web de la Fundación Obra Mercedaria, en cárceles de Europa y Estados Unidos se está implementando este novedoso programa utilizando perros callejeros que forman parte de las terapias. En este programa los detenidos se convierten en educadores y ayudan a los canes a tener mejores opciones de ser adoptados.
En Panamá el Sistema Penitenciario hace grandes esfuerzos para establecer programas de resocialización y reinserción de los detenidos, para disminuir la población reincidente en delitos, por lo que se podría aprovechar la situación de estos animales que viven en los centros penitenciarios para realizar este programa y evitar que sean utilizados por los detenidos como mulas para seguir con el negocio, aún tras las rejas.