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La pollera panameña, una historia de evolución a través de los años

Cultura en Panamá

Tradicional desfile de Las Mil Polleras en La Villa de Los Santos. / TVN Noticias

La pollera es una vestimenta que ha sufrido modificaciones a lo largo de los siglos, consiguiendo mantenerse vigente y deseada entre las panameñas que tienen más de una centena de estilos para lucirla y engalanarse en las festividades y festivales del país.

Sus hermosas labores que reflejan la fauna y flora de la nación, las perlas y alambres que adornan la cabeza, la cantidad de tela en el pollerón para más vuelo y hasta la cantidad de prendas que se utilizan han experimentado cambios al pasar de la época colonial a la departamental, de la departamental a la republicana hasta la actualidad.

El profesor e investigador del traje típico, Eduardo Cano, conversó con tvn-2.com sobre la evolución en el tiempo, remontándose a 1650 cuando por primera vez existe un registro de la palabra pollera en el país, gracias al comediante español Pedro De la Rosa durante su expedición, en sus escritos contaba que en Panamá vendían polleras de telas de Espolí que las podemos encontrar en algunas de las fallas valencianas y de Tabí que ya no existe.

Mientras que Jorge Juan y Antonio Ulloa, en 1736, hablan que las mujeres en panamá utilizaban pollera de la cintura hacia abajo y camisa de la cintura hacia arriba. Pero no fue hasta 1789 que Alejandro Malaspina durante la expedición ‘Malaspina’ plasma en boceto la particularidad de la vestimenta de la mujer panameña.

Aunque Cano explica que pollera es toda falda que utilizaban las mujeres en la época antigua en América Latina, y que aún en algunos países siguen usando el término en referencia, él cuenta que Malaspina hizo una diferenciación en sus escritos, describiendo la vestimenta como una falda y una camisa.

Recordó que, durante una pasantía en el Museo del Traje en Madrid, España, hizo comparaciones entre la pollera panameña y las diferentes indumentarias españolas. Y aunque se dice que la pollera es de origen español, los españoles copiaban la moda francesa e inglesa.

Un dato curioso que menciona Cano es que las polleras en la antigüedad no eran blancas, si no de colores, incluso negras, porque las técnicas de blanqueo no existían y era más fácil teñir, así que no fue hasta cuando se empieza a comercializar el cloro en 1810, y de esta manera empieza a cambiar el color en los textiles, posteriormente se inventó una máquina cosedora y todo esto abarató los costos de los textiles.

Dicho esto, aclara que no se puede hablar de la existencia de una pollera blanca en el Siglo 18.

Destacó que la primera fotografía de una pollera que se tomó en Panamá fue en 1862 por Rafael Castro de Ordoñez en la Isla de Taboga donde se veía a una mujer con pollera y flores en la cabeza, durante viaje su a España consultó con varias personas sobre la indumentaria que vestía la mujer y todos coincidieron en que se trataba de moda europea.

De acuerdo con el investigador, el vestido típico panameño surge a mediados del siglo 19, adoptando modas europeas, quizás por mujeres de la aristocracia panameña que tuvieron la oportunidad de viajar al viejo continente y la adaptaron a nuestro clima, y geografía.

De igual manera, el folclorista Alexis Ibarra, señaló que "la pollera en sí no vino de España, ni llegó de España, más bien las mujeres panameñas de esa época se inspiró en el vestido de la moda de las damas europeas".

Tereza Espinoza · Eduardo Cano, profesor e investigador de la pollera

Continúa diciendo que la vestimenta al principio era de uso regional, porque era la indumentaria que utilizaban las damas para realizar sus quehaceres cotidianos ir al río, ir a lavar, cocinar, atizar el fogón. "Ellas utilizaba sombrero porque se protegían del sol. El corte era un poco más ancho por el clima. Su falda también casi al tobillo. Fueron de uso doméstico, de uso diario y por eso es que se le denomina de usanza regional".

Para los años 1920, narra Cano que se empezó a agrandar el bordado en las diferentes técnicas que existían, además, surgieron otras puntadas como el calado, que hoy día se ha convertido en casi una regla en la pollera, encareciendo los costos, pero realmente no es un pecado no usar calados, ni se debe criticar una pollera que no lleve calado.

Resalta que entre 1940 y 1960 la pollera vivió modificaciones no tan agradables en las celebraciones de los carnavales de la capital.

“De 1960 a 1940 empezamos a ver cantidades de desacierto en la pollera. Vemos polleras con grandes cantidades de tela, con grandes cantidades de joyas, las polleras montunas usaban telas hasta de cuadro. Utilizaban cualquier cosa en la capital, porque los carnavales lo celebraban mucho las élites de la capital en las que se veía cualquier desacierto”, aseguró.

