Protegiendo a los inocentes

Ciudad de Panamá, Panamá/En la Unidad de Protección a Víctimas, del Ministerio Público, en la denominada cámara Gesell, niños y adolescentes revelan a su manera, los vejámenes a los que son sometidos por depredadores sexuales.

Algunos lo expresan verbalmente, pero otros lo cuentan a los especialistas a través de juegos o dibujos; pero al final, el daño siempre se expresa con alteraciones en el rendimiento escolar, las comidas, el sueño, las relaciones interpersonales y hasta el control de sus esfínteres.

Segundo lugar en incidencia

La psicóloga Zabdy González dice que los delitos sexuales contra menores de edad ocupan el segundo lugar en incidencia, y que en la Unidad de Protección a Víctimas del Ministerio Público estiman que al menos unos 15 menores de edad por día, son atendidos al sufrir este tipo de delitos.

La misma especialista comparte que el 80% de las veces el agresor es una persona muy cercana de forma familiar, social o vecinal, hasta del entorno educativo o de recreación, y que actúa con manipulación, coacción o amenaza, y por eso, no se sospecha.

Según el Ministerio de Educación, en las escuelas se han detectado casos de niños y adolescentes que son víctimas de abuso sexual en sus hogares, pero también se admite que ocurre con algunos docentes y administrativos.

Protocolos

Para ambos casos, existen protocolos para presentar las denuncias, que pueden ser anónimas, y para tratar de evitarlo, se orienta a los estudiantes con las guías de sexualidad y afectividad, para que sepan en quién confiar. Porque aunque una persona pueda parecerle afectiva al niño o adolescente, no todas llevan la mejor intención, explica Vadín Moreno, director de Servicios Psicoeducativos del Ministerio de Educación.

Tristemente en el cuarto de urgencias del Hospital del Niño han detectado a pequeñas víctimas de abuso sexual, al presentarse evidencias de sangrados, secreciones, desgarros, lesiones y laceraciones, y algunas veces hasta enfermedades de transmisión sexual.

A veces se llega al hospital con sospechas, pero en otras ocasiones se descubre con agenda oculta, es decir, por otra situación.

Aunque cada día son más los casos que salen a la luz pública, el hecho de que sean más visibles, no implica que esos sean todos los que se cometen contra menores de edad. Según la directora de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senniaf), Graciela Mauad, lo conocido sólo sería como la punta de un “iceberg”, porque como la mayoría de las veces ocurre con personas dentro de la familia, muchas veces no se presentan las denuncias.

La funcionaria explica que por eso se hacen foros de sensibilización dirigida a los profesionales que trabajan con niños. niñas y adolescentes para que actúen ante la sospecha y no desde la certeza, para actuar a tiempo y prevenir, recordando que hay casos de abuso sexual que ocurren desde hace años y hasta terminan en embarazos.

Según la directora de la Senniaf, las fallas están muchas veces en que los tutores o adultos responsables todavía tienen pena de hablar con sus hijos, y destaca que es necesario hablarles desde muy pequeños de las zonas privadas que nadie debe tocar y distinguir los secretos buenos, de los secretos malos.

Usualmente el depredador sexual es una persona que antes fue víctima de abuso sexual o de violencia, y ahora hay que tener especial cuidado en la era digital, porque el agresor se vale de la tecnología y las redes sociales.

Las huellas del abuso sexual son muy delicadas y es mejor evitarlo. Aunque las víctimas se pueden tratar a lo largo del tiempo, las secuelas emocionales y psicológicas desafortunadamente son casi irreversibles.