Semillas de contrabando y bacterias: las amenazas a la producción de arroz en Panamá
Arroz en Panamá
Ciudad de Panamá, Panamá/Más de un 75% de las semillas de arroz que se siembran en los campos panameños entran al país de contrabando desde Costa Rica, con el consiguiente peligro de incrementar enfermedades en el grano, como es el caso del llamado añublo bacterial, causado por la bacteria Burkholderia glumae, que ha provocado estragos en la producción arrocera de la vecina nación.
Quienes contrabandean las semillas lo hacen perdiendo de vista que Costa Rica tiene cuatro regiones arroceras muy diferentes a Panamá, toda vez que allá el suelo es volcánico, por lo que ese material genético en dos años desaparece al ser utilizado acá, por ser improductivo, afirmó Evelyn Quirós, investigadora del Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (Idiap).
No obstante, su uso contribuye a agudizar el impacto negativo en el grano, ya que los productores afectados tratan de minimizar sus efectos utilizando bactericidas, “empeorando la situación”.
La bacteria Burkholderia glumae impacta fuertemente el llenado del grano, provocando una decoloración en la panícula, el manchado de espiguillas y del grano, además de generar la pudrición de la vaina.
Arroceros consultados en la provincia de Chiriquí, donde el contrabando es casi que incontrolable, por ser fronteriza con Costa Rica, prefirieron guardar silencio.
No obstante, uno de ellos, que pidió el anonimato, dijo que el contrabando lo hacen tanto sus colegas como algunas empresas que luego venden las semillas a nivel nacional.
Agregó que la falta de producción de semillas por parte del Idiap, que libera una semilla cada cuatro o siete años, mientras que en otras naciones la norma es de cuatro o cinco variedades por año, “nos obliga a traerla de manera no regular, pues tenemos compromisos que hay que cumplir”.
Para Quirós, esto solo es una excusa, además de que es una versión totalmente equivocada, pues en 2017, 2019 y 2022 el Idiap ha liberado material genético luego de diferentes análisis, tendientes a garantizar la seguridad ambiental del país. “No podemos liberar semillas alegremente, ya que debemos validarlas en el tiempo”, acotó.
Lamentó que en Panamá haya una deficiencia en la producción de semillas, de parte de inversores privados, ya que es muy costoso, pues hay que tener suelos tratados para garantizar la calidad del material genético.
Al contrabando de semillas de arroz, detalló, se le suma el mal manejo, o abuso, que hacen los productores de los agroquímicos, sobre todo en la etapa inicial de la siembra, ya que utilizan, por ejemplo, cuatro litros del herbicida Propanil, ampliando el riesgo, que la investigadora califica de “mucho más grande” que la causada por la Burkholderia glumae.
Quirós también hizo la observación del uso desmedido del herbicida no selectivo glifosato, prohibido en varias partes del mundo, y que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud, lo clasifica como genotóxico -que causa daño al ADN-, carcinogénico para los animales y “probablemente carcinogénico” para los humanos.
El glifosato se emplea generalmente en el proceso de preparación del campo antes de la siembra y para la limpieza del terreno.
Un estudio realizado en 2020 por el biólogo entomólogo, Raúl Carranza, y la bióloga ornitóloga, Ana María Jiménez, indica que generalmente de los agroquímicos utilizados en el país el 41.8% son herbicidas, el 28.9% son fungicidas, el 26.6% son insecticidas, el 1.1% son nematicidas, el 1.1% grupos variados por grupo que controla, rodenticidas, molusquicidas, bactericidas, virucida y por último un 0.2% de acaricidas.
La investigadora del Idiap explicó que en varias oportunidades se ha instado a los arroceros a que cambien sus periodos de siembra, tomando en cuenta las variables climáticas, pues no es recomendable sembrar a finales de enero, febrero, marzo y mediados de mayo, tal y como lo hacen.
Lo aconsejable, añadió, es que siembren en junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre, diciembre y hasta inicios de enero, aunque admitió que hasta cierto modo es difícil que cambien su programación de siembra del cultivo.
Al referirse al contrabando de semillas desde tierras ticas, una fuente del Ministerio de Desarrollo Agropecuario reconoció que la pasividad de las autoridades del ramo es notoria, “pues se la han pasado acariciando la idea de que una ley es la que arreglará los problemas del sector, cuando lo que se necesita es acción”.
El informante hacía referencia a la ley de Política Agroalimentaria del Estado, que en enero próximo debe ser sancionada por el presidente de la República, Laurentino Cortizo Cohen, norma que tiene como cabeza visible al ministro consejero, Carlos Salcedo.