En picada, aporte de la agricultura al PIB
Ciudad de Panamá, Panamá/Caída libre. Desde el 2019 a la fecha la producción agrícola en Panamá ha venido decreciendo en 19 de 30 cultivos analizados por investigadores de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Panamá, departamento de Desarrollo Agropecuario.
El maíz a chuzo, el sorgo, poroto, yuca, ñame, papa, cebolla, tomate industrial, zapallo, melón, sandía, piña, papaya, naranja, calabacín, tomate de mesa, lechuga, apio y repollo son los rubros cuya producción va en descenso .
Mientras, solo nueve cultivos mostraron un incremento en su producción, siendo ellos el arroz y el maíz mecanizado, así como el guandú, ñampí, plátano, palma aceitera, caña de azúcar, pimentón y zanahoria.
Por su parte, el frijol vigna y el café fueron los únicos que mostraron una tendencia productiva sostenible, de acuerdo con el período del estudio denominado “Evaluación de cinco métodos para el pronóstico y el análisis de tendencia de la producción agrícola: una herramienta para las instituciones y empresas del sector”.
El análisis plantea la necesidad de mejorar la planificación de la producción agropecuaria y en este caso presentar la mejor tendencia de la producción de rubros agrícolas para el presente año y el 2024.
Y es que con el transcurrir de los años el sector agrícola ha venido disminuyendo su aporte al Producto Interno Bruto (PIB), debido a diferentes factores, entre los cuales el economista Euclides Díaz cita la variabilidad climática y las políticas gubernamentales zigzagueantes.
Además, sostiene que la agricultura continúa siendo muy tradicional, con pocas posibilidades de grandes eventos, pues se tienen las mismas industrias.
El sector agropecuario panameño ha perdido protagonismo, menguando en la última década su contribución al PIB, no duda en afirmar el Centro Nacional de Competitividad (CNC) .
Se indica que en el 2000 el PIB agrícola superaba el 5% en la composición del PIB total, pero que a partir del 2005 experimentó una reducción en su participación hasta alcanzar un 2.4% en el 2021.
En cuanto al PIB real del sector agrícola, el CNC señala que éste experimentó un crecimiento bastante moderado en el período 2007‐2021, que alcanzó una tasa de crecimiento promedio de 3.4%, pero por debajo de los resultados nacionales.
Al referirse a la productividad de la mano de obra del sector agropecuario, considerando su comportamiento antes de la pandemia del COVID-19, se revela que el mismo tuvo un desempeño inferior al del resto de los sectores.
El producto real promedio por persona empleada en el sector agrícola fue de 3,040 dólares anuales en el período 2007- 2019, mientras que en el resto de la economía el promedio fue de 19,150 dólares.
La brecha en la productividad alcanzada entre ambos grupos empezó a ampliarse, lo que se explica por las altas tasas de crecimiento de sectores como la logística, la construcción y otros.
De este modo, la productividad del sector agrícola, medida en términos del producto por trabajador, tuvo una tasa de crecimiento promedio anual de 0.8% en el período analizado, mientras que los demás sectores aumentaron su productividad a una tasa de 3.2% promedio anual.
El hecho de que una persona empleada en el sector agrícola produzca menos de lo que produciría en otro sector de la economía y que dicha tendencia se deteriore en el tiempo, significa que el bienestar de la población dependerá en el futuro de la facultad de migrar a otro sector o depender de las políticas sociales, afirma el CNC.
A inicios del 2000 la agricultura aportaba un 7% al PIB, cifra que hoy día es de apenas un poco más del 2%, mientras que en 1950 esta era del 25%.
“La situación del agro en general no ha avanzado durante la administración de Laurentino Cortizo, a pesar de que pregonan que en 30 años nadie nos ha ayudado más”, señaló por su parte un productor de las Tierras Altas de la provincia de Chiriquí, que prefirió el anonimato.
Agregó que este gobierno “solo nos deja en firme una ley que pretende cogobernar con las autoridades, pues su Consejo de Seguimiento y Cumplimiento será quien establezca y supervise las estrategias que le corresponden a las entidades ya establecidas del sector”.
El productor se refería a la Ley de Política Agroalimentaria, sancionada en enero pasado y que es conocida como la ley del “Pade…spués”.
En su artículo 6, la citada ley señala que entre las funciones del Consejo de Seguimiento y Cumplimiento de la Política Agroalimentaria del Estado, conformado por 27 miembros, de los cuales 19 serán del sector privado, está el establecer estrategias, políticas, planes, programas, proyectos y acciones en el ámbito agropecuario.
Esto, pese a su carácter de “organismo de consulta”, a las que se le agrega las responsabilidades de “seguimiento y cumplimiento de la norma”, según el artículo 77.
“La verdad es que esto es una mezcolanza de funciones que no sé a dónde nos llevará”, dijo un presidente de un gremio agropecuario que por razones obvias evitó ser identificado.
No obstante, el gobierno asegura que la ley “dará estabilidad al sector agropecuario por los próximos 25 años” para que “no esté a merced de los cambios políticos, generando empleos y riquezas, tal como se hace en las grandes potencias”.
Al respecto, esta semana, el ministro de Desarrollo Agropecuario, Augusto Valderrama, calificó como “un hecho histórico” haber firmado, sin manotazos de por medio, la resolución que aprueba el reglamento interno de esta ley.
“El sector agropecuario en Panamá ha disminuido su contribución al PIB y reducido su participación en las exportaciones de bienes. Además, muestra una baja productividad vinculado a los niveles de inversión, poca investigación y uso de tecnología, así como un bajo acceso a servicios de extensión. Estos son algunos aspectos que deben ser atendidos para mejorar la competitividad del sector”, de acuerdo con el Centro Nacional de Competitividad.