Playa Blanca de Colón, una perla en el Atlántico que necesita más promoción
Turismo en Panamá
Quienes subsisten del turismo luchan por mantenerse a flote con la esperanza de que culmine la pandemia y lleguen más turistas al lugar.
Pese a lo hermosas y cristalinas de sus aguas, pocas son las personas que llegan a disfrutar de Playa Blanca en Colón, un paraíso a 15 minutos en lancha desde Buenaventura en Portobelo, y parte de la variedad de atracciones turísticas que, sin mayor impulso del Gobierno, ofrecer la Costa Atlántica.
Para llegar a este destino, las personas podrían ir hasta los muelles desde donde parten las lanchas y pagar un precio unitario de B/ 20.00 ida y vuelta, o podrían contactar a alunas de las innumerables agencias emprendedoras que ofrecen tours turísticos, incluyendo un paseo a Venas Azules, traslado desde Panamá hasta Colón y almuerzo.
El turismo en esta región lucha por mantenerse a flote en medio de una cuarta ola de COVID-19 que azota al país en pleno verano, entorpeciendo la esperanza de los lugareños que esperaban ver reanimada la actividad con el panorama que pintaba la pandemia a finales de noviembre.
Marcelis, quien administra una pequeña fonda rudimentaria en Playa Blanca, con lo necesario para ofrecer comida a los visitantes a precios realmente baratos, manifiesta que el movimiento sigue siendo muy lento comparado con antes de la pandemia, asegurando que la entrada de la variante ómicron está afectando aún más la llegada de personas.
“Somos mi mamá, mi hermana y yo las que vivimos de esto. Cuando empezó a regularizarse y abrirse la playa me tocaba vender comida por domicilio, mandaba 5 o 6 platos y de eso sobrevivimos en el día a día”, manifestó
Marcelis y su familia tienen este puesto hace cinco años, pero en el 2020 tuvieron que suspender sus actividades por un largo tiempo, y solo contaban con los pequeños ahorros que tenían y una bolsa de comida que les entregaba el gobierno una vez al mes.
Ellas ahora dependen de la cantidad de personas que lleven los guías con paquetes que incluyen el almuerzo que pueden entre 10 y 20 personas, además de uno que otro visitante que compre en su fonda.
Entre los platos que ofrecen está arroz con coco, ensalada, patacones acompañado de pescado frito, camarones al ajillo, langostino o langosta.
La mayoría de las personas que visitan esta playa es porque vieron algún anuncio en redes sociales o porque un amigo les contó sobre las virtudes que guarda el distrito de Portobelo en medio de su densa vegetación.
Agencias como Turismo Panamá, ofrece dos planes, uno de B/. 33.00 por personas que incluye kit turístico, tour a Venas Azules y la pasantía en Playa Blanca; y otro de B/. 61.00 que, además incluye el almuerzo y traslado desde la ciudad de Panamá.
Una vez se parte de Buenaventura se empieza a disfrutar de la belleza del mar azul, la verde vegetación, formaciones rocosas que sobre salen del agua, hasta los buques que atraviesan el canal de Panamá. Tras un recorrido de cerca de 10 minutos se llega a Isla Padre y entonces inicia la travesía por Venas Azules, un estero de aguas turquesas rodeado de manglares que se ha popularizado en los últimos años por su impactante belleza, sin embargo, las personas yo no pueden bañarse en él.
Carlos Aguilar, guía turístico de Panamá Aventura, explicó que antes los visitantes se bajaban en las áreas más llanas para gozar de estas aguas, no obstante, estaban dañando los mangles y se prohibió la actividad.
Luego de hacer el recorrido se emprende el viaje hasta Playa Blanca, el no impactarse y enamorarse con su belleza es casi imposible, un sitio apartado, que mantiene su riqueza natural y poco abusado por la huella del hombre. Una expansión de arena copada en árboles y palmas que resguardan a sus visitantes, con unas pocas fondas donde portobeleños aprovechan para vender comidas, refrescos y licor.
Aguilar indica que antes de la pandemia realizaba viajes hasta con 100 personas, pero actualmente solo lleva unas 25, señalando que el impacto de la situación sanitaria ha sido enorme, reconociendo que muchas personas prefieren no salir de casa y otros mantenerse en su burbuja, por lo que no pueden hacer traslados tan grandes y se han reinventado.
“Lo que estamos haciendo ahorita es incluir más por menos, ya sea la comida, un kit, primeros auxilios, todo por menos para que las personas se puedan dar la oportunidad de conocer Panamá”, expresó Aguilar diciendo que pensaban que en el verano llegarían más personas, pero con el tema de la cuarta ola ha reducido bastante.
Mientras que, quienes visitan el lugar consideran que hace falta mucha más promoción por parte de la Autoridad de Turismo, debido a que es un lugar muy hermoso y no está tan alejado de la ciudad como otros, donde las personas pueden relajarse y contribuir con la economía de los locales.
Carolina Soto, quien llagaba a Playa Blanca por primera vez, dijo haber disfrutado de la travesía, asegurando que se lleva una bonita experiencia después de tanto encierro, asegurando que llegó al sitio porque una amiga vio el anuncio en Internet y decidieron visitarlo.
“No habíamos tenido la oportunidad de estar al aire libre, la verdad es que es muy recomendado, buena bioseguridad y espacio para todo”, dijo Soto haciendo un llamado a las autoridades para que haya más anuncios sobre el sitio, además de instar canastas para la basura.
Por su parte Laura Cecilia, opinó que no existe promoción por parte de las autoridades sobre el sitio, por lo que hace falta más promoción para que las personas conozcan. Además, resaltó que las personas están pendientes de los cuidados que se deben tener por el tema del coronavirus.
En Portobelo, también se puede visitar Isla Mamey, Los Cayos Holandeses, el Puerto Francés, el Túnel del Amor, la conocida piscina natural e Isla Grande. Para quienes deseen pasar la noche también existe una oferta de hostales con precios al convenir de la economía de cada quien.
Sin duda esta es una región del país con una variedad de destinos turísticos para visitar, pero que requiere de mayor divulgación y apoyo por parte del Estado para atraer no solo a nacionales, sino a extranjeros.