Posible material orgánico en la planta potabilizadora de Chitré: ¿Qué se sabe hasta ahora?

💧 Para junio, la planta potabilizadora Roberto Reyna de Chitré registró altos niveles de turbiedad. 

💧 Una irregularidad que llamó la atención de las autoridades fue la detección de un posible arrastre de material orgánico en el río La Villa.

💧 Se reforzó la planta con ocho filtros nuevos de arena y se mantiene una vigilancia diaria en lugar.

Una de las afectadas fue la potabilizadora Roberto Reyna, ubicada en el distrito de Chitré. / Cortesía IDAAN
Saydie M. González - Periodista Multimedios
24 2024 - 05:15

Chitré, Herrera/Los eventos climatológicos asociados a la estación lluviosa y el paso de la onda tropical número 5 provocaron, a principio de junio de este año, un sorpresivo incremento de turbiedad en los afluentes, afectando el funcionamiento de nueve plantas potabilizadoras a nivel nacional.

Una de las afectadas fue la potabilizadora Roberto Reyna, ubicada en el distrito de Chitré, provincia de Herrera, donde se registraron altos niveles de turbiedad. Sin embargo, una irregularidad que llamó la atención de las autoridades fue la detección de un posible arrastre de material orgánico en el río La Villa.

Ante esta situación, el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan) tomó la decisión de suspender las operaciones de la planta de forma inmediata y momentánea en dicho momento por motivos de seguridad, debido al posible riesgo que estas condiciones podrían representar para la salud humana.

Para esclarecer la situación, Alexis De La Cruz, coordinador de Calidad de Agua en el Ministerio de Salud en la provincia de Los Santos, y Omar Cohen, director regional del Idaan en Herrera, ofrecieron declaraciones a TVN-2.com

Cronología de los hechos

El director Cohen explicó que para el 10 de junio ocurrió una crecida inusual en el cauce del río La Villa, donde se encuentra la toma de agua cruda de la potabilizadora Roberto Reyna.

"Una cabeza de agua con un color inusual, más oscuro de lo habitual, llamó poderosamente nuestra atención. Estamos acostumbrados a un color chocolate, pero este tenía líneas más oscuras. Aplicamos el protocolo de vigilancia y, aprovechando nuestras pruebas rutinarias, tomamos una muestra de esa agua", relató Cohen.

Detalló que la muestra fue llevada al laboratorio de la potabilizadora, donde químicos y biólogos especializados confirmaron la presencia de un tipo de “material orgánico”.

"Siempre hemos dicho que la primera lluvia es la más difícil para cualquier potabilizadora, ya que naturalmente el río se lava. Pasamos de un fenómeno de El Niño prolongado a un fenómeno de La Niña fuerte y repentino, lo que provocó que el río arrastrara material depositado en la orilla de este", añadió.

Cohen indicó que, como parte del mantenimiento anual, limpiaron la fosa de succión, mejoraron la presa fusible, las cuales están hechas de rocas colocadas detalladamente para subir el nivel del agua, lo que puede haber causado la acumulación de material.

En días posteriores, continuando con el protocolo, se redujo la producción de agua al 50% para garantizar el control de la calidad. A pesar de los análisis rutinarios que seguían mostrando presencia de material, se decidió detener la operación de la planta completamente y realizar una limpieza integral de todos los componentes, incluyendo prefloculación, floculación, sedimentadores y filtros.

Para el 10 de junio ocurrió una crecida inusual en el cauce del río La Villa, donde se encuentra la toma de agua cruda de la potabilizadora Roberto Reyna. / Pixabay

Análisis del agua y monitoreo de casos

"Realizamos análisis del agua tratada que resultaron perfectos, sin contaminación. Revisamos toda la red y tomamos muestras en varios puntos, confirmando que el agua era potable, clara, sin olor y buen sabor. Es crucial garantizar la calidad del agua para la comunidad", dijo Cohen.

También monitorearon centros de salud y hospitales, sin encontrar un aumento atípico de vómitos y diarrea, que se atribuyeron a causas virales y no bacteriológicas. Manifestó que, pese a que no estaban operando al 100%, mantenían la producción al 90% para garantizar la potabilidad del agua.

"Desde el 14 de junio hasta hace una semana, hemos reforzado la planta con ocho filtros nuevos de arena para crear una barrera más robusta. Mantenemos una vigilancia diaria, con monitoreos cada dos o cuatro horas, trabajando extensamente para asegurar que el agua enviada sea totalmente potable", subrayó.

Sobre los posibles riesgos para la salud pública en caso de confirmarse alguna contaminación, De La Cruz manifestó que hay tres tipos de riesgos: físico, químico y biológico. Sin embargo, dio a conocer que el microbiológico tiene mayor alcance e impacto, dado que las causas y consecuencias se pueden ver en 24 horas. Por lo cual, es importante que los laboratorios de control de calidad del agua sean persistentes y frecuentes en la evaluación, monitoreo y toma de muestras de este vital líquido.

Se reforzó la planta con ocho filtros nuevos de arena y se mantiene una vigilancia diaria en lugar. / Pixabay

Niveles de turbiedad

Alexis De La Cruz explicó que, durante las evaluaciones de la calidad del agua que se llevaron a cabo durante las investigaciones, especialmente en los sistemas de distribución de la planta potabilizadora, en muchas de ellas se registraron niveles adecuados de cloro, pero con turbiedades elevadas.

De La Cruz, destacó que esta situación en la potabilizadora se atribuye principalmente a un tema operativo, atribuido a la necesidad urgente de actualizaciones en los sistemas de filtración y sedimentación.

"En la región de Azuero, particularmente en el río La Villa, los niveles de turbiedad alcanzan o superan las 2,000 unidades. Esto ocasiona que, en el caso de la potabilizadora de Chitré, que tiene cerca de 46 años de antigüedad, su capacidad de procesamiento exceda lo que realmente puede manejar. Los sistemas de filtración, debido en ocasiones a la falta de mantenimiento y la antigüedad de la planta, requieren urgentemente el cambio y mantenimiento del material filtrante", dijo el miembro del Minsa.

Además, señaló que los dosificadores y desecadores también necesitan trabajar de manera óptima para los procesos de sedimentación y floculación. Resaltó la necesidad de un sistema de mantenimiento constante, adecuado y frecuente para las plantas potabilizadoras.

Sobre los tipos de contaminantes que se buscan específicamente en las muestras del río, el coordinador explicó que, de acuerdo con la norma Dgnti-Copanit 21-2019, las evaluaciones que se establecen en los reglamentos de calidad de agua potable señalan principalmente la evaluación de este líquido que se entrega a la red para el público, la medición de cloro (que debe estar entre 0.3 a 1.5 partes por millón) y la evaluación de la calidad microbiológica, que es el riesgo a corto plazo.

Además, se realizan evaluaciones químicas generales, tanto de compuestos orgánicos como inorgánicos, asegurando que los niveles de cloro y pH estén dentro de las normas. Las evaluaciones de microbiología clásica se llevan a cabo para determinar la calidad del agua de consumo humano desde el punto de vista microbiológico.

Este tipo de situaciones de turbiedad se han dado en los últimos años debido a que las plantas han alcanzado su vida útil. / Cortesía IDAAN

Modernización y reducción de capacidad

De La Cruz añadió que este tipo de situaciones de turbiedad se han dado en los últimos años debido a que las plantas han alcanzado su vida útil y también por el incremento de la población en Azuero. El número de proyectos urbanísticos ha aumentado, lo que ha incrementado la demanda de agua por parte de la potabilizadora.

Para el coordinador, esta planta fue diseñada para procesar un volumen de agua acorde con la población de años anteriores, pero con el aumento de la población y los proyectos, se han encontrado algunos problemas de calidad, principalmente con el tema de la sedimentación.

Finalmente, Cohen destacó la necesidad de modernizar y fortalecer la planta potabilizadora para estar mejor preparados ante situaciones similares. A su vez, informó que en los análisis realizados recientemente se confirma que ya no existe presencia del presunto material.

"La situación demostró que necesitamos reforzar y modernizar la planta, con equipos especializados y monitoreos más rigurosos para garantizar la seguridad y la calidad del agua", concluyó.

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