Pioneras y campeonas: mujeres en el deporte panameño

Historia de Panamá

Esta breve historia de las primeras atletas panameñas la dedico a Atheyna Baylon, quien ganó una medalla olímpica en una disciplina prohibida para las primeras panameñas en competir internacionalmente.

Gran cobertura recibieron las atletas participantes en los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1938.
Gran cobertura recibieron las atletas participantes en los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1938. / El Panamá América

A principios de la década de 1920, las mujeres panameñas comenzaron a incursionar en el ámbito deportivo, desafiando las normas tradicionales que limitaban su participación en la vida pública. En un contexto donde el papel de la mujer estaba estrictamente confinado al hogar y a las responsabilidades familiares, el deporte emergió como una plataforma poderosa para la expresión de su creciente deseo de autonomía y reconocimiento social.

Este movimiento hacia el deporte no fue solo una cuestión de participación física; representó un acto simbólico de empoderamiento y resistencia contra las restricciones sociales de la época. En una sociedad donde el espacio público estaba dominado por los hombres, las mujeres encontraron en los deportes una forma de afirmar su presencia y su derecho a ser vistas y escuchadas. 

A medida que más mujeres se involucraban en actividades deportivas, el discurso público comenzó a cambiar, reconociendo la capacidad de las mujeres para competir, liderar y destacar en campos que antes les estaban vedados.

Equipo de Basquetbol Las Amazonas de Chiriquí.
Equipo de Basquetbol Las Amazonas de Chiriquí. / Revista Nueva Luz. Noviembre de 1930.

El deporte y la elite

La inclusión de las mujeres en los deportes durante los años 20 en Panamá marcó el inicio de un cambio más amplio en la percepción del rol de la mujer en la sociedad. Aunque el camino fue desafiante, con muchos obstáculos y resistencia, las primeras deportistas panameñas sentaron las bases para que las mujeres pudieran reclamar su lugar en la esfera pública. 

Este cambio no solo transformó el panorama deportivo, sino que también impulsó una conversación más amplia sobre la igualdad de género y los derechos de las mujeres en la nación.

La construcción del Canal de Panamá y el establecimiento de la Zona del Canal permitió a las panameñas de elite intercambiar con las estadounidenses actividades de diversas características, entre ellas deportivas. Participaban de concursos de natación, golf, tenis o danzas en áreas sociales exclusivas de los empleados de la compañía del Canal, así como también el Club de Golf de San Francisco o las canchas de Tenis de Bella Vista, frecuentadas por la alta sociedad panameña. 

Equipo de basquebol de la Normal de Institutoras.
Equipo de basquebol de la Normal de Institutoras. / Revista Nueva Luz. Septiembre de 1937

Cultura física y maternidad

El antecedente de un contacto más significativo de las panameñas con el deporte lo encontramos en la figura de Juana Ollerreconocida intelectual, feminista y maestra, quien en 1915 funda el Club Ariel. Se trata de la primera asociación femenina que bajo el lema “Virtud y Patria” buscaba trabajar en el perfeccionamiento de la mujer y entre sus planteamientos se proponía demostrar la importancia que la “cultura física” ejercía en el desarrollo de los pueblos.

Uno de sus éxitos más rotundos y destacado por la prensa de la época fue la realización en 1917 de un concurso entre las escuelas públicas de Panamá y Colón y las de la Zona del Canal. De acuerdo con La Estrella de Panamá, “ha tenido un éxito extraordinario, acaso nunca antes visto en Panamá”.

Según la investigadora e historiadora Edda Samudio en su libro Imaginario, feminismo y modernidad en Panamá (1907-1947), en el que dedica un capítulo a las mujeres y el deporte; las líderes feministas Juana Oller y Esther Neira de Calvo, “advertían y tenían claro el ideal de la educación física, sus fines y medios, haciendo énfasis en la importancia que tenía en la práctica al integrarse, por igual, la cultura física, la intelectual y la moral del estudiante en el logro del verdadero ideal de la educación”. 

En este capítulo del libro, la autora destaca que en la década de 1920 la prensa panameña evidenciaba la importancia del ejercicio como parte de la cultura física femenina y afirma que “sin lugar a duda, la participación de la mujer en el deporte le confería empoderamiento, al darle la posibilidad de concederle autoestima, autonomía, libertad e igualdad, valores propios de la modernidad”.

