Ser mujer en Panamá: Entre pocos espacios de participación y falta de leyes contra el acoso
Día de la Mujer
Pese a las grandes conquistas que han tenido las mujeres en diferentes ámbitos de la sociedad, aún son muchos los estereotipos que se deben vencer para considerar tener una sociedad justa, con igualdad de oportunidades y alejada de la violencia de genero.
Los esfuerzos de las mujeres por hacerse ver, sentir y escuchar dentro de los estratos sociales han sido enormes, logrando poco a poco escaños de liderazgo, pero falta mucho para estar a la par de los hombres, y aunque muchos trillan de que tienen las mismas posibilidades, lo cierto es que las consideraciones de que deben ser las encargadas del bienestar familiar y del hogar siguen ensombreciendo sus capacidades.
Desde 1945, cuando en Panamá se abren las puertas al voto femenino, unas 58 mujeres han logrado ocupar curules en el Órgano Legislativo. Actualmente hay 17 mujeres de 71 diputados.
Hay que destacar que la lucha de las damas por tener voz y voto inicia con la creación del Partido Feminista en 1923 por Clara González, con el que se impulsó el derecho al sufragio, que se venía gestando desde 1920 con el apoyo de la Federación Obrera y es concretado en la modificación a la Constitución en 1945 y con ello las primeras postulaciones de candidatas mujeres a puestos de elección popular.
Hoy, 78 años después, solo el 22.5 % de los diputados de Asamblea Nacional son mujeres, en los gobiernos locales las mujeres solo ocupan un 14 %, y peor aún, solo el 10 % son representantes de corregimiento.
Mientras que, en el gabinete presidencial solo hay 4 mujeres ministras y 8 viceministras de 16 ministerios existentes.
Según datos preliminares del último Censo de Población y Vivienda, en Panamá el 50.4% de la población son mujeres, pero cuando vemos la participación de las mismas en los cargos de toma de decisiones, ya sea por elección popular o designación, se puede observar una marcada desigualdad.
Para la exdiputada Ana Matilde Gómez, la participación de la mujer en la política es importante para hacerse visible en cantidad, y calidad, sobre todo en lo que puede aportar la mujer al desarrollo nacional, como instrumento de transformación y cambio.
Considera que las mujeres no pueden ser dejadas por fuera cuando están a punto de convertirse en el 51 % de la población panameña.
De acuerdo con el 'Estudio de mitos y percepciones sobre la participación política de las mujeres y la intención de voto para mujeres políticas de Panamá’, realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD-Panamá), la media regional de mujeres dentro de los puestos de tomas de decisiones es de 28.5 %, pero en Panamá solo ocupaban un 25 %.
De igual manera ocurre con los puestos de elección popular, en la región la media para puestos legislativos es de 31.6 %, para autoridades locales o alcaldías del 15.5 % y para representantes de corregimientos es de 29.9 %.
Así las cosas, Panamá está por debajo de la media regional en todos estos aspectos.
Para la profesora Nelva Reyes de la Central General Autónoma de Trabajadores de Panamá (CGTP), esta situación se da porque ha habido una discriminación de manera sistemática, porque la toma de decisiones la cubran los hombres, y las mujeres son utilizadas hasta cierto sentido para obtener los votos, pero no para tomar las decisiones
“Esto es un llamado a todas las mujeres, tenemos que participar, pero que usted pueda participar y tomar decisiones que vayan también en función de los derechos de las mujeres”, expresó.
Mujeres se enfrentan a la violencia y los estereotipos.
En pleno siglo XXI y con todos los avances tecnológicos y de la sociedad, las mujeres siguen siendo víctimas de violencia, no solo la doméstica que parece seguir en aumento, sino violencia callejera, y de género, al punto que cuando se impulsan iniciativas en contra de las mismas son objetos de burla.
De acuerdo con Gómez, que presentó una iniciativa que castigaba el acoso callejero, estas situaciones se dan porque aún hay una sociedad machista que se resten a reconocer los mecanismos de discriminación de la participación de la mujer.
“La violencia que la mujer vive se manifiesta de diferentes formas, una de ellas por ejemplo es en las calles, a la que se expone la mujer al salir, al mercado laboral, a la participación política a simplemente existir”, recalcó.
Señaló que, la mujer con el simple hecho de salir a la calle se expone a actos violentos como el acoso. Destacó que la utilización de la figura femenina como un medio para atraer consumidores y compradores es parte de la descomposición social.
Según datos estadísticos del Ministerio Público, en el 2022, se registraron 21 femicidios, 20 muertes violentas de mujeres y 20 intentos de femicidio.
Los tres grandes retos que la mujer enfrenta en la sociedad
Por su otra, la profesora Nelva Reyes, opinó que las mujeres enfrentan tres grandes retos dentro de la sociedad panameña que son el acceso a trabajos y salarios dignos; la violencia y el femicidio; y mejores oportunidades de educación, sobre todo en los sectores indígenas, campesinos y pobres del país.
“No podemos seguir viendo cómo desaparecen niñas y como asesinan mujeres y se mira para otro lado. El gobierno nacional no ha querido asumir el reto de poner un alto a la violencia”, afirmó la dirigente.
Reyes destaca que es necesario impulsar políticas públicas de prevención de violencia contra la mujer, además de establecer campañas que vayan en ese sentido.
Iniciativas que buscan garantizar oportunidades laborales
Reyes manifestó que este 8 de marzo, se presentarán a la Asamblea Nacional para presentar un proyecto de Ley que garantice el trabajo a las mujeres, pero sobre todo que prohíbe la petición de prueba de embarazo, y certificado de salpingectomía, a las mujeres tanto en el sector público como privado.
“Queremos que se establezca eso en la Ley, eso está prohibido y violenta todos los convenios internacionales que Panamá ha ratificado”, recalcó Cruz sobre la petición de estas pruebas a mujeres que esperan ingresar al mercado laboral.
Considera importantísimo que se garanticen las oportunidades laborales a las mujeres que son cabeza de hogar, porque son ellas quienes garantizan la alimentación y educación de sus hijos.