¿Peligra nuestra comida?
Seguridad alimentaria
Se ha preguntado usted alguna vez: ¿Qué pasaría si se agudiza la crisis mundial, ya sea por razones geopolíticas, económicas o climatológicas, que hagan que escaseen los alimentos? ¿Está preparado Panamá para tener a disposición comida para su población?
Los altos costos del combustible hicieron que en la última semana de junio productores y camioneros no sacaran mercancía de la provincia de Chiriquí.
El golpe se sintió en el bolsillo y en la mesa de los consumidores, hasta que se logró un acuerdo.
Lo ocurrido en esa semana da rienda suelta a la imaginación sobre lo grave que sería depender de otros para poder tener acceso a los alimentos.
En el agro se manejan dos conceptos:
La soberanía alimentaria, que es la capacidad de los pueblos de producir sus propios alimentos. Y la seguridad alimentaria, que es la capacidad del país, de ofrecer alimentos a precios accesibles a la población.
Pero Panamá no tiene ninguno de los dos.
Al respecto, el productor y comercializador Sebastián Peña asegura que "ningún país" puede producir totalmente los alimentos para su población.
Desde el punto de vista del comercio internacional, Panamá, al igual que muchos países en el mundo, es vulnerable; y la soberanía alimentaria es una tarea pendiente de todos. Siempre se va a necesitar el intercambio comercial.
El arroz, los cereales y el maíz son los productos más sensitivos a nivel mundial.
El productor de arroz y dirigente de ese gremio, Franklin Barría dice que a pesar de las dificultades, hay un compromiso y responsabilidad con la población, de seguir sembrando.
De hecho, la realidad es que a pesar que se aprobó recientemente la importación de 600 mil quintales de arroz al país como respaldo, arroceros aseguran que hasta el momento no se ha logrado conseguir a quién comprarlo. Unos porque no están dispuestos a venderlo y otros porque lo están vendiendo muy caro.
El productor y comercializador Esteban Fistonich destaca que muchos países querrán proteger la comida de su población, a la cual le dará prioridad de alimento sobre los demás.
Los productores de arroz del país aseguran que tienen el compromiso y la responsabilidad de seguir sembrando el grano. Sin embargo, hay una realidad. Los altos costos de los insumos, de los fletes, las condiciones climatológicas, entre otras situaciones, pudieran hacer que un día decidan no sembrar más y dedicarse a otra cosa.
Así lo admite el productor arrocero Franklin Barría; mientras el productor Sebastián Peña destaca que todavía hay tiempo de prepararse ante la posibilidad de escasez de alimentos a nivel mundial.
En el Ministerio de Desarrollo Agropecuario aseguran que apoyan al productor nacional y que actualmente se produce más.
Sin embargo, la pandemia de Covid 19 y la guerra en Ucrania no solo han causado el cierre de actividades económicas, sino del transporte terrestre y marítimo, más el costo del combustible y la energía. Y hay productos tan sensitivos como el maíz, que tienen muy baja producción.
El consumo anual de maíz es de 10 millones de quintales, pero solo se producen 2.4 millones de quintales como mucho al año. Esto provoca la necesidad de importar anualmente 8 millones de quintales de maíz al año.
El MIDA dice que sí hay productores, pero es necesario cambiar la tecnología para producir más.
El ministro del mida Augusto Valderrama asegura que hay seguridad alimentaria en Panamá, pero recomienda a todo el que pueda, que aproveche la tierra y siembre.
Un aspecto positivo es que la pandemia se convirtió en el escenario que impulsó iniciativas como los huertos comunitarios.
En la Junta Comunal de Don Bosco aseguran que tienen a unas mil personas capacitadas y su alcance se extiende a otros puntos del país. En muy poco espacio, sembrar de todo tipo de productos.
De hecho, en pandemia, un grupo de vecinos de Don Bosco pidió permiso para utilizar este lote baldío. Ese trabajo continua porque ven cómo va subiendo el costo de los alimentos.
El desabastecimiento de alimentos por cuales quiera sean las razones, es una situación que puede ocurrir en un futuro porque la demanda de alimentos crece.
Por eso es necesario implementar políticas de estado a corto, mediano y largo plazo y apostar a la tecnología y a la innovación, no solo para producir, sino hasta para almacenar alimentos en caso de elevada producción.