Productividad: el reto clave de Panamá

Con una población de más de 4 millones, se espera que el país se aproxime a un producto interno bruto (PIB) de $100,000 millones antes del cierre de la década.

Ciudad de Panamá / TVN

Panamá, como muchas otras naciones, enfrenta el desafío de mejorar su productividad.

Tal desafío procede no sólo de un contexto internacional tecnológico y comercial más complejo —con la inteligencia artificial comenzando a reemplazar trabajos del sector de servicios— sino que también procede de deficiencias internas del país —como la falta de eficacia del sector educativo público.

Pero, ¿qué significa realmente aumentar la productividad?

Por siglos, la noción de riqueza nacional estuvo vinculada a la cantidad de dinero o de oro que un país tenía. Sin embargo, Adam Smith, en su famosa obra de 1776, La Riqueza de las Naciones, fue uno de los que negó tal idea al afirmar que la verdadera riqueza nacional proviene de la productividad, es decir, la capacidad de producir bienes y servicios valiosos de manera eficiente.

Cifras

A primera vista, los números de productividad de Panamá son impresionantes. 

Con una población de más de 4 millones, se espera que el país se aproxime a un producto interno bruto (PIB) de $100,000 millones antes del cierre de la década.

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De hecho, si se toma el PIB nominal actual del país y se divide por la población total, la cifra resulta en más de $20 mil anuales, valor superior al de Chile y comparable al de Polonia. Si se divide por la población laboral, el PIB por trabajador es de más de $40 mil.

Pero tal promedio no refleja la distribución de productividad, la cual está concentrada en un conjunto de industrias clave. Y una gran parte de la mano de obra nacional trabaja en sectores cuyas capacidades productivas están quedando rezagadas. Por ejemplo, el sector agropecuario emplea a más de 200 mil personas —más de un décimo de la mano de obra nacional— pero representa alrededor de un veinteavo de la productividad nacional.

Educación

Uno de los principales obstáculos para mejorar la productividad en Panamá es el sistema educativo público. A pesar de tener una población estudiantil relativamente pequeña —cerca de un millón de estudiantes— el sistema educativo del país sigue siendo profundamente deficiente, con las pruebas del Programa para la Evaluación Estudiantil Internacional (PISA, por sus siglas en inglés) cortando a través de toda la retórica alrededor del tema y mostrando que los estudiantes panameños, particularmente aquellos de escuelas públicas, están teniendo fuertes dificultades en comprender texto y hacer operaciones matemáticas.

No obstante, ese mismo sistema educativo, reformado, sería la principal herramienta que tiene el país para desarrollar una fuerza laboral flexible y adaptable capaz de responder a las demandas de un mundo en constante evolución. Esto implicaría más inversión en instituciones para el aprendizaje continuo y la readaptación a través del entrenamiento o reskilling.

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Transparencia

No obstante, antes de invertir en educación y capacitación es necesario asegurar estándares de transparencia para garantizar que los fondos públicos se gasten en lo que se establece. Sin una rendición efectiva de cuentas, el Tesoro Nacional estaría depositando dinero en una bolsa agujereada, con las inversiones desapareciendo en ineficiencias burocráticas o en bolsillos corruptos.

Es por esto que la transparencia es una necesidad operativa para garantizar que las inversiones que se hagan en productividad de hecho resulten en el largo plazo. Más aún ahora que el Ministerio de Educación cuenta con un presupuesto robusto de inversión de más de $2,300 millones, magnitud que equivale a un año de aportes al Tesoro Nacional por el Canal de Panamá.

Múltiplos

Aumentar la productividad no significa trabajar más duro o por más horas.

En materia económica, el aumento de la productividad consiste en producir más con el mismo esfuerzo. Por lo tanto, los programas para aumentar la productividad no tienen como objetivo agotar a una fuerza laboral ya sobrecargada sino crear más valor a través de un trabajo más inteligente y eficaz.

Y esto implica inversiones estratégicas en productividad que eleven el nivel de vida de los trabajadores, permitiéndoles ganar más sin quemarse psicológicamente. Tales aumentos en productividad ayudarían a compensar el creciente costo de vida que está impactando los ahorros de los trabajadores.

Empresas

Si bien el Gobierno Nacional probablemente jugará un papel crucial en fomentar la productividad del país, el sector privado por necesidad tendrá el liderazgo en cualquier avance de la capacidad productiva de Panamá.

Una forma de ejercer este liderazgo es a través de la capacitación interna de empleados. Con esto, la rotación consecuente de personal capacitado podría ser vista no como una pérdida para la empresa, sino como una externalidad positiva en beneficio del ecosistema empresarial. En las economías más productivas, tanto las compañías como los trabajadores se benefician de este intercambio laboral de habilidades e ideas.

Sectores

¿Dónde debe Panamá enfocar sus esfuerzos de productividad?

Este es un debate nacional que debe involucrar una amplia participación democrática para legitimar sus resultados.

Sin embargo, algunos sectores obvios destacan. La logística es un sector importante, por ejemplo, considerando la posición estratégica de Panamá. Además, la creciente importancia de tecnologías avanzadas, particularmente en áreas como la fabricación de chips, presenta una oportunidad prometedora.

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Coloquialmente, el “mango bajito” evidente es el posicionamiento inicial de Panamá como un centro tecnológico, primero para agregar valor a bienes de alta tecnología mediante su empaque y distribución, como ya se planea, pero luego —¿por qué no?— participando en la misma cadena de producción. Tal posicionamiento también coordina a Panamá con los intereses estadounidenses de near-shoring o traer trabajos anteriormente desplazados a la República Popular de China de regreso al continente americano.

Moneda

Un último punto a considerar en cuanto a la productividad nacional es la situación monetaria del país.

Como una economía dolarizada, Panamá no tiene el mismo control sobre su moneda que otras naciones. Esto puede ser una limitación, por ejemplo, en tiempos de crisis económica. Sin embargo, esta situación también ofrece ventajas, especialmente para promover la inversión extranjera. El dólar hace que Panamá sea un lugar atractivo para invertir, eliminando el riesgo de conversión y de devaluaciones por motivos políticos.

De atenderse las debilidades mencionadas anteriormente, esta fortaleza monetaria haría mucho por avanzar el argumento económico de invertir en Panamá. Tal argumento se ve hoy día impactado por críticas internacionales relacionadas a severos retos de gobernanza, una falta de consistencia fiscal causada por los cambios frecuentes al techo de endeudamiento y una deficiente planificación financiera a largo plazo, evidenciada por la crisis del Fondo de Invalidez, Vejez y Muerte de la Caja de Seguro Social.

Ruta

El futuro social, económico y financiero de Panamá depende de su capacidad para mejorar la productividad, para así poder pagar su deuda y tener dinero adicional para financiar inversiones en la calidad de vida de los panameños.

Este proceso de mejora no será fácil y requerirá de una combinación de inversiones públicas inteligentes, innovación en el sector privado y transparencia gubernamental.

Pero lo cierto es que, de no darse, nuevos métodos productivos y nuevas tecnologías digitales podrían hacer obsoletas las ventajas competitivas del país, sumiéndolo en una mayor pobreza relativa. En cuanto a productividad en el Siglo XXI, la alternativa a avanzar no es quedarse estancado sino, peligrosamente, retroceder.

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