Explica que para 1898 las polleras tenían labores de 2 pulgadas, parecidas al mundillo, para 1920 eran de 5 pulgadas, en 1930 veíamos polleras con labores de 7 pulgadas, pero para 1940 las labores cubrían todo el cuerpo y el susto.

Afortunadamente cerca de 1970, se empiezan a disminuir hasta llegar al tamaño estándar que hoy día conocemos. De igual manera, la cantidad de tela que se usa ha aumentado, y es que antes lo máximo eran 8 tiras o yardas, sin embargo, en la actualidad hay personas que quieren ponerle hasta 13 tiras para topar el vuelo sobre la cabeza de la mujer cuando ejecutan las piezas folclóricas.

“Se les agrega tela a las faldas porque cambian los bailes, antes los bailes eran más sumisos y no tenían movimientos tan fugaces como los de hoy. Hoy día vemos bailes con movimientos en los que faldas con poca tela quizás no den”, indicó Cano manifestado que hoy quieren topar la pollera sobre la cabeza de la mujer.

Ibarra coincide con Cano en que estos cambios se dan por la evolución que tuvo la música, "las técnicas de baile, esas cosas fueron exigiéndole más a la pollera".

Cano asegura que muchas de estas modificaciones que se le han hecho a la pollera corresponden a necesidades que en su momento se debieron suplir por causas externas.

La ardua labor de hacer una pollera

La confección de una pollera nunca ha sido tarea fácil, desde las épocas de inicio de la República cuando empiezan a implementarse las hermosas labores que adornan la falda, las artesanas podrían tomarse tres años o más, debido a que mayormente era una sola mujer la que la construía.

Sin embargo, con la creciente demanda del vestido, cada vez más damas fueron aprendiendo las técnicas, en muchas ocasiones para poder hacerse sus propias polleras, y ahora un grupo de hasta siete personas trabajan en su elaboración.

Una de ellas es Blanca Villareal, quien tiene cerca de tres décadas creando esta obra de arte, dijo que aprendió las labores porque adquirir una pollera tenía un alto costo. Ella coincide con Cano en que actualmente se utiliza más telas en la falda, algo que no es de su agrado porque, además de que pesa más, se desvirtúa un poco la tradición del traje, pero reconoce que todo es cuestión de gusto y por la llamada “modernidad” se dan estos cambios.

Villareal indica que actualmente se pueden estar tomando 2 años para construir una pollera, confesando que ahora es mucho más fácil porque se han inventado nuevas técnicas que han descomplicado el trabajo como el uso del anjeo para marcar las labores y luego plasmarlos sobre la tela, sin embargo, destaca que la pollera es cocida toda a mano, siendo este un proceso poco industrializado.

“Esto es una obra de arte, esto se hace con mucho amor, no se puede hacer con apuro”, manifestó Villareal.

Pero la industria sufrió un duro golpe durante la pandemia, la paralización de festivales, ferias y celebraciones folclóricas congeló la economía de estas personas durante casi dos años. En ese tiempo, algunos aprovecharon para hacer nuevas piezas y aprender nuevas técnicas.

Villareal dice sentirse optimista con la reactivación del sector porque es una ayuda para quienes se dedican a esta ardua labor.

Actualmente, una pollera de gala zurcida podría costar desde 1,000 a 15,000 dólares, no obstante, esto depende de lo que solicite la persona.

Para Ibarra, la pollera marcadas panameña podría considerarse uno de los trajes típicos más caros del mundo, porque desde el vestido hasta los accesorios tienen un elevado valor monetario.

Pero, la variabilidad de la pollera es tan amplia, más de 100 estilos según recogen los estudios de Cano, que las mujeres podrían no solo optar por una zurcida, sino por otras más baratas, pero no menos hermosas como la pollera montuna santeña, la pollera basquiña, la montuna antonera, las polleras afrocoloniales y la pollera chorrerana por mencionar algunas.

La pollera panameña es homenajeada en todas las festividades nacionales, pero la mayor expresión de celebración se da en el Festival Nacional de la pollera donde se estableció el 22 de julio

Sin duda, el traje típico panameño ha evolucionado desde el siglo 20 hasta el momento, y seguramente lo seguirá haciendo y se seguirán manteniendo vivas las culturas nacionales, pero será necesario que los jóvenes aprendan las técnicas, se siga transfiriendo el conocimiento y guardando con recelo la tradición.

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