¿Pérdida de memoria? El estrés prolongado podría causar daños severos al hipocampo
Salud Mental
Con la pandemia de la COVID-19 muchas personas han experimentado un estrés prolongado por la incertidumbre de lo que sucederá en el futuro.
Los cuadros de ansiedad y dolor de cabeza han aumentado de 20 a 30 por ciento.
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Se ha dicho mucho sobre los efectos de la pandemia en la salud mental y el desarrollo de conductas atípicas en las personas, pero poco sobre las afectaciones que tiene el estrés prolongado en el cerebro humano, a causa de la crisis sanitaria y sus efectos colaterales, incluso en quienes no han enfermado.
Falta de concentración, pérdida de memoria, mente en blanco por espacio de tiempo, y dificultad para aprender son algunos de los cuadros que presentan las personas que durante esta época ha padecido un estrés emocional por la incertidumbre de lo que sucederá en el futuro con la enfermedad, además, de la economía personal y del país.
El médico especialista en neurocirugía del Instituto de Salud Mental Mao Rodríguez, explicó que el estrés emocional es aquel que se desarrolla en el cerebro por situaciones sensibles lo que provoca que se deje de producir los neurotransmisores o que se produzcan en exceso causando dolor de cabeza, dificultad para conciliar el sueño, y el aumento de la presión arterial que de ser crónico ocasiona un daño en el cerebro, que tiene como consecuencia una baja en las defensas y problemas vasculares.
El especialista señala que si estos daños son muy crónicos, entonces las personas empiezan a olvidar las cosas, tienen dificultad para aprender y hasta se podría desencadenar un síndrome demencial.
Detalló que el estrés emocional produce ansiedad, impactando directamente sobre el hipocampo que es la estructura encargada del aprendizaje y la memoria, produciendo un déficit en la producción de dopamina y con el tiempo las personas experimentan un deterioro en la facultad para memorizar, falta de rendimiento en las labores diarias y en la forma más severa se atrofia la estructura.
Pero, ¿Cómo se refleja esto en el día a día?
Cuando conversamos con personas sobre eventos previos, los ubicamos como si se hubieran dado el año pasado, sin embargo, y con un poco de esfuerzo recordamos que sucedieron el año anterior, pues el 2020 estuvimos un poco más de seis meses en confinamiento y la mayoría de las actividades estaban clausuradas, dejando una sensación de confusión entre recuerdos. También está el caso de las personas que olvidan en qué sitio aparcaron el auto.
Rodríguez manifiesta que esto se da porque sufrimos un cambio súbito que nos llevó al confinamiento, las personas perdieron la noción de los días y meses, generando una dificultad para ubicar nuestros recuerdos en tiempo y espacio.
Comentó que a la consulta están llegando personas jóvenes con problemas de memoria e incluso han olvidado a los compañeros de trabajo, pero se trata de una situación transitoria que con el tiempo desaparecerá, por lo que recomienda a las personas que sufren estas complicaciones apuntar las cosas que deban recordar.
“Durante la noche cuando dormimos el cerebro hace una limpieza de todo lo que hacemos durante el día, específicamente de las desagradables, limpia el casete de las malas vivencias y permite que al día siguiente pasemos la página”, expresó el especialista indicando que la primera memoria que se pierde es la reciente, más no la que hemos construido desde niños.
¿Quiénes son los más afectados?
Pese a que los jóvenes y niños han tenido menos libertades que los adultos encargados de realizar las compras, o suministrar medicamentos en medio de la pandemia, Rodríguez asegura que aún no se pueden medir las consecuencias que esto les ha causado, puesto que los adolescentes desarrollaron su propia burbuja social a través del mundo digital, donde se comunican e interactúan con sus amigos.
Rescató que por el momento solo se puede hablar de una especie de adicción a aparatos tecnológicos con recepción de internet, pero que no se puede ir sobre ello porque aún existe cierto peligro a la salud, reconociendo que los niños y jóvenes también están sufriendo de estrés.
“Ya hemos visto casos de jóvenes que cuando no se pueden conectar se ponen irritables, y agreden a familiares porque es la única conexión que tienen con el mundo exterior, es decir, queda pendiente esa evaluación para cuando una vez los chicos puedan volver a las escuelas y desarrollar ejercicios físicos es que vamos a ver lo que se desarrolló en los adolescentes y pre adolescentes”, indicó Rodríguez, mientras que en los adultos jóvenes y mayores ya se pueden medir los altos grados de ansiedad, porque son más responsables.
Según el neurocirujano, han podido experimentar un aumento del 2% a 30% en cuadros de insomnio, ansiedad, dolor de cabeza y hasta pánico una vez se reabrió la consulta para salud mental, y esto se debe al estrés y la incertidumbre que todavía hoy estamos viviendo en todos los aspectos debido a que la pandemia no ha terminado.
La importancia de la salud mental
En Panamá, quienes atienden la salud mental, ya sea psicólogos, psiquiatras o neurólogos llevan adelante una fuerte lucha para romper estereotipos sobre la misma y resaltar la importancia de tener una buena salud mental para el desarrollo de nuestras vidas.
Rodríguez menciona que en los grupos etarios aún se sigue percibiendo cierta resistencia cuando se recomienda a las personas acudir a un especialista de esta rama, porque piensan que se les está llamando locos, pero los pacientes jóvenes y de mediana edad son más receptivos a estas recomendaciones, porque han entendido en qué consisten estas profesiones.
“Actualmente los psiquiatras y psicólogos tienen muchas estrategias para tratar traumas mentales. En los pacientes mayores de 60 años aún existen ese estigma de que el psiquiatra es para pacientes que tiene problemas de enfermedad mental, pero eso poco a poco va cambiando”, señaló Rodríguez haciendo el llamado a las personas que están sufriendo algún trauma emocional a que busquen ayuda porque existe solución.
¿Cómo ayudar a sanar el cerebro?
El especialista recomendó a las personas vivir el día a día sin pensar en lo que pueda suceder en el futuro, dormir ocho horas diarias indicando que la cama solo debe ser usada para ese fin, disminuir el bombardeo de información y el uso de redes sociales.
También aconseja tener una adecuada alimentación, evitar el exceso de carbohidratos, aumentar el consumo de frutas, hacer ejercicios físicos por al menos 20 minutos y hacer ejercicios mentales como sopas de letras, crucigramas, leer libros y disminuir la exposición a la televisión.
Mientras que los que están en un ambiente laboral que han experimentado complicaciones, sugiere que busquen atención médica para saber qué es lo que está sucediendo.
Si usted no tiene la capacidad económica para acudir al servicio privado, en algunos centros de salud de la ciudad y en las policlínicas a nivel nacional se ofrece atención psicológica y psiquiatra a las personas que lo requieran.
Sin duda la COVID-19 es una enfermedad que ha causado daños colaterales en muchas dimensiones, tanto para los que la han padecido como para los que no, pero es justo la salud mental la parte a la que menos le prestamos atención y la más valiosa pues se puede ver comprometido uno de los órgano más importante del ser humano, el cerebro.