Esta “cultura física” en un principio se limitó a la calistenia o la gimnasia, que según sus promotoras se vinculaba particularmente a la maternidad.

Nola Thorne. Considerada la reina del atletismo al ganar tres medallas de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1938.
Nola Thorne. Considerada la reina del atletismo al ganar tres medallas de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1938. / Facebook

Espacio público vs privado

Sin embargo, poco a poco en esa década van apareciendo distintas disciplinas deportivas en el quehacer de las mujeres como consecuencia de la adecuación de espacios para la práctica como canchas y gimnasios. La publicación destaca la pomposa inauguración del estadio de la Normal de Institutoras en 1929 con una “exhibición gimnástica de las normalistas”. 

Para Edda, el deporte fue la primera conquista de la mujer de los espacios públicos. Porque, aunque las maestras ya estaban ahí, lo hacían de manera individual, pero en las competencias deportivas se participa colectivamente. El deporte es una actividad en la que se involucra toda la sociedad. Entonces, las canchas y los gimnasios, que antes eran territorios totalmente masculinos, se abrieron a la presencia de las mujeres.

Ya para esas fechas, el Instituto Nacional contaba también con un gimnasio, y la prensa anunciaba para inicios de los 1930 la inauguración de un Gimnasio Nacional con capacidad para 3 mil personas y en que se practicarían deportes como el básquetbol, el voleibol, el béisbol, el balonmano y el boxeo.

 “Ciertamente, el imaginario femenino panameño estaba experimentando cambios a través del deporte escolar que brindó a la mujer la oportunidad de encontrar reconocimiento social y crear otra manera de desenvolverse en la sociedad; además, de hacerse consciente de sus derechos en una realidad social panameña agitada por el debate de los derechos ciudadanos de la mujer, la lucha por el sufragio femenino”, afirma Edda Samudio.

Por otra parte, la prensa destacaba diariamente la participación femenina panameña en torneos, campeonatos colegiales e intercolegiales en gimnasia, atletismo, y otros deportes; en estas se ejercitaban tanto jóvenes de colegios públicos como privados

En 1932, por primera vez se llevó a cabo una competencia femenina de carácter internacional en el país protagonizada por Las Guacamayas, selección de la liga menor femenina de basquetbol del colegio privado San José, que enfrentó exitosamente a Las Estrellas de Costa Rica.

Equipos de voleibol de la Normal de Institutoras.
Equipos de voleibol de la Normal de Institutoras. / Revista Nueva Luz. Septiembre de 1937

Juegos Centroamericanos y del Caribe

En los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Panamá entre el 5 y el 24 de febrero de 1938, la participación de las mujeres panameñas marcó un hito en la historia deportiva del país. Estos juegos fueron especialmente significativos porque fue la primera vez que las mujeres participaron en competencias deportivas a nivel regional en Panamá.

Estuvieron representados deportistas de 10 países de la región, quienes competirían en una decena de programas deportivos. Por Panamá, asistieron 254 atletas, de los cuales 192 (75%) eran hombres y 62 (24%) eran mujeres.

De las 16 disciplinas en juego, las mujeres participaron en seis y los hombres en todas. Entre las competencias prohibidas para las mujeres estaban: boxeo, lucha libre y levantamiento de pesas.

Una de las cosas que destaca esta investigación es el despliegue de cobertura de la prensa hacia la participación de las mujeres en las competencias y el análisis completo de la importancia en la proyección de las deportistas. 

Al mismo tiempo, destacaron el apoyo de las mujeres a estas actividades: “De igual modo, se destacó la significativa presencia de mujeres (abuelitas) acompañando y aupando a las muchachas panameñas en su desempeño en el gimnasio y en las distintas disciplinas deportivas cuya cantidad era notoria, si se considera que era muy poca la presencia activa de mujeres en este tipo de escenarios dentro del país”.

Los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1938 en Panamá fueron un antes y un después para las deportistas panameñas. Las primeras mujeres que participaron en competencias deportivas no solo rompieron barreras personales, sino que también abrieron camino para que las generaciones futuras reconsideraran el papel de la mujer en la sociedad panameña.

Necesitamos conocer la historia para entender nuestro presente.

 